Boda

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-Carajo- dije cuando me levanté exaltado de mi sofá.

Era sábado por la tarde, y hacía un buen día. De he hecho, un día perfecto. Tan perfecto, como para una boda. 

-¿Cómo lo olvidé?

En 10 minutos me bañé y alisté para salir directo a la Iglesia. Si hubiera sido un invitado más, sería un poco justificable que llegara un poco tarde; pero era el padrino. Buscaba una corbata que cayera con el terno, pero por más que lo hacía, no encontraba la indicada. Revoloteé todo, y me encontré con una corbata "michi", como de los 80's, arrugada, con los ajustes un poco rotos y un poco empolvada. La sostuve por un momento y me pregunté que de dónde la había comprado y para qué. La volví a guardar y encontré la corbata que tanto buscaba.

Subí al auto, y para mi mala suerte, había un tráfico terrible. Llegué a las justas.

-¡¿Dónde te habías metido?!

-Me quedé dormido...

-¡¿Justo hoy?!

-Lo siento.

Empezó la ceremonia y entró la novia. Veía a todos felices y sólo pensé miles de cosas.

Mis hermanas se casaron hace años y recuerdo su cara de felicidad al llegar al altar; al igual que mi hermano al ver llegar a su amada a la Iglesia. Mi hermano mayor se casó hace 7 años, mi hermana mayor hace 5 y mi hermana menor hace apenas 2 años.

-Antes de culminar el sello de vida que he juramentado a estos esposos, debo preguntar: ¿Hay alguien de entre los presentes que se oponga a esta boda?

Hubo un silencio.

Nada.

-Siendo así, puedo proseguir con esta Santa Unión. Puede besar a la novia.

La algarabía que se hizo era indescriptible. Me sentí muy emocionado al ver a los esposos danzar sobre la pista y a los demás hacerlo también. Mis amigos se pusieron a bailar, y hubo un tiempo donde nos reunimos todos, con el nuevo esposo, e hicimos un juramento: Borraríamos toda evidencia de aquella despedida de soltero. Sacamos nuestros celulares y proseguimos con lo planeado. Todo salió bien.



Era un Martes 7...Where stories live. Discover now