Carta Número 51

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SÁBADO, 21 DE ABRIL DE 2018.

CHRISTOPHER P.O.V.

Después de desayunar nos quedamos un poco haciendo el vago en el sofá, viendo en la televisión algún programa repetido que hubieran echado esta semana. Estaba medio tumbado, con ella delante mía apoyada sobre una de mis piernas. Acaricié su pelo un par de veces y a los pocos minutos sentí que se volvió a dormir sobre mí.

Me levanté con cuidado despertándola y pensé que tal vez sería buena idea salir al parque con el skate. Sabía que ella nunca había montado pero dicen que todo hay que intentarlo en algún momento de nuestra vida. Tras unos minutos fuimos de mi casa a la suya, sus padres no estaban ya que irían al campo así que no debíamos preocuparnos de avisar a nadie.

Me quedé sentado en su cama mientras se daba una rápida ducha. Se arregló y al estar vestida sentí como depositaba un pequeño beso en mis labios antes de mirarme fijamente.

— Me asustas cuando me miras así. ¿Qué pasa?
— Necesito hablar contigo y... me gustaría saber si aún conservas la rosa blanca de ayer
— Sí. La dejé en casa. Ven aquí

Me senté tipo indio sobre su cama y ella quedó igual frente a mí. Su mirada solo se centraba en un torpe juego de dedos que hacía cuando estaba nerviosa y de vez en cuando me miraba a mí sin saber por dónde comenzar a hablar. Acaricié su mejilla y la besé tranquilizándola. Quería saber que ocurría con la rosa.

— ¿Estás bien?
— Sí. Solo es que no sé cómo explicarte todo
— Por el principio nena
— Bueno. Solo no te enfades si algo te pone celoso. ¿Sí?
— Intentaré

PAULA P.O.V.

Tenía que contarle a Chris el porqué de aquella reacción al ver la rosa que tenía frente a mí. No sabía bien cómo hacerlo pero intenté contárselo de la forma menos detallada y más sencilla posible.

— Verás. Hace casi tres años comencé a salir con un chico. La primera vez que quedamos me regaló una rosa azul, nuestro color favorito, y desde ahí lo hacía cada vez que salíamos a cenar. Unos meses antes de empezar este curso, antes de verano, él se fue al norte de España. Intentamos mantener la relación pero cuando estaba allí apenas contestaba mis llamadas, mis mensajes, nada. Unas semanas después decidimos darnos un tiempo porque sabíamos que no estábamos bien y pasado un mes perdimos el contacto por completo. Supongo que necesitaba dejarle ir para conocerte a ti

Miré su carita tierna y se veía triste. Tal vez no debiese haberle contado todo. No quería verle así y no podía hacerlo. Agarré sus mejillas con ambas manos y pegué mi frente a la suya. Él levantó la mirada hacia mí y solo le besé.

— Perdón por contarte todo. Solo quería explicarte porqué reaccioné tan mal
— Gracias bella. ¿Estás mejor?
— Sí. ¿Te puedo pedir algo?
— Claro. Dime
— Quiero esa rosa. Tú no eres él. Sí, tal vez tengáis cosas en común y por eso ambos me hayáis gustado pero no conocías lo que ocurrió con él. ¿Sabes? Verte ahí con la rosa frente a mí fue demasiado lindo
— Tengo una idea mejor pero te la cuento esta noche
— Eres malo
— Yo te quiero nena. Confía en mí
— Lo hago pero ven aquí. Quiero mimos
— Eres demasiado bebé

Sentí como me cogía la cara con ambas manos, le hice pucheritos e instantáneamente sus labios estaban recorriendo cada centímetro de mi cara. Reí y le abracé con fuerza cayendo sobre él en la cama, le observé por unos minutos y después me volteó quedando encima mío. Sus manos acariciaban mi cuerpo lentamente mientras yo contemplaba su carita. Él también era un bebé. Sin esperarlo comencé a reír como nunca al sentir las cosquillas que estaba haciéndome, estaba llorando sin poder parar de reír y minutos después le cogí de la cara viendo su hermosa sonrisa. Susurré sobre sus labios un «Te amo bebé» y me quedé besándole por tiempo ilimitado.

***

En la noche saldríamos a cenar a un restaurante algo más elegante que donde solíamos ir. Me pidió que le diese media hora mientras preparaba algo así que mientras tanto me puse a escribirle la carta.

Pasados aquellos treinta minutos bajé al coche, pues Chris estaba esperando ahí. Me acerqué y vi como escondía algo tras su espalda, al llegar a él le besé y sacó lo que traía. En vez de ser la rosa que le pedí traía un pequeño ramo con algunas de ellas y una caja de bombones. Sonreí como tonta y devoré sus labios repetidas veces, se lo agradecí y nos subimos al coche. Antes de arrancarlo y dirigirnos al restaurante le entregué la nueva carta. Verle sonreír como lo estaba haciendo ahora mismo sería una de las cosas que más extrañaría a partir del lunes. Acaricié su melena suelta, le observé mientras la leía y fui recordando cada cosa que le escribí en ella.

«Mi niño chiquito.

Solo quería pedirte perdón. De verdad que lo que hiciste fue un detalle demasiado bello, así como lo eres tú.

Siento que estos últimos días pasan muy rápido. No quiero que te vayas. Me acostumbré a tenerte y eso es malo cuando no estás.

Ahora simplemente quiero tenerte conmigo, así que no te alejes ni un segundo de mí hasta que ese maldito avión despegue. Lo único que me alegra es que cumplirás tu sueño.

Te quiero mi chico lindo. No lo olvides.

PD. Hoy te quise dar esta foto en la piscina porque es hora de aceptar que eres realmente sexy nene. Contrólate un poquito solo. A veces me gusta cuando no lo haces.

Atte. Tu chica bella.»

Reí al ver su cara pervertida cuando sacó la foto. Mientras agarraba su cuello le acerqué a mí y por tiempo ilimitado me dediqué a probar sus carnosos y dulces labios. Sonreí junto a ellos y minutos después fuimos a cenar.

▼¡Bellas! Tan solo quedan 9 cartas para el final. ¿Qué piensan que pasará en el viaje de Chris? ¿Cómo será la semana que esté en Miami? ¿Qué ocurrirá cuando vuelva? Cometen lo que se imaginen porfa. Las quiero.▼

Cartas a un desconocido [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora