Desperté en mi cama, con un gran dolor de cabeza. La poca luz que entraba por la ventana parecía que fuera a ser un día gris.
Me senté en la cama y recordé que pasó el día anterior, oh! Si! Fue eso de que me desmayé solo porque Peter me dijo te amo y te esperaré lo que sea necesario... Volví a sentir que me sonrojaba, entonces tomé aire y lo solté calmandome. Las chicas normales no se desmayarían literalmente pero yo lo hice y fue al frente del chico que me atrae. Y ahora como lo iba a mirar?
Tomé mi almohada y la agarré frente a mi cara, la choque con mi rostro y grite en la almohada desesperada, al termine mire mi celular. Eran las 12 de la tarde...
Dios santo! Iba tarde a la escuela. Tanto que ya solo quedaban dos horas de clase.
Me puse de pie rápido y corrí a la sala para busca a Peter seguro el tampoco había ido, pero oh sorpresa la casa estaba totalmente sola. Fui a mi habitación, agarré mi celular y llamé a Peter.
- Hola Wen, ya iba saliendo de la escuela para ver cómo estabas, aprovechando que la última clase es deportes, y adivina qué? Tengo una pierna lastimada...-, soltó una risa y luego añadió.- Como te sientes?
- Porque no me despertaste para ir a la escuela juntos? Se supone que yo me encargo de ti.
- Hoy no, y mañana tampoco, Katherine se ofreció a ser mi enfermera-, sentí en mi estómago algo punzante, y por lo que sabía se sentía como cuando me enteré que Maya había pasado la noche con Peter.
- Pero habíamos quedado en algo y mañana no pienso faltar... Esperaba que mañana si me despertarás...
- Wen estás enferma, lo de ayer parecía gracioso pero no despertaste luego de desmayar, llamamos a un doctor y dijo que tenías el azúcar muy bajo, y el hierro también.
- Claro que no! Estoy bien!-, exclamé.
- No quería ser yo... Se supone que estás en tus días, y tantas emociones hicieron que ese bajón en tu sangre te dejarán sin consentimiento toda la noche. Tienes incapacidad dos días... Ves los dos tarros de pastillas en la mesa al lado de tu cama?-, volteé a mirar la mesa al escuchar decir esto Peter.
- Si...-, me acerque despacio agarrando una de ellas para mirarlas.
- Bien! Una de ellas es para subir el hierro y la otra para subir el azúcar, también tienes una dieta que seguir, te la dejé en el refrigerador, y las pastas tomalas ya mismo-, me quedé en silencio.
- Lo harás? -, replicó Peter.
- Si claro, te hablo al rato-, dije para terminar la conversación.
- Ya voy para allí-, fue lo último que le escuché.
Me senté en la cama y agarrando las pastillas.----------
-Veo que me has quitado mi lugar-, exclamó Peter sentándose al lado mío en el sofá.
- Claro, ahora no eres el único enfermo-, le dije mientras silencie el televisor.
- Sabes de que me di cuenta hoy?-, dijo Peter.
- Dímelo?
- El rojo te sienta bastante bien-, sonrió al decir esto, rodeandome con uno de sus brazos mis hombros.
Yo sonreí y baje mi mirada, esquivando la de el.
- Quieres que vuelva a desmayarme?
Me tomo el mentón para levantar mi rostro y verlo a sus ojos.
- Eso es lo que menos deseo en este momento -, me susurró acercándose un poco a mí rostro, ya sentía su aliento suave en mi nariz.
El se quedó quite en esta posición mirándome fijamente, sin alejarse de mi, sin quitar su brazo de mi rededor, o sus dedos de mi mentón.
Me sonrió mirándome a los ojos y dijo,- me gusta mirarte-, me acarició la mejilla y su mirada cayó en mis labios.
- Enserio quieres esperar?-, le susurre mirando sus labios y acercándome más a ellos de manera delicada.
- Me parece lo correcto-, pasó su mano de mi mejilla a mi cabello, poniéndolo tras mi oreja. - O tú qué piensas?
Tocaron a la puerta tres veces.
- Tal vez sea lo correcto, creo que el destino lo quiere así -, dijo el.
El me soltó y me miró esperando que me pusiera de pie.
- No se escucha sonido, no van a saber que estábamos aquí y no quisimos abrir-, le dije acercándome a él un poco más y cruzando mis piernas sobre el sofá.
El me sonrió, con una mirada de sorpresa.
- Creo que eso también puede ser el destino-, le dije tiernamente mirándolo con suplica a sus labios.
- Pues eso también me gusta-, el se acercó de nuevo a mis labios y muy despacio cerro sus ojos yo hice lo mismo mientras el me tomaba del rostro acercándome suavemente a el.
Pero entonces se abrió la puerta y ambos nos alejamos asustado de quien fuera a ser volteamos y ya cada uno estaba en las esquinas de el sofá.
- Hola mis queridos enfermos, no escucharon la puerta? El señor Wesley estaba golpeando hace un rato -, dijo mi tía Ester mientras Wesley salía de la espalda de mi tía.
- Que... Que hace aquí? -, dije yo sonrojandome y poniéndome rápidamente de pie.
- Se te ve muy linda esa pijama -, respondió el señor Wesley.
Me crucé de brazos y no respondí esperando a que me dijera el porque estaba en mi casa.
- Supe que estabas enferma, entonces decidí venir y darte los trabajos que habíamos quedado, y si es necesario explicártelo.
- Pero yo le había dicho que no necesitaba explicaciones-, respondí.
- Todo lo que ella ve en su clase ya lo habíamos visto el nuestra otra escuela-, ayudo Peter en la polémica.
- Pues bueno, no estaría mal entonces mirar un poco lo que sabes-, dijo mi tía Ester desde la cocina.
- Vamos a tu habitación?-, dijo Wesley entrando con confianza a ella.
- Podemos hablarlo aquí,- respondí yo siguiéndolo a mi cuarto.
- No será lo mismo y lo sabes -, me susurró cuando lo alcance y el estaba en la puerta apunto de entrar a mi habitación.
- De que...-, le dije sin terminar la oración ya que el ya estaba dentro de mi habitación.
Yo entre mientras cerré la puerta tras de mí.
- Que quiere señor Wesley?-, le dije mientras el miraba la basura al lado de mi cama.
- Porque las dejas en la basura? Si no las quieres tomar, bota una por una no todo el tarro -, dijo Wesley mientras agarraba de mi pequeña caneca mis dos tarros de pastillas.
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Derrite mi corazón
Teen FictionLas cosas no terminaron, apenas comenzaron. Wendy una chica común con muchos problemas como cualquier persona sigue su travesía descubriendo como vivir y seguir su vida. una nueva historia y una misma persona. La secuela de corazón de hielo. Si no h...