Carta Número 52

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DOMINGO, 22 DE ABRIL DE 2018

PAULA P.O.V.

Nada más despertar, ni muy temprano ni muy tarde, vi a Chris dormido junto a mí. Su largo flequillo cubría sus ojitos cerrados, sus labios se veían demasiado apetecibles y aquella carita de bebé era hermosa. Le acaricié suavemente y deposité mis labios en su boca. Sentí su sonrisa entre aquel corto beso y me quedé frente a él durante unos minutos más antes de que se durmiera de nuevo.

Ya era media mañana. Habíamos quedado a comer todos en un Burguer King para no perder las costumbres. Unas horas antes quedé con las chicas, pues queríamos ir a comprarles algo a los chicos ya que mañana en la madrugada se irían.

Yo pensé en cogerle unas cuantas pulseras a Chris. Hacía días que no se ponía ninguna. Por último encontré una gorra del estilo que a él le gusta y también la compré. A parte de todo me contó que se llevaría en la maleta el libro de poemas. Realmente aquello fue lo más especial de todo, que se llevara mi cuaderno para tenerme con él cuando no estuviera.

Durante aquella mañana de compras Nat buscó un par de cadenas iguales con un ave, una con su inicial y otra con la de Richard, junto a eso le cogió otra cadena más sencilla, una pulsera y monito de peluche. Mile quiso cogerle una corona a Erick junto con una pulsera con un charm de corona. Siempre decía que era su princesa así que ahora él sería un princeso de verdad. Idalia le cogió a Joel una caja de bombones en la que cada uno de ellos tenía una pequeña frase debajo con las razones por las que le gustaba y unas cuantas bandanas. Y para terminar Carmen simplemente le iba a regalar a Zabdi un colgante con una llave y un anillo, la primera pertenecía a una pequeña caja donde guardaban sus recuerdos importantes y el segundo fue un pequeño regalo que él le dio en la primera cita.

***

Ya era de noche y estábamos en casa de Erick. Quedamos ahí para cenar por última vez todos juntos. Pasadas unas horas volvimos a casa, no quería llegar y lo único que hacía era agarrar con fuerza a Chris del brazo mientras me aferraba a su cuerpo y andábamos hasta el departamento.

Una vez allí sentí como me sujetaba de la cintura y se quedaba viéndome, pasé mis brazos por su cuello y depositó un lento y cálido beso en mis labios. Comenzó a acariciar mi cuerpo por encima de la ropa sin tardar mucho en hacerlo por debajo, mientras mantenía sus manos y su boca ocupadas en mi piel y mis labios fue empujándome levemente hasta la pared. Choqué contra ella y me acorraló ahí mismo, robándome pequeños besos y separándose cada vez que yo los intentaba seguir porque no quería que se alejara de mí. Sujeté con fuerza su cuello, haciendo así que al fin me dejara besarle y devorarle. Hoy quería pasar la mejor noche con él y sabía cómo conseguirlo: disfrutando al máximo el uno del otro.

CHRISTOPHER P.O.V.

Acaricié unos segundos más todo su cuerpo y después la dejé en ropa interior, la cargué y la llevé a mi habitación. Ella quitó mi camiseta mientras devoraba mis labios. La dejé sobre la cama y comencé a besar todo su cuerpo, desde sus labios hasta su cuello, bajando por la parte central de su pecho y quitándole el sostén. Me detuve en succionar sus pechos mientras ella tiraba de mi pelo, levanté la cabeza y sonreí al verla estremecerse. Terminé de bajar mi recorrido de besos por su cuerpo llegando hasta su feminidad, me deshice de la poca ropa que le quedaba y comencé a besarla lentamente.

— Christopher... No me tortures así
— Shh... Es la última noche juntos y quiero recordar tu cuerpo durante toda la semana
— Bésame joder
— Tranquila chiquita

Subí a besar sus labios por un largo rato, sintiendo sus caricias en mi pelo y en la espalda. Su piel ardía al igual que mi cuerpo, introduje dos dedos en ella mientras la acariciaba y escuché mi nombre entre sus jadeos. Sin esperarlo sentí sus manos bajar por mi abdomen, desabrochó mi pantalón y se deshizo de él acariciando mi miembro por encima del bóxer. Lo sacó y ambos quedamos completamente desnudos, comenzó a masturbarme y me aferré aún más a ella. Rocé mi miembro en su feminidad y la besé callando sus gemidos, me introduje en ella y pasados unos minutos aumenté el ritmo de las embestidas. Estuvimos así por largo rato, acorralándola entre la cama y mi cuerpo y cargándola sobre mí.

Cartas a un desconocido [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora