Carta Número 34

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MIÉRCOLES, 4 DE ABRIL DE 2018.

PAULA P.O.V.

Seis y media de la madrugada y yo ya estaba en pie. De normal siempre me levantaba a las siete ya que la universidad empezaba una hora después y me daba tiempo de sobra a llegar, aunque siempre llegase tarde. Sí, soy una tardona, pero es una de mis leyes de vida, sólo llego pronto cuando me interesa. Así soy yo.

Hoy me desperté antes para hacerle la nueva carta a Chris. A parte, también quería agradecerle por enviarme la información de los concursos. Yo casi nunca entraba a facebook, cosa que él sí hacía y por eso mismo no me enteraba nunca de nada.

Tras coger el sobre guardé la carta junto a la fotografía de hoy. Esta sería algo distinta, en realidad no recordaba tener tantas fotos buenas de él, supongo que era cosa de rebuscar en todas las carpetas del ordenador. Antes de comenzar a escribir la carta busqué la fotografía adecuada y sin duda era una de ese día. Ahí comencé a tener más interés en él y tal vez también me llamase la atención que uno de los chicos con los que iba siempre estuviera con una cámara cómo yo.

Aquella sesión fue de lo más improvisada. Sí. Nadie sabía nada. Ni ellos ni nosotros, puesto que ambos profesores nos hicieron juntarnos y hacerles un número aleatorio de fotografías a cada uno de ellos. Fue extraño trabajar con dos modelos a la vez durante un día entero, en mi caso lo hice con Chris y con Richard, y la verdad la pasé súper bien aunque apenas conociese sus nombres desde ese instante. Después de recordar aquello entendí porqué Richard se me hizo tan cercano desde que Chris nos presentó. Quizás debiéramos habernos conocido antes.

Mientras salía de casa quedé en llamarle a Chris para desayunar juntos. Hoy le invitaría yo cómo agradecimiento por toda la información de ayer. Realmente que si no fuese por él, por la Srta. Gómez y por Nat, Mile y Carmen, las únicas chicas que me caían bien de la universidad, este curso estaría siendo una mierda.

CHRISTOPHER P.O.V.

Minutos después de recibir su llamada terminé de vestirme. Hoy volvía a ir de negro, con camiseta negra, cazadora negra, vaqueros y deportivas negras. Sí, es de mis colores favoritos. Salí de casa tras coger lo necesario para las clases y puse rumbo a la estación de tren a esperarla.

Mientras llegaba les avisé a los chicos que quedaría con ella y que nos veíamos en la entrada. Aceptaron sin problema y antes de poder despedirme de ellos recibí uno de sus mensajes diciendo que ya estaba ahí. Cerré la conversación con el grupo de los chicos y me acerqué a ella, pues apenas estaba a unos metros de mí.

Nada más tenerla frente a mí la agarré suavemente del cuello con ambas manos y la besé sin decirle nada. Esa era la mejor forma de darle los buenos días. Sentí su sonrisa entre cada beso, una de sus manos me acarició tiernamente la mejilla y gracias a aquel gesto sonreí junto a ella.

— Buenos días bella
— Buenos días bonito
— ¿Vamos a desayunar? Ya tengo hambre
— Dale, pero yo invito y nene siento decirte que eso no te vale como excusa. Tú siempre tienes hambre
— Es que la comida está muy rica jo
— Pues a mí me gustan más tus labios

Sin esperarlo sus manos agarraron mi cuello de nuevo y comenzó a dejar pequeños besos en mis labios a la vez que yo daba algún que otro mordisco en el suyo. La agarré fuertemente pegándola a mi cuerpo y le devolví aquel millón de pequeños besos con uno más intenso. Apenas nos íbamos a quedar sin aire y aún no quería separarme. Finalmente tuve que hacerlo y segundos después continué dejando suaves besos sobre ella.

— Me matas así bello
— Vámonos porque sino no me hago responsable de lo que pueda hacerte aquí mismo
— Ya extrañaba tu lado pervertido
— Oye, si te encanta
— Lo sé. Lo sé

Besó tiernamente mis labios y antes de ir a la cafetería volvió a darme uno de sus pequeños besos. Pasé mi brazo por encima de su hombro acercándola a mí y caminamos hasta el lugar donde desayunaríamos.

Después de aquel desayuno fuimos junto a todos. Ellos nos miraban extraño, no tanto como sus amigas pero sí lo hacían, en cambio, nosotros sólo reíamos. Supongo que tendríamos que contarles que estamos juntos.

Durante aquella mañana las clases pasaron normales, sin nada fuera de lo común. La nueva carta la leí en el descanso y realmente fue de mis favoritas, esta ya no llevaba texto y eso me extrañó. En ese momento recordé cuando la conocí. Nunca pensé que llegase a tener alguna relación con la chica que nos hizo las primeras fotos a mí y a Richard.

«Buenas lindo.

Hoy comenzaré con las nuevas cartas. ¿Recuerdas el primer día que nos vimos? Fue durante las primeras semanas de clase. A nosotros nos encargaron una sesión de fotos para cada uno de vosotros, no había ninguna temática especial o indicaciones precisas, simplemente era para ver lo que sabíamos hacer. Recuerdo que al llegar a casa quedé demasiado impresionada, había algunas fotos bastante bonitas.

No sé si recordarás también que antes de aquella sesión hicieron una pequeña reunión con todos, ambos cursos. Ahí fue cuando ví por primera vez tu sonrisa. No sé qué tenía pero lo que sí sé es que era distinta, pero no me pidas que te dé razones porque tampoco las sé. Esta es la foto de ese momento. Sí, a veces me gusta el blanco y negro.

PD. Seguro leerás esto durante el día de hoy, así que por la noche me dices que te parece.

Atte. La chica de tus fotos.»

▼¿Qué les pareció bellas? Espero y os guste la nueva carta.▼

Cartas a un desconocido [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora