-No lo preguntaré de nuevo, dime, ¿dónde están?
-E-Entraron,,, E-Están dentro...
Entraron en la sala dos personas.
-¡Maldición, David!
-¡Barry! ¡Sólo una más!
-¡Sí!
Estábamos jugando a multiplicar dinero fácilmente. Un lugar de apuestas, de esos donde los más mafiosos del planeta se juntan para comparar los millones que roban de traficar y del estado. De esos donde se reunían fumones, ladrones, prostitutas, gallos, malandros, bandoleros, etc; pero aún era un poco temprano para que llegaran esas estrellas.
-¿Cuánto ganamos?
-Más de 30 fajos de los gordos.
-Guau.
Ingresaron preguntando por dos tipos.
Nosotros.
-Carajo.
-¡¿Qué hacen aquí?!
-¡No lo sé!
-Hay que encararlos de una buena vez.
-O-Ok.
Nos quedaron mirando, se acercaron a la mesa.
-Lo apostamos todo, y cuenta saldada.
Nos quedamos mirando fijamente el uno al otro, y como un instinto repentino, me dio la adrenalina de decir:
-Apostamos todo lo nuestro y lo de ustedes. Si ganamos, nos dejan en paz; si perdemos, les pagaremos el triple de la deuda.
-¡¿Estás demente?!
-Silencio Barry. Sé lo que hago.
No sabía lo que hacía. Estaba sudando frío. Teníamos pocas posibilidades de ganar.
Empezó el juego.
Cruzamos miradas por varios minutos. Todo estaba en juego ahora.
Sonaba Gangtan's Paradise a todo volumen, y aumentaba la presión.
Luego, después de varios minutos de adrenalina, de gritos de desesperación, se dijo:
-Fin del juego.

YOU ARE READING
Era un Martes 7...
RomanceHace mucho tiempo que no recuerdo esto, hasta creo que olvidé el día. Pero había algo en esa historia que me dejaba un poco confuso, algo que me hacía rememorar lo que pasó una y otra vez...