Cuarto Menguante

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Me sentía culpable, no sólo por Isabella, también por mis amigos, no era justo que ellos frenaran sus vidas solo por mí, tenía que dejarlos a un lado y enfrentarme yo sola a este monstruo, después de todo estaba en mí y sólo yo podía avanzar o quedarme aquí para siempre. Era mi guerra y no podía permitirme traer a este campo minado a alguien más.

El momento había llegado, necesitaba tener esta conversación con mi madre para dar por concluido este ciclo. Bajé y ella estaba preparando algo de comer, apenas me vio me ofreció y yo acepté, sirvió dos platos y los llevo hasta la mesa, comenzamos a comer en total silencio, al finalizar decidí iniciar el tema.

- Necesito saber por qué... yo tengo que tener una respuesta concreta de tu parte.

Mi madre respiro profundamente, como si hubiese estado esperando aquello.

- Cuando me enteré que estaba embarazada supe inmediatamente que sería el fin de mi relación con tu papá, yo no quería dejarlo pero tampoco quería tener que abortarte y él me había dicho en repetidas ocasiones que no quería ser padre, estaba preparándose para un negocio importante con tu abuelo, algo de unas tierras... Cuando le di la noticia se negó rotundamente, me insistió hasta el último minuto que cortara el embarazo pero yo no quería, él se alejó de mí y yo lo seguí buscando porque lo amaba, hasta que tu abuelo se enteró, él le exigió a tu padre que se hiciera responsable de ti, al principio pensé qué había entrado en razón... Quizás era porque seguía enamorada. Pero él accedió solamente porque si no lo hacía, tu abuelo no le daría riendas sobre el negocio.

Di a luz sola, te crié sola, él nunca estuvo presente, los pocos recuerdos que tienes a su lado son porque tu abuelo se los pedía y no le quedaba de otra.

- Entonces, ¿por qué me permitiste que lo buscara y que siempre le rogara por algo de tiempo? - le pregunté.

- Siempre pensé que podías ganarte su amor y, como te dije, no quería que tus sentimientos hacia él se vieran envenenados por mi culpa.

A estas alturas yo ya no queria escuchar más, me parecía una historia bastante absurda y difícil de entender.

- Cuando regresó a vivir con nosotras, pensé que podía cambiar, pero no era así. No tardé en darme cuenta que había vuelto porque el abuelo lo había dejado fuera del negocio... — no la dejé terminar.

- Vino a descargar su ira con nosotras... por eso los golpes, por eso tanta rabia, siempre me miró con despreció y me trato como una mierda. Resulta que él nunca me quiso y que tú siempre me usaste para tenerlo cerca... ¡WOW! - me levanté y la dejé con la palabra en la boca, ya no quería saber nada.

Subí a mi habitación y una vez más me desplome, tenía rabia acumulada, necesitaba sacarla de alguna forma, no podia dejar de sentir que me estaba quemando por dentro.

Busqué entre mis cosas, revolvi toda la habitación hasta que las encontré, entré en el baño, destape mis mangas y dejé de sentir. Recoste mi cuerpo contra la pared, me deje caer poco a poco hacia el suelo, me observé el brazo ensangrentado y rompí en llanto una vez más.

La otra cara de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora