Luna Nueva

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La semana había transcurrido bastante tranquila, ya casi era viernes e ibamos a asistir a la primera fiesta del año, después de todo Camila consiguió convencerme, justo estábamos a mitad de clase de física cuando el profesor comenzó a dar los equipos para el trabajo.

- Muy bien muchachos, comenzaré dándoles el nombre su compañero y luego les daré las indicaciones.

No presté mucha atención hasta que menciono mi nombre.

- Laura- si, atendi - te toca trabajar con Isabella.

Muy bien, me tocaba trabajar con una persona con la cual no había cruzado ni una palabra desde que llego.

- les tocará reunirse en sus casas, en la biblioteca, en un parque, no sé, dónde quieran son libres de escojer. Tienen hasta el lunes a las dos de la tarde, trabajo que no llegue a mi correo antes de esa hora no sera evaluado, nos vemos el martes - dijo antes de marcharse.

Comencé a recojer mis cosas para salir de ahí, cuando de repente sentí como se sentaban de golpe en el asiento delantero.

- muy bien compañera, ¿será en tu casa o en la mía? Sabes qué, en la mía, nos vemos mañana a las tres, esta es mi dirección - me entregó un papel y se fue sin darme tiempo de hablar.

Mucho gusto compañera, pensé, guardé el papel en mi mochila y salí de ahí.

Oye - escuché a Camila que venía en mi dirección, maldije para mis adentros intenté hacerme la distraída pero no funcionó.

- ¿Qué has escogido para esta noche?

Hubiera escogido estar en casa viendo una buena serie en Netflix, pero en lugar de eso tenía que salir a socializar - pensé - nada en especial Cami, pero no te preocupes nos vemos esta noche.

- ¿Tienes acompañante?

Hice un gesto mientras pensaba - mmmm , pues la verdad es que no.

- No te preocupes yo seré tu acompañante, nos vemos esta tarde a las 7:30 pasó por ti.

Se despidió dejando un ligero beso sobre la comisura de mis labios, Sebastián siempre me ha insinuado que Camila siente algo más por mí y aunque si, a veces era muy obvia, yo trataba de hacerme la tonta porque no queria dañar mi amistad con ella.

Salí del instituto y me fui directamente a casa, al llegar allá me encontré con mi madre, estaba terminando el almuerzo así que me sente a comer con ella, teníamos una muy buena relación éramos muy unidas y nos contábamos casi todo.

Esta noche iré a una fiesta - hizo una cara de asombro y sarcásticamente respondió .

- ¿Y ese milagro?

- Camila y Sebastian insisten que este es nuestro último año y que debemos pasarla bien.

- Estoy de acuerdo, sal a divertirte un poco. Se te va pasar la vida dentro de esa habitación.

- Habitación a la que ya me voy por cierto, estaba muy rico todo - me levante de mi asiento y me fui.

Llegué y me tumbe a pensar, qué demonios me pongo para esa fiesta, aún tenía un buen rato así que tomé mi guitarra y comencé a tocar algunos acordes.

La música era de las cosas que más me transmitían paz, cuando comencé a tener problemas de ansiedad y depresión la música se encargo de controlar todos mis demonios ¡y vaya que si tenía demonios! no es tan fácil lidiar con tu propio ser. Vivía como en una montaña rusa, algunos días estaba en lo más alto respirando aire fresco y otros estaba en lo más bajo con el barro hasta el cuello. Psicólogos, terapias y ansiolíticos, y un montón de cosas más para controlar mis ataques.

Dejé mi guitarra a un costado y me concentre en mi ropa, al final decidí llevar una camisa negra, un pantalón algo rasgado, zapatillas converse blancas y una chaqueta, entré a la ducha, ya era hora de comenzar a arreglarme.

La otra cara de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora