Te veo brillando en llamas
pero no me acerco,
porque me quemo.
Puedo tan solo
mirarte desde lejos
desearte, y no tenerte,
idearte en mi mente,
idolatrarte y morir así, de amor;
tan lentamente...
Porque la suerte... sí...
porque la suerte nos ha odiado
y condenado a ser dos enamorados
cuyos destinos se han cruzado
para separarse de repente...
Porque la muerte... sí...
porque la muerte...
Porque la muerte te ha robado
y de mí se ha burlado
¡y aún se ríe de mi llanto...!
Y te extraño...
Y a veces...
te llamo y no me contestas;
te busco sin encontrarte, y me desespero;
y si entonces me duermo,
te veo en mis sueños, y olvido que ya te fuiste
y despierto; ¡qué dolor!
Y no te veo.
¡¿Por qué te fuiste?!
¿Por qué te has ido...?