Antes odiaba el cielo, pero me excuso;
yo no sabía, que hasta el cielo, volarías...
Ahora tengo que enfrentar, con valentía,
este dolor que la muerte me impuso...
Siento que no te mostraré más
las estrellas que solíamos contar;
¡adiós, amor; adiós...!
Esperaré poder verte, una vez más...
Por ti, hoy amo el cielo: porque tú estás en él.
Lo miro y te busco, y no te encuentro, y me angustio...
si está alegre y soleado; o nublado y mustio...
"¿dónde está?, ¿dónde está? Le pregunto a Aquél..."
De tu partida y el dolor,
de los recuerdos y tu amor,
de la destrucción de mi corazón,
he extraído una conclusión:
que con lo primero que ves,
la vida te da los pies;
que con el último suspiro que exhalas,
la muerte, te da las alas...