Cartas a un desconocido [TERMINADA]

Carta Extra 8

MARTES, 24 DE DICIEMBRE DE 2019.

PAULA P.O.V.

Hace unos días, el último domingo exactamente, los chicos recibieron un mes de descanso por vacaciones de Navidad. Este año, al estar en el último curso de la universidad, pensamos que sería buena idea disfrutar de unas navidades juntos así que eso mismo hicimos.

Natalia nos contó que sus padres pasarían estas fechas con el resto de la familia, y por lo que según dijo, el chalet de su pueblo, donde vivía antes de venirse a Madrid, estaría libre. Ella nos invitó a quedarnos allí así que entre todas lo decoramos unos días antes de que llegasen los chicos para sus vacaciones. Mientras ellos no estaban pensamos en sus regalos y fuimos a llevarlos para que no los vieran.

Ahora mismo estábamos todos sentados en el salón, era Nochebuena y pensamos en repartir los regalos antes de cenar y salir a la plaza del pueblo. Allí hacían conciertos a lo largo de la noche y también podían apuntarse aquellos que quisieran subir al escenario.

Primero comenzó Carmen dándole su regalo a Zabdiel, era una hermosa guitarra en color madera oscuro. Él tenía un enorme paquete para ella, lo abrió y era un oso panda de peluche enorme. Después continuó Chris, él me dio una caja que contenía una cámara antigua que imprimía fotografías en polaroid, le besé agradeciéndoselo y le entregué su regalo, este era un skate granate junto a una sudadera del mismo color, su favorito. Seguido de mí, Richard recibió su regalo de parte de Nat, consistía en una caja con lápices de dibujo y él tenía para su chica un hermoso micrófono, pues a ella le encantaba cantar pero nunca se atrevía a hacerlo en público. A continuación Joel le dio un conjunto de un collar con pulsera, anillo y pendientes de estrella junto a un reloj a Idalia, a cambio ella le regaló un par de sombreros y bufandas, pues le encantaba utilizarlos. Por último Milena le regaló a Erick otra guitarra pero esta en color madera claro y él le entregó una pequeña cajita con un colgante de corona.

***

Estábamos frente al escenario donde harían los conciertos, en las primeras filas. Aún quedaba tiempo para que saliesen, pues supuestamente aquello comenzaba a media noche.

Realmente no sabía ni quiénes actuarían, solo sabía que necesitaba buena música y divertirme con mis amigos, y obviamente con Chris también.

Él pensó que tal vez podría subir a cantar una canción en el tiempo que empezasen a llegar los artistas. Como era de esperar todos le animamos y fue derecho hasta el escenario, cogió el micrófono y presentó la canción «Tal vez». Mientras estuvo cantando me concentré en sus expresiones, en su mirada y en voz a la vez que le hacía algunas fotografías.

Un par de horas después comenzó sonar una nueva canción. Estaba junto a todos y Chris abrazaba mi espalda dejando besos en mi cuello. Nada más verle salir sobre el escenario mi cuerpo se paralizó estaba sin palabras sin expresiones ni reacciones posibles. Esto era como una broma de mal gusto.

Ese rostro lo reconocería en cualquier lugar y su voz más aún. ¿Cómo era posible que estuviera él aquí? Entonces lo recordé, el chalet de Natalia estaba en el mismo pueblo de dónde era él: Álcazar de San Juan. Aquel chico se llamaba Dani Fernández y después de más de dos años, por mucho que intentanse olvidarle de cualquier forma, seguía recordándole a la perfección. Tan solo salió él con su guitarra, supuse que cantaría un par de canciones mínimo, comenzó con «6 de septiembre» y mi mirada se perdió en la suya desde que pisó el escenario al igual que le pasó a él conmigo cuando me encontró entre el público.

Por otro lado Chris me hablaba pero era incapaz de escucharle, no podía responderle y en el fondo sentí que estaba preocupado y tal vez demasiado celoso de Dani aunque ni le conociese. Fueron unos simples dos o tres minutos en los que sin darme cuenta estuve llorando en silencio.