Capítulo 15

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— ¡¿Qué haces aquí?! — Le pregunté a Frank.

Todo el mundo nos mira; ¡Qué puta vergüenza!

— ¿Qué crees? — Sus palabras salieron cargadas de sarcasmo. — Vengo a llevarte a casa. — Hizo el ademán de querer tomarme de la muñeca pero yo, más por instinto que por conciencia, me alejé inmediatamente.

El resto sucedió exageradamente rápido, realmente duraría menos de un segundo el tiempo que me tomó ver las expresiones faciales de los presentes, pero en mi mente transcurre en cámara lenta la forma en la que todos me miraban y susurraban cosas entre sí. Aidan realmente parece bastante confundido con lo que está sucediendo, como si me estuviera pidiendo explicaciones con la mirada. Bronx, por su parte, se cubre el rostro en son de vergüenza ajena, que es lo mismo que yo haría si esto le estuviera pasando a otra persona, pero ya que es a mí a quien le está sucediendo, mi nivel de vergüenza es INMENSO, tanto, que me provoca salir corriendo a esconderme debajo de una piedra y no salir nunca más, pero al mismo tiempo, no podría hacer eso, porque entré en un estado de shock tan grande, que fue como si mis sentidos se hubiesen anulado, de manera que cuando volví a asimilar la situación, ya estaba afuera, ¡Porque Frank esta vez sí logró agarrarme de la muñeca y sacarme a rastras mientras me regaña! ¡¿Qué mierda le pasa?! Esta ha de ser la primera y, por lo tanto, la peor humillación que he sufrido en toda mi vida.

— ¡¿Qué te sucede?! — Le grité una vez que estuvimos de afuera, caminando hasta donde está aparcado su auto. — ¡Suéltame!

— Eres una mocosa malcriada. — Dijo de forma hostil mientras suelta mi muñeca para abrir la puerta trasera. — Entra al auto.

— Púdrete. — Le respondí antes de entrar. — ¿Cómo supiste exactamente dónde vive Aidan si nunca te di la dirección?

— Tenías la dirección anotada en uno de tus cuadernos. — Dijo encogiéndose de hombros, mientras se coloca el cinturón de seguridad y luego procede a encender el auto.

— ¡¿Encima, revisaste mis cosas?! — Terminé de explotar de indignación. — ¡¿Pero quién te crees que eres?! — Me mira arqueando una ceja a través del retrovisor. — ¡Me has arruinado todo! ¡¿Por qué tenías que venir y hacer todo ese escándalo?! ¡No tenías derecho de hacer eso!

— ¿Quién dice? — Responde calmado, a pesar de que yo estoy hirviendo en furia.

— ¿Es necesario recordarte que no eres mi padre? Nada de lo que yo haga es tu maldito problema.

— Pues resulta. — Esta vez, levantó un poco la voz. — Que tu padre está en casa, llorando de preocupación por tu culpa, pensando en todas las posibles cosas que pudieron haberte pasado, sin contar con que al principio estábamos muy asustados porque no sabíamos tu ubicación exacta. Pero claro, dudo que puedas entenderlo, ya que te cuesta mucho pensar en los demás.

Sus palabras me dejaron boquiabierta; ¡Qué atrevido es!

— Pero no me sucedió nada malo. — Decidí bajarle un poco a mi intensidad, a pesar de que el veneno en las palabras de Frank sólo me hacen odiarlo un poco más. — Y no me iba a suceder nada malo... Por Dios, era una fiesta sana.

— Hueles a cigarro... — Mencionó.

— ¡¿Y qué?! ¡Había gente fumando, pero eso no significa que yo lo haya hecho! No hice absolutamente nada malo y, además, no es que Aidan hubiese permitido que hiciera tal cosa, porque él sí es un buen chico... No se la pasa grafiteando propiedad pública, o siendo arrestado por tener marihuana consigo... Ya sabes... Esa clase de cosas. — Alegué con bastante cinismo.

— ¿De dónde sacaste algo así? — Él parece captar la indirecta.

— Sé cosas...

— ¿Qué clase de cosas?

Daddy's New Boyfriend; FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora