Con Sarah nunca nos llevamos mal. Teníamos peleas como amigos y como pareja, pero nunca llegamos a ese punto de enemistarnos. Ahora que solo éramos amigos, la conocía mucho mejor. La comprendía aún más que otras veces y seguíamos yendo juntos al paradero. Desde primer año, siempre íbamos así. Su paradero quedaba justo una cuadra antes que el mío. Las despedidas a veces eran extrañas, cursis, molestas, empalagosas y más descripciones.
Siempre pasábamos por una tienda en la cual ya nos habíamos acostumbrado comprar dulces y otras cosas. Habían dos rutas: la normal y la que era un poco menos transitada. La mayoría de veces optábamos por la segunda.
Algunas veces, amigos se percataban que estábamos juntos y que yo le cargaba la mochila y empezaban a molestar. Creo que eso le incomodaba mucho a Sarah.
Pasaron los días.
Todo iba con normalidad.
Creo que ya saben lo que sigue.
Aunque fuésemos amigos, nunca me dejó de gustar. El amor era muy profundo. Había marcado mi vida para siempre.
Comenzamos el año...
Ese año...
Aahh...
Ese año.
-¡Ese año! ¡Claro!
De vuelta a la realidad, había recordado un poco mejor lo sucedido.
-¡Susan! ¡Susan! ¡Susan!
Ella era la única que podría darme respuestas.
-¡Estoy recordando!
-¿Qué cosa?
-Aún no lo sé, pero me siento hiperactivo.
-Voy para allá.
Llegó a los pocos minutos de la llamada. Preparé un poco de café y nos fuimos a la sal de estar.
Empezamos a charlar, y al verla, lo tuve todo claro.
-Sarah.-Dije al fin.
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Era un Martes 7...
RomanceHace mucho tiempo que no recuerdo esto, hasta creo que olvidé el día. Pero había algo en esa historia que me dejaba un poco confuso, algo que me hacía rememorar lo que pasó una y otra vez...