Simplemente dejé que sucediera lo que tuviera que suceder.
Les mostré a mis nuevos compañeros mi habilidad con el lápiz para crear formas llenas de expresión artística. Tenía un par que sabía de lo que hablaba y empezamos a dibujar en un gran lienzo. No era la gran cosa pero nos sentimos orgullosos de nuestro trabajo.
-Yuriko, no molestes.
+Ya pues... Porfa...
-No y punto.
*Se enoja y me mira con cara amenazante*
-Okokokok. Pero solo porque me das pena.
A Yuriko se le había caído el celular en el bote de basura, y ni modo, tuve que sacarlo.
+Gracias.
-De nada.
El día pasó con total normalidad el resto del día.
Y no podía criticarlo, era viernes. El mejor día por dos sencillas razones: Fin de semana y piscina. Sabía nadar sólo lo básico, así que aprovecharía la oportunidad para mejorar mis habilidades y convertirme en un verdadero nadador. Desde pequeño me gustó ir a nadar, pero en un principio se me dificultó demasiado porque no sabía controlar mis movimientos y me tragaba agua la mayoría del tiempo.
Mamá y los médicos decían que nadar me beneficiaba en cierto modo. Eso me agradaba.
-¿Ok?-Atiné a decir.
El profesor dijo que formaríamos parejas para "aprender a nadar mejor".
El caso es que yo no elegí... me eligieron.
-¡Ven!
-OK.
Mi compañera de nado sería... Yuriko.
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Era un Martes 7...
RomansaHace mucho tiempo que no recuerdo esto, hasta creo que olvidé el día. Pero había algo en esa historia que me dejaba un poco confuso, algo que me hacía rememorar lo que pasó una y otra vez...