Sarah

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-Oye...

-Dime.

-¿Cómo te enamoraste de mí?

-Mmm...

Sarah usualmente no hacía ese tipo de preguntas, por lo cual me pareció muy extraño que lo hiciera.

-Creo que fue por tu sonrisa.

-Dije cómo, no de qué.

-...

-...

-Cuando me ofreciste la mano al conocerte; así fue.

-¿Nada más?

-Pues...

Meses antes, en vacacional me pareció haberla visto muchas veces, pero de lejos; no es que me haya gustado instantáneamente, de he hecho, le llegué a notar cuando le recogí el dossier a Carol y empezó el bullicio. Creo que ella no me notó en lo absoluto en el vacacional. Sólo la veía los lunes, miércoles y viernes. Ella se sentaba a la otra pared de donde me sentaba yo.

Cuando la llegué a conocer, aquel martes, me quedé ... (error para expresar sentimientos otra vez; de he hecho, me pasa muy seguido) y me dije: Demonios, qué hermosa sonrisa. Cuando estuvimos, creo que se lo dije como un par de billones de veces. Me encantaba todo de ella, siempre se lo dije. Para mí era perfecta y nadie más lo era. Era hermosa. Esos ojos marrones claros, como un chocolate hecho con mucho amor (que, por cierto, le encantaba el chocolate blanco); su sonrisa resplandeciente, sus cabellos del mismo color que sus ojos, su forma de ser, su... TODO.

Por más que quisiera, siempre nos sentábamos lejos. Yo tenía ese pensamiento que NO necesariamente teníamos que estar juntos TODO el tiempo. Cada uno también tenía derecho de hacer su vida y relacionarse con quien quiera. Ella se relacionaba más con hombre y yo, bueno, yo con todos los que me aceptaran. Sarah y yo teníamos la misma mentalidad, excepto por una pequeñísima razón: CELOS. Sarah era muy celosa (aunque creo que "muy" le queda muy chico), lo cual, a veces (sólo a veces), me causaba cierto tipo de gracia. No era de las que se enojaba porque le daba un beso o abrazo, literal, con sólo hablar con ellas, se enojaba y ponía el típico emoji ":)" en cada conversación en la cual se mencionaba el tema.

-¿En serio?

-¡Qué, ya deberías saberlo!

-Debe ser una broma.

-Para ti todo es una broma, seguramente yo también lo soy, ¿no es así? Claro, como ya tienes a tus amiguitas, ya no me necesitas a mí. Pero si quieres vete, no te detengo, vete.

-Ay... ya dijo la palabra.

Creo que a la mayoría de mujeres, cuando se ponen celosas, sacan a las AMIGUITAS (pum pum, truenos, truenos y música aterradora de fondo). Nunca entendí por qué, pero en parte me daba gracia, y por otro, miedo. Me perturbaba el sólo hecho de que cada vez que conversaba con cualquier chica, me dijeran:

-Oye, y, tu novia..., bueno...

-¿A ti también?

-Si es a lo que me refiero, sí.

La verdad, nunca supe qué les decía o hacía, ni tampoco me interesó mucho que digamos.

Al contrario de ella, yo no era tan celoso. No es que no lo era en lo absoluto, o sea, sí, pero no tanto.

Cosas que nos daban gracia. Cuando empezó a hablar y relacionarse más con hombres, fue en septiembre u octubre (creo), y a veces me daban celos. Cierta vez, me di cuenta que se estaba llevando bien con un chico que antes le caía mal, de he hecho, se llevaban demasiado bien...

Era un Martes 7...Where stories live. Discover now