I
Yo era fuego;
tú eras viento, y me encendiste
con el risueño canto de tu risa alegre,
en hoguera me convertiste;
y melodía, volviste, lo que antes fue llanto...
te metiste en mis ideas, y pintaste,
en mi mente, paisajes
de lo que antaño fueron tintas negras,
con los colores más brillantes del ensueño,
y a mi escéptico corazón, ilusionaste...
II
Sí; así; sigue pintando,
con la esperanza de tus ojos soñadores,
abismos de fantasía;
llévame;
a los mundos que tú creas
con cada respiración,
con cada sonrojo de tus mejillas...
Sigue siendo mi motivo,
aduéñate de mi mente;
y no dejes un rincón en blanco y negro...
Reinvéntame, creadora,
y con el bálsamo de tu imaginación
unge mis ojos profanos...
purifícame con tu pensamiento fugaz...
Hazme nacer, y renacer, cada día.
III
Hazme ciego de tu fe;
liberto de prejuicios, y de imposibles y de límites.
Condúceme por las galaxias de tu amor
donde arderemos juntos, como los cometas.
Modélame a tu imagen,
que quiero ser, como tú, un soñador despierto...
quiero alas;
desencadena mi mente;
¡libérame...!
Y si la cotidianidad me arrastra,
si la sociedad, me vuelve a poner cadenas...
Píntame de nuevo paisajes,
y aun, hazme creer,
que lo único irreal...
Es ser realista.