Mis manos aprietan con nervios el suave cuero de los asientos del coche, impaciente, incapaz de esperar un segundo más por las respuestas del chico que se mantiene repostando gasolina al todoterreno plateado en el que Bea y yo estamos metidas.
''¿Y cómo fue que acabamos aquí?''
Pues bien, después de que Jason, el que ahora sé que se llama Carlos y Sergio se acabasen absolutamente todas las botellas que compramos, los tres decidieron dormir en el coche de Jason. Nosotras obviamente nos negamos a ello, y la única opción que nos quedaba es que el Hellhound nos llevase.
Es por ello que mi amiga no ha dejado de respirar con dificultad desde que accedí a que Darío nos llevase a casa, y aunque pretendo mantenerme firme a mi aceptación, cada segundo que paso aquí metida, en medio de la noche con mi mejor amiga y el chico del fuego, me arrepiento más.
—Repíteme por qué razón accediste a que nos llevase a casa.—Bea se inclina desde el asiento del medio, y le miro por encima del hombro, mientras el chico se entretiene pagando en la caja del establecimiento.
—Porque—Comienzo.—Él dijo que si lo hacíamos, contestaría a todas nuestras preguntas.—Cojo mi bolso y miro la cartera de su interior, mordiendo mi labio inferior.—Y te recuerdo que nuestros amigos bebieron su peso en alcohol y decidieron quedarse a dormir en medio de la nada.
—¿Somos malas amigas por dejarles allí?
—Son mayorcitos.
Sé que solo lo digo para no sentirme peor, pero en realidad tengo razón. Ellos son los mayores de edad.
Bea se endereza de nuevo en el asiento cuando el de pelo castaño sale de la gasolinera y entra en el coche.
—Muy bien chicas.—Dice con una sonrisa de oreja a oreja mientras prende la llave del motor.—Que empiece el cuestionario.
El coche arranca, y por alguna extraña razón no me atrevo a mirarle mientras pienso en qué decir.
—Tú primero, preciosa.—Pronuncia, haciendo que mis piernas se tensen de pronto.
Me mira de reojo, lo sé porque noto el calor de su mirada sobre mi silueta, y eso solo me pone más nerviosa de lo que ya estaba.
—Primero de todo.—Digo.—¿Puedes parar de llamarme así?—Pregunto irritada, y noto su ceño frunciéndose.
—¿Así cómo? ¿Preciosa?—Dice con cierto tono de humor.
—Sí.—Espeto.—Deja de llamarme de todas esas formas como si fuese tu novia.
Alza sus castañas cejas y no puedo evitar fijar la mirada en la suya, solo para que capte que lo digo en serio.
—No me gusta mentir, Malia.—Comienza.—Si me pareces preciosa, lo digo. Si quiero que seas mi novia, pretendo hacerte entender que así lo quiero.
Suspiro con fuerza, negando con la cabeza ligeramente.
—No puedes evitar ponerte nerviosa, y eso—Hace una ligera parada, solo para aprovechar y mirarme.—Me encanta.
—No me pones nerviosa.
—Oh, por favor, Malia. Escucho tu corazón. Y solo puede ser posible ese ritmo tan acelerado cuando sientes un fuerte deseo.
Ahora soy yo la que frunce el ceño con humor.
—¿Insinúas que te deseo?—Una sonrisa de medio lado es lo que obtengo como respuesta, más una mirada de reojo cargada de una victoria que parece siempre conseguir.
—No lo insinúo.—Espeta.—Es evidente.
—Oigan.—Interviene Bea echándose hacia delante en el asiento.—Nunca me ha gustado hacer de sujetavelas. ¿Podríamos, por favor, seguir con lo importante?
![](https://img.wattpad.com/cover/178751878-288-k639350.jpg)
ESTÁS LEYENDO
HELLHOUND | Libro I ¡YA A LA VENTA! ©
RomanceLas puertas del infierno han sido abiertas. Todas las criaturas que han caído del cielo, y las que desde las más profundidades han regresado, tienen una sola misión. Pelo y ojos castaños, constitución aparentemente fuerte... ¿Por dentro? Está hecho...