Carol y Anthony se gustaban demasiado, pero nunca se lo decían el uno al otro, hasta ese día.
Anthony tuvo la iniciativa (por influencia mía) y decidió hacerlo: se le declaró. No recuerdo bien el día, pero sí cómo fue:
Anthony sudaba frío y Steve y yo lo seguíamos presionando a que lo hiciera. Por otro lado, Carol estaba demasiado nerviosa y no sabía qué iba a hacer si llegaba a pasar.
-Ya sabes, sereno moreno aunque seas un poco blanco.-le dijo Steve.
-Sí, eso-recalqué yo.
-No hagan esto, por favor-suplicaba Anthony.
Ellos eran diferentes, polos opuestos, agua y fuego, la luz y la oscuridad, el ying y el yang, negro y blanco, norte y sur, positivo y negativo; y como tales, se atraían. Por algo, cuando se juntaban a hacer algo, lo hacían bien, tenían buena química.
-...
-No sé qué hacer.
-Debe ser una broma-le dije.
-¿Ahora qué? Recuerda que ya quedaste que le ibas a decir algo-dijo Steve.
-¿Y si mejor le digo que otro día?
-No- dijimos al unísono Steve y yo.
-Okokok.
Pasó toda la tarde, hablé con Steve, desarrollé algunas actividades y hablé con Sarah y Susan.
Al día siguiente, notamos algo extraño en él. No sabía qué era.
-Y, ¿qué fue?
-Nada.
-Es broma, ¿verdad?
-No.
-...
-Nah, mentira. Sí fue.
No me sorprendió en lo absoluto, pues ya sabía lo que pasaría. Todo el día estuvieron intercambiando miradas y me hizo recordar a Sarah y a mí.
En receso, me acerqué a Sarah y le dije cuánto la amaba.
-No le encuentro la relación de lo que tiene que ver todo eso con lo que le está pasando-recitó el psicólogo.
-Ni yo, pero creo que así fue como empezó todo...
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Era un Martes 7...
RomansaHace mucho tiempo que no recuerdo esto, hasta creo que olvidé el día. Pero había algo en esa historia que me dejaba un poco confuso, algo que me hacía rememorar lo que pasó una y otra vez...