-Despierta.
Dormía en el suelo de alguna u otra forma. Todo estaba fuera de lugar y muy desordenado. No había nadie más en la casa que no fuera yo.
-No puede ser.
Otra vez.
Las botellas estaban tiradas por toda la casa.
-I need help.
Fui al baño y me vi en el espejo.
Desde que se fue, todo ha cambiado.
Pero no puedo volver a esos días.
Ahora solo puedo pensar en mi trabajo y en mi familia. Mis padres. Mis hermanos. Mis verdaderos amigos.
-¿Porqué lo hice?
Ni yo lo sabía.
A veces, solo quieres desfogar lo que sientes. Quieres liberarte de todo. Quieres estar solo. Llorar.
-Si sigo así, nada cambiará.
Limpié toda la casa, busqué un abrigo, y fui a comprar un par de cosas.
Comprar.
-Oye amor, ten. Es de tus favoritos.
A Sarah le encantaba el chocolate blanco. Cada que podía, en los detalles que le hacía, le ponía uno.
-Te amo.
Verla feliz era lo único que me bastaba para serlo también.
El chocolate blanco.
Cómo me gusta.
Cuando ella probaba chocolate, cosas extrañas pasaban. Se ponía más activa y más alegre de lo común. Eso me daba risa.
Yo también lo comía.
-Toma.
-No, come tú.
-Toma.
-No, ya te dije.
-Toma.
-Amor, ya estoy lleno...
-Toma a la una...
-Pero...
-Dos...
-...
-Tres...
-Okokok.
Cada vez que le compraba algo de comer, se me quedaba mirando y me ofrecía un trozo. De nada servía que me negara a eso. Siempre veía la forma que yo comiera. Yo hacía lo mismo con ella, aunque a veces se molestara.
YOU ARE READING
Era un Martes 7...
RomanceHace mucho tiempo que no recuerdo esto, hasta creo que olvidé el día. Pero había algo en esa historia que me dejaba un poco confuso, algo que me hacía rememorar lo que pasó una y otra vez...