Esta mañana llegué al colegio un poco tarde, me pesaban los ojos, mis ojeras eran muy notorias, estaba hecha nada, había pasado toda la noche despierta y llorando. Al entrar al salón de clases, el primer rosto que vi fue el suyo, quise ir corriendo y abrazarla pero no podía, ella esquivó mi mirada y yo sentí una punzada en mi corazón, me senté al final e intenté prestar atención a la clase pero no podía, no podía apartar mi vista de ella. Otra vez sentía esa sensación de estar ahogada, salí del salón sin dar explicación alguna.
Terminé en el suelo del baño echa nada, llorando, había permitido que mis inseguridades y miedos me alejaran de la persona que amaba. Sentí la puerta abrirse, y la vi, entró rápidamente, se acercó a mí con los brazos abiertos, apenas me rodeó con ellos sentí quebrarme, no aguantaba más y deje salir todo.
- Perdóname por ser tan imbécil - le dije.
-No puedo hacer nada para que entiendas que no me estás haciendo daño, al contrario tú me estas enseñando demasiadas cosas, pero no puedo retenerte si quieres alejarte.
- No quiero alejarme, no quiero dejarte, pero tengo miedo.
Me abracé fuertemente a ella, necesitaba sentirla cerca, así que ahí nos quedamos abrazadas en silencio por un buen rato.
- ¿Qué está pasando contigo? - me cuestionó.
En realidad ni siquiera yo sabía que estaba pasando, estaba en una de esas épocas donde todo se volvía oscuro, donde mi mente me controlaba y me castigaba, era difícil de entender o explicar, la mayoría del tiempo terminaba apartandome del mundo pero esta vez era distinto, esta vez dolía más cuando ella no estaba conmigo.
- Es mí mente que me dice cosas la mayoría del tiempo, son problemas en casa que me están ahogando, es el miedo a lastimarte, perdón mi amor pero no quiero hacerte sufrir - respondí
- Yo voy a quedarme contigo, voy a ayudarte a salir de este mal momento, tú lo vales, porque te amo - dejo un pequeño beso en mi frente y volvió a abrazarme, lloré un poco más y me aferre a ella con fuerza.
Cuando pude calmarme salimos del baño y fuimos directamente a la cafetería, Sebastián e Isa conversaban aparte mientras yo estaba sentada intentando comer algo. Al poco tiempo se acercaron a la mesa y me obligaron a comer un poco más, tenía días que no lo hacía bien así que tuve que comer para no preocuparlos más.
Terminamos las clases y nos fuimos a un parque, ahí pasamos la tarde conversando de varios temas, Sebastián siempre intentando sacarme una sonrisa y mí novia pues, ella hermosa como siempre. Ambos estaban intentando subirme el ánimo y se me hacía demasiado tierno de su parte, tanto así que quería llorar y agradecerles pero no quería dañar el momento, así que solo me olvidé de todo y disfruté de aquel momento junto a ellos.
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La otra cara de la luna
Teen FictionSomos responsables de decir si venir a la vida o irnos en el primer respiro.