Te estaba esperando, todos estos años;
soñaba despierto contigo
y te sentía tan cercana
a mi alma, alma mía
¡cuánto te estuve aguardando!
Y dejé pasar legiones
de amores y de veranos;
tuve tantas noches solas,
imaginando que me estrechabas...;
en ti yo mi fe tenía,
y seguro, te esperaba;
yo sabía que vendrías
a mi vida, que el destino
bondadoso, algún día,
en mis brazos te pondría;
no había visto tu sonrisa,
ni aún tus ojos primorosos,
pero conocía el brillo
de tu mirada templada
la dulzura de tu enojo,
la elocuencia de tu gesto
y tus labios amorosos
Sin conocerte, yo, amor
conocía a tu corazón...