Amaneció y aunque ya había despertado hace mucho rato, se me hizo muy pesado levantarme de la cama, aún así, salí de ahí y entré al baño a ducharme, me prepare para ir a la escuela.
El día de hoy fue bastante pesado, entre talleres y exposiciones, el día se hizo eterno, estaba bastante distraída y con la mente en cualquier otro lugar menos en el salón de clases. El timbre sono y salí con mis amigos a almorzar algo, mi novia llegó y almorzamos todos juntos, este fín de semana había una fiesta y todos en la escuela iban a asistir, aunque este tipo de eventos no era de mi total agrado, por acompañar a mi novia, decidí aceptar.
Terminamos de almorzar y entramos nuevamente en nuestras clases. Terminó de pasar la tarde y con ella, el día de clases. Regresé a casa y me dirigí a mi habitación, mi novia estaba conmigo y aproveche para dormir, a su lado era más fácil, las pesadillas no me inundaban, mi mente no me abrumaba, su presencia me daba paz.
Desperté horas más tarde sola en mi habitación, en mi mesa de noche había una nota que decía:
"Tuve que irme y no quise despertarte, te llamo por la noche. Te amo."
Baje a comer algo con mi madre, ella estaba bebiendo, cosa que me pareció bastante extraño, no hice ninguna pregunta, ni siquiera un comentario, me senté a comer en silencio y al terminar me retire de igual forma.
Salí de casa para respirar un poco de aire fresco, encendí un cigarrillo y comencé a caminar, recordé tantas cosas, el miedo me invadió por un segundo, el hecho de que mi madre estuviera ingiriendo licor era inusual y me traía recuerdos vagos de una niñez pesada. Continúe mi camino hasta que me senté en una banca de un parque. Necesitaba de aquel silencio que me rodeaba, la brisa helada chocaba contra mi rostro, el humo del cigarrillo impregnaba el lugar y de un momento a otro una lágrima que rodaba por mi mejilla.
No entendía que estaba pasando conmigo, de un momento a otro las cosas se estaban oscureciendo y me estaba quedando atrapada una vez más ahí.
Recibí una llamada de mi novia así que contesté y me deje ahogar por el sentimiento que estaba sintiendo, se desbordó aquel rio de inseguridades y miedos que estaba reteniendo, luego de una pequeña discusión sobre lo que estaba bien o no, para nosotras, dije:
- No quiero hacerte daño, ya es hora de alejarme de ti, no puedo dañarte, no a ti. Mis demonios, ellos son más grandes que yo y no puedo permitirme dañarte.
Isabella ya estaba cansada de aclararme que ella no iba a dejarme, así que esta vez no hizo ningún intento por determe.
- Si piensas que alejandote estarás mejor, pues adelante - fue lo último que dijo antes de cortar la llamada.
Me dolía el pecho, sentía que había hecho una estupidez pero al mismo tiempo sentía que era lo mejor para ella. No podia permitirme hacerle daño y algo dentro de mí decía que yo no era buena para ella, así que seguí esa voz aunque ahora estaba arrepentida, no podía recoger mis palabras, ya era demasiado tarde.
Regresé a casa y me tiré en la cama, otra vez a ver el techo de mi habitación, ya lo había detallado tan bien que sabía cuantas marcas tenia y donde se encontraban, dirigí mi vista a la nota que había dejado Isa y al recordar lo que hice, rompí en llanto.
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La otra cara de la luna
Teen FictionSomos responsables de decir si venir a la vida o irnos en el primer respiro.