Luna Llena

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Nos hicimos en la entrada y rápidamente nos volvimos un relajo, mis amigos si que podían sacarme de mi estrés, ellos me hacían reir tanto que por un momento lograba olvidar todo eso que ahogaba mi existencia.

Pasamos la tarde entre risas y bromas, cuando llego la hora de irnos, Camila se ofreció a acompañarme hasta mi casa.

En el camino hablábamos de distintas cosas, cuando tocaba el tema de mi noviazgo rápidamente lo evadia, se notaba que Cami no estaba muy contenta con mi relación, seguimos avanzado hasta que de un momento a otro fue ella la que preguntó:

- ¿Cómo vas con Isabella?

Me extrañó un poco su pregunta pero de igual manera la respondí.

-Estamos muy bien, la verdad es que no podría explicar el sin fín de sentimientos que tengo hacía ella.

Noté algo de tristeza en su rostro y sin dudar de una vez pregunté:

- ¿Cami, pasa algo contigo?

Camila no pudo aguantar y de la nada comenzó a llorar, me quede perpleja ante aquella situación, no sabía cómo reaccionar y por instinto simplemente la abracé, me preguntaba qué estaba pasando con ella, jamás la había visto así. Cuando por fín paró de llorar, me habló.

- Lau, no sé porqué no dije esto antes, la verdad no me espero nada de tu parte pero siento que tengo que dejarlo salir para que ya no me atormente tanto...

Hizo una pausa eterna, yo ya presentía lo que venía a continuación, tenía ganas de echar a correr, no quería escucharlo, sin embargo, me quede ahí esperando que hablara, hasta que por fín lo hizo.

-Laura, tú, bueno... tú me gustas.

Sentí como si hubiese echado un balde de agua fría sobre mí, no sabía qué pensar o hacer, mucho menos qué sentír, yo alguna vez lo llegué a sospechar, hasta Sebastián, pero nunca pensamos que fuera real.

- ¿No vas a decir nada? - me cuestionó.

- Yo, la verdad no se qué decir, Cam, tú eres como mi hermana, jamás te he visto como otra cosa - respondí

- No estoy pidiendo que me correspondas, yo sólo tenía que decirlo- se dió la vuelta y se fue caminando muy rápido.

Yo quede atontada con aquello, me senté en la acera unos sengundos, necesitaba asimilar lo que había sucedido.

La otra cara de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora