HELLHOUND | Libro I ¡YA A LA VENTA! ©

CAPÍTULO 31

Mi boca se siente seca, pero me las arreglo para volver a hablar.

—¿Eres tú, Jason?—Pregunto insegura cuando estira su cuello peludo y me mira con determinación.—Tú eres...

—No es lo que piensas.—Su voz perfectamente reconocible resuena en mi cabeza.—Bueno...

—¿No eres un hombre lobo?—Es Darío quién habla. Sé que no tiene ni idea de quién es este chico, pero pretende parecer que sí.

—¿Quién es él, Malia?—Pregunta.—¿Y por qué parece tener fuego por dentro?—Las cejas de Jason se fruncen con desagrado.

—¿En serio te disgustan mis grietas?—Espeta Darío molesto.—¿Te has mirado a un espejo, lobito? No hay nada más sexy que un hombre lleno de pelo.—Su sarcasmo me saca de balance, pero me interpongo una vez más entre ellos.

—Si me hubieses contestado las llamadas sabrías quién es él.—Espeto con frialdad.—¿Era por esto? ¿Por esto no he sabido de ti en semanas?

Su pecho sube y baja con irritación.

—Ha sido algo inesperado, Malia.—Dice.—No lo entenderías.

"Si tú supieras..."

—Bueno, hablaremos de ello en otro momento.—Digo.—¿Qué haces por aquí? Y...Así...

—Estaría buscando algún hueso con el que jugar.—Pronuncia Darío.

Jason fulmina al perro del infierno con la mirada.

—Mi alfa me ha llamado con urgencia.—Comienza.—Al parecer unos vampiros la han liado en una casa a poca distancia de aquí.—Hace una breve pausa.—No tendréis nada que ver ¿Verdad?

Nos mira de arriba abajo, pero sobre todo mira a Darío.

—No exactamente.

Aprieto los dientes cuando Darío habla.

—¿Por qué tengo la horrible sensación de que me ocultas algo, Malia?—Jason se cruza de brazos.

Finjo indignación y me cruzo de brazos yo también.

—¿En serio?—Pregunto con irritación.—¿Tú me vas a hablar sobre ocultar cosas?—Le miro de arriba abajo, y aunque detesto la manera en la que mira a Darío, sé que es normal que no confíe en él.

—De todas formas.—Comienza Darío.—Las autoridades ya estarán de camino. Creo que deberías volver a...—Se detiene y sonríe.—Bueno, a ser una persona sin pelo por todas partes.

Un gruñido sale como respuesta por parte de Jason y de pronto quiero correr lejos de aquí y no esperar que ninguno me siga.

—A Amara no le gustará eso...—Su voz llega a mis oídos y me congelo en el sitio.

Darío se tensa, lo noto a mi espalda, y no es hasta que noto que su mano se coloca en mi estómago que sé que quiere que me aparte. Lo hago, pero me cuesta hacerlo, solo porque no quiero desconfiar de mi mejor amigo.

—¿Has dicho Amara?—Pregunto.—¿La conoces?

—Pues claro, Malia.—Dice.—Y sé que puede parecer muy...

Pero no termina. Darío ya ha estallado en llamas una vez más, y aunque está débil, Jason no resiste cuando lo empuja contra un árbol y lo deja inmóvil.

—¡Darío!—Exclamo, pero ignora mi exclamación y acerca su boca a la oreja peluda de mi amigo.

—¿Qué mierdas sabes sobre todo esto?—Pregunta con enfado.—¿Puedes decirle a tu amiguita que deje de jugar con toda esta mierda?