Secundaria

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En todas las vacaciones no ocurrió casi nada que me impactara. Todo fue tranquilo y sereno. Y como era de esperarse, volvía a clases dentro de poco.

-No me jodas...

Había ido a ver mi posición dentro de las aulas, y me llevé con la decepción de que había bajado, otra vez. Me frustré tanto que lloré. Lloré como un niño. Hacía tiempo que no lloraba.

-¡Pero es una injusticia!

-Lo sé, lo sé...

Mis padres trataban de consolarme, pero no podían. Pero eso era solo un poco para lo que pasaría después. Jamás olvidaré ese año.

-Tenía razón. De nuevo.

-Sí, sí, sí, ya, lo sé; pero te juro que me esforcé.

-Tal vez no fue lo suficiente.

-Pero... ASH! No puedo soportarlo...

-Tienes este año para revindicar todo esto...

-¿Y si no lo logro? ¿Y si vuelvo a caer como los años pasados?

-Confío en que lo lograrás. Estoy segura de eso.

Hablaba con Sarah sobre lo ocurrido. La relación que teníamos era muy fuerte. Siempre estuvo ahí para mí.

Cuando se lo comenté a los demás, no lo podían creer. Y es que, en serio, era una injusticia. Se suponía que los ocho primeros de cada aula se mantendrían en la misma el próximo año; y quedé octavo. Los puestos no se podían repetir. Tenía chance, pero no sé qué fue lo que sucedió.

Seguía llorando.

Me seguía decepcionando de mí.

Llegamos a clases. Mi aula, cada vez más lejos que la primera. Quería desaparecer cuando vi la lista de los que estudiarían conmigo ese año. Christian, el chico que me había "robado" el afecto de Sarah, sería mi compañero, otra vez. El año pasado ni siquiera lo había visto en pintura. Y volvían algunos compañeros de primer año.

-Buenos días alumnos. Bienvenidos a su primer día de clases...

-Otra vez...

Maldije todo y quise llorar.

Era un Martes 7...Where stories live. Discover now