Le envié varios mensajes, algunos disculpándome, otros tratando de explicar lo que había ocurrido pero ninguno tuvo respuesta, me sentía mal por lo que había pasado, quizás había confundido las cosas y cometí un error al besarla.
Al día siguiente no apareció en todo el día en la escuela, desviaba mis llamadas y seguía sin leer mis mensajes, habían demasiadas cosas pasando por mi mente, me castigaba por haber actuado de esa manera. En mi cabeza comenzaron a dibujarse miles de escenarios y todos con un final terrible, me pregunto ella que pensara de mi en este momento. ¿Será qué me odia? Por su puesto que me odia, traicioné su confianza. ¿Va a salir de mi vida? Seguramente yo también saldría corriendo de alguien como yo. Cuando reaccioné todos estos pensamientos me habían provocado un ataque de ansiedad.
Tomé mis cosas y me fui, salí del salón de clases y terminé llorando encerrada en un cubículo del baño, inmediatamente llamé a Sebastián, necesitaba salir de ese lugar cuanto antes.
¿Éstas ahí? - escuché una voz masculina proveniente de las afueras del baño.
Sequé un poco mis lagrimas y salí en búsqueda de los brazos de Sebas, correspondió mi abrazo y dijo:
No te preocupes, todo va a estar bien. Ahora respira conmigo - comenzó a inhalar suave pero profundo y exhalar de la misma manera, le seguí el ritmo y poco a poco mi respiración se fue controlando, me hizo beber un poco de agua y salimos a sentarnos al aire libre.
Estando ya en la banca del patio y mucho más tranquila, le expliqué a Sebastián todo lo que estaba pasando.
Tienes que darle tiempo de analizar las cosas, quizás esta confundida y necesita su espacio para pensar - me aconsejó
- ¿Qué pasa sí decide irse como todos? - pregunté
- Sabes he visto cómo te mira, como se preocupa por ti y esa complicidad que hay entre ustedes. Ella no se va ir solo dale su espacio.
Guardé silencio y me recosté sobre su hombro, ahí nos quedamos hasta que sono la campana que daba como concluido el día de clases.
Nos fuimos a casa en bus como soliamos hacerlo a diario, al llegar comimos algo y nos quedamos viendo una película, en medio de todo esto mi celular recibió la notificación de un whatsapp, lo abrí y era ella.
Isa💙:
Hablemos esta tarde en el parque, te espero a las 5.Yo:
Perfecto, a esa hora estaré ahí.
Luego de enviar la respuesta comencé a sentir muchisimo miedo, Sebas lo notó y hablo conmigo para calmarme, poner en orden todas mis ideas, prometió acompañarme hasta el lugar, me dejó mucho más tranquila saber que estaría cerca por si llegase a necesitarlo.
Llegamos a aquel lugar y ella no estaba por ningúna parte, mire el reloj y noté que aún faltaban quince minutos para que fueran las cinco, me despedí de Sebastian quien prometió estar siempre con el celular por si necesitaba algo.
Me senté en el césped y esperé hasta que ella apareció.
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La otra cara de la luna
Teen FictionSomos responsables de decir si venir a la vida o irnos en el primer respiro.