Capítulo 16

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Bronx me trajo a casa como de costumbre. Al llegar, Bela comenzó a perseguirme, lo cual también se ha vuelto todo un hábito para ella. En la sala sólo estaba mi papá, sentado en el suelo dibujando con las gemelas.

— Hola. — Lo saludé, esperando que, después de las horas que pasé en el colegio, él haya recapacitado y se haya dado cuenta de que lo que debería hacer es hablar conmigo y quizás castigarme en vez de sólo ignorarme.

¡Pero no! Él sigue fingiendo que no existo, y las gemelas son las únicas que contestan mi saludo antes de volver a sus dibujos.

El hecho de que mi papá me estuviera ignorando era frustrante esta mañana, pero ahora sólo es triste.

— Papi... — Quiero insistir, porque ya estoy a nada de ponerme a lloriquear como una bebé. — ¿Por qué no podemos hablar?... D-De verdad lamento lo que hice...

Y nada; no hay respuesta... Él sólo habla con esas niñas que ni siquiera son sus hijas; ahora pasa más tiempo con ellas que conmigo.

Decidí rendirme y subir a mi cuarto, y cuando caminé hasta las escaleras e iba a comenzar a subir, vi que la puerta se abrió y apareció la razón de mis desgracias: La rata.

— ¡Papi! — Las gemelas se levantaron y corrieron a abrazarlo y enseñarle los dibujos que hicieron con ayuda de mi papá.

Frank sonríe y les dice a las niñas que son unas artistas, mi papá pronto se levanta lentamente del suelo y luego se acerca a él para recibir también su dosis de cariño; Frank lo abraza, le da un beso en la boca que provoca que las mejillas de mi papá se ruboricen. Ambos se ven muy felices junto a las gemelas, parecen la familia perfecta y me dan ganas de llorar porque yo no encajo, no pertenezco aquí con ellos.

Solté un suspiro antes subir a mi cuarto. Bela hizo el intento de seguir persiguiéndome, pero no puede subir los escalones a mi ritmo, es súper lenta porque está vieja y ciega; me da un poquito de lástima.

— Ya que eres la única en esta casa a la que parece importarle mi existencia, ¿Quieres hacerme compañía? — Me siento tonta al hablarle a un perro, pero supongo que esos son los extremos a los que puedes llegar cuando eres ignorado en casa.

Cargué a Bela en mis brazos y terminé de subir los escalones.

— Oh, qué asco. — Me quejé cuando me lamió el rostro. — No hagas eso. — Pero lo volvió a hacer y, esta vez, me hizo cosquillas y terminé riendo. — Tengo que estar muy desesperada como para querer pasar tiempo contigo.

Entré a mi habitación y dejé a Bela en el suelo, al menos, a diferencia del resto de los perros de Frank que son más jóvenes, Bela no es para nada hiperactiva, por lo que puedo confiar en que no va a hacer un desastre en mi cuarto.

Me quité los zapatos y me cambié de ropa por algo más cómodo antes de sentarme en mi escritorio a hacer la tarea, y ella se acomodó en mis pies, tratando de escalar en mis piernas de vez en cuando, hasta que llegó un momento en que le permití subir a mi regazo y continué escribiendo el ensayo que debo entregar mañana. De vez en cuando, sucumbía ante el impulso de acariciarla, y ella movía la cola o me lamía las manos, lo cual me sigue pareciendo asqueroso pero siento que podría acostumbrarme.

Cuando terminé el ensayo, vi que el reloj de mi celular marca apenas las cuatro y no tengo nada más que hacer, ni siquiera tengo algún fic que leer o ganas de hacer algo en general.

Por culpa del mismo aburrimiento, decidí pintarme las uñas, así que busqué entre mis cosas la caja donde guardo mis esmaltes y stickers para las uñas.

Me senté en la cama; no quería subir a Bela porque me parece de lo más antihigiénico tener perros en tu cama, pero ella hizo un esfuerzo tan grande en querer subirse, tanto que siguió intentando sin importar cuántas veces se cayó. Y de nuevo, me dio lástima y la subí, dejando de lado mis escrúpulos.

Daddy's New Boyfriend; FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora