Capítulo 28

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El lunes, cuando llegué al colegio, Bronx parecía estar esperándome en el salón de clases, porque me guardó el asiento detrás de él, y apenas me vio llegar, dio por terminada la conversación que estaba teniendo con varios chicos.

— Bandiiit ¿Qué tal tu cita? — Me preguntó bastante animado.

— Salió bien... Bastante bien. — Le mostré una sonrisa enorme mientras tomaba asiento sobre la mesa de mi pupitre. — Me llevó a jugar mini golf.

— Uuuhhh. Eso es romántico.

— ¡Sí! Y de hecho casi me moría al principio cuando yo estaba jugando mal y entonces él me ayudó a sostener el palo de golf; se puso detrás de mí y sostuvo mis manos ¡Estaba súper cerca! Y después-¡Oh! ¡Hola, Melissa! — Me interrumpí a mí misma cuando la vi entrar. Ella se acercó y me devolvió el saludo con una sonrisa. — Ven, siéntate aquí. — Señalé el asiento a mi lado. Al principio pareció estárselo pensando porque sentarse cerca de mí implica sentarse cerca de Bronx, pero al menos lo hizo. — Llegas justo a tiempo; le estoy contando a Bronx sobre mi cita con Aidan el sábado.

— Y llego a tiempo... ¿Para?

— Pues para escuchar. Duh. — Dije con bastante obviedad.

— No me importa mucho saber los detalles sobre tu cita... — Se encogió de hombros, y de repente sentí que volvíamos al principio, donde ella era algo odiosa conmigo. Y realmente no entiendo el porqué. — Creo que lo único que realmente importa es si él te trató bien; ¿Lo hizo?

— Obvio que sí.

— Bien, entonces eso es suficiente. — Dijo sin más, antes de buscar su celular, conectar sus audífonos y desentenderse por completo de nosotros, lo cual realmente se me hace muy raro.

— Mmm... O-kay... — Fue lo único que pude decir antes de volver a enfocar mi atención en Bronx.

— Yo también tengo una pregunta. — Dijo él, ignorando lo que acababa de pasar. — ¿Conseguiste tu primer beso? 

— Casi.

— ¿Casi? — Me miró incrédulo. — ¡Bandit! ¿Qué pasó? Si no hubo beso entonces las cosas no salieron taaaaan bien como dices.

— ¡Claro que sí! Te digo que CASI sucedió.

— ¿Y qué lo impidió entonces?

— Mira; cuando Aidan me llevó de regreso a casa, íbamos a besarnos, te juro que estaba por pasar y ¡Agh! Mi papá abrió la puerta y nos interrumpió.

— ¡Nooo! ¡Qué mal! — Se dio un facepalm.

— ¡Lo sé! Lo odié por un segundo... — Repetí mis palabras en mi mente. — Olvídalo. No puedo odiarlo; es imposible. — Me rectifiqué.

— El lado bueno... Es que si estuvo a punto de pasar, pasará de nuevo.

— Sí... Supongo.

— Yyyyy... Si iba a besarte... Significa que también le gustas.

— Supongo. — Repetí.

— Entonces... Siendo así... Puedes confesarle lo que sientes.

— Ni cagando. — Alegué con total seguridad.

— ¡Pero Baaaaandiiiit! Si ahora sabes que le gustas, ¿Por qué simplemente no le confiesas que él te gusta mucho? Así se hacen novios y listo. Fácil.

— Aún me daría vergüenza decir algo así... Ya te lo dije; sólo quiero que las cosas fluyan.

— Allá tú con tus malas decisiones. — Se encogió de hombros. — Pero yo, como buen amigo que soy, te aconsejo que se lo digas, porque capaz que si no se lo dices, pierde el interés en ti y entonces te jodiste.

Daddy's New Boyfriend; FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora