Carta Número 44

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SÁBADO, 14 DE ABRIL DE 2018.

PAULA P.O.V.

Desperté gracias a los rayos de sol que entraban por la ventana y a las caricias de Chris apartando mi pelo de la cara. Estaba de espaldas a él mientras su brazo me aferraba por la cintura a su cuerpo. Giré para quedar frente a él y enredé mis manos en su pelo.

— Buenos días bello
— Buen día linda. ¿Cómo dormiste?
— Como una nena chiquita. ¿Tú?
— Mejor que nunca. Creo que podría acostumbrarme a dormir y despertar así
— ¡Christopher! Cállate bobo
— Ya nena. Me encantas rojita
— Cállate y bésame mejor. ¿Sí?
— Como tú mandes

Durante un interminable período de tiempo estuvimos así. Entre besos cortos, rápidos, suaves, largos e intensos. Volvió a atraparme entré su cuerpo y la cama pero esta vez quería jugar yo. Dejé por unos segundos que besase mis labios, mi cuello y mis hombros marcando su territorio, pero después le sorprendí dándole la vuelta a la partida. Apoyé mis manos en su pecho y le empujé suavemente quedando sentada sobre él. Mordí mi labio inferior mientras él recorría con las manos y la mirada mi cuerpo cubierto con tan solo su camiseta negra y la parte inferior de la ropa interior. Instantáneamente agarró mis piernas acomodándome sobre su miembro y yo, sin poder controlarlo, me agaché a besarle suave y lentamente, torturándole con mordidas en su labio inferior al igual que hacía él con sus caricias en la parte baja de mi espalda y en mis nalgas.

Pasados unos segundos sentí como aquellas caricias pasaban de ser por encima de mi ropa interior a ser por debajo, sintiendo un completo contacto con su piel. Sin esperarme más me separé de su boca, le miré de arriba a abajo pervertidamente y pasé mis manos por todo su cuerpo desnudo hasta llegar al comienzo de sus boxers. Jugué con el borde de ellos hasta escuchar su voz impaciente pidiéndome que lo hiciera ya y pensé en hacerle caso, pero no, quería verle suplicándome que introdujese su miembro en mi boca.

Tras regalarle de nuevo una sonrisa coqueta comencé a quitar la única prenda de ropa que cubría su cuerpo. Acaricié a su querido amigo lentamente, mirándole a los ojos y llenándome de placer a mí misma al verle cerrarlos y soltar pequeños gemidos. Lo besé un par de veces humedeciéndolo y comencé a pasar la lengua por él. Inmediatamente de rozarle sentí como Chris agarraba mi cabeza acariciando mi pelo y dando pequeños tirones de él, comencé a introducirme su miembro en la boca y él empujaba mi cabeza hacia abajo para llenarse aún más de placer.

— Nena... Así... Un poco más
— Shh...

Terminé con aquel juguete y al sacarlo de mi boca lo besé unas cuantas veces antes de subir a devorar la boca de su dueño. Susurré sobre sus labios de forma sensual un «Te amo» y sin darme tiempo a besarle él ya estaba empezando una guerra entre nuestras lenguas. Tomó el control sobre mi cuerpo y me giró bruscamente quedando encima de mí, sin dejar apenas un milímetro de distancia entre nuestros sexos.

— Hazlo ya nene
— No bonita. Ahora me toca jugar a mí
— Te odio
— ¿Segura?

Vi sus intenciones de dejarme con las ganas y sin más le cogí del cuello y estampé mis labios en su boca besándole con fiereza y luchando por ganar el control sobre su lengua.

— ¿Te responde eso?
— Shh... Déjame jugar
— Agg... No me mates mucho. ¿Sí?
— Un poco solo

De nuevo recorrió mi cuerpo con sus manos. Yo ardía con su tacto y me hacía estremecer con cada caricia. Algún día me mataba. Sin darme cuenta sentí sus labios bajando por mi cuello, se separó un instante de mí y quitó la camiseta que aún llevaba puesta devorándome con la mirada. Apenas podía decirle nada porque me tenía suplicándole más y más placer, mi cuerpo ardía y yo lo único que necesitaba era explotar como un volcán. Cerré los ojos al sentir una de sus manos en mi espalda y la otra bajando por mi estómago hasta llegar al borde de mi ropa interior.

Cartas a un desconocido [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora