Estaba perdida en mis pensamientos, definitivamente esto había sido un golpe bajo. Se supone que... ¿Soy un error? ¿Qué puedo pensar ahora? ¿Por qué regreso entonces? No sé, estoy confundida.
Escuché ruidos y me levanté, mi mamá estaba llegando y me sorprendió el estado en el que venía, acompañada de un hombre que no conocía. Ella se quedo perpleja al verme, intento disimular su borrachera, como pudo entró a la casa y yo la seguí, quizás no era el momento pero yo necesitaba algunas respuestas.
- ¿Por qué me dijiste que él quería mi perdón? - le cuestione.
- ¿Qué?
- Papá, o ese señor al que no se como llamar ahora, ¿por qué dijiste que había regresado para qué lo perdonara? ¿Por qué? - esto estaba siendo inútil, ella no entendía pero yo necesitaba respuestas - Sabías que no le interesaba, que nunca le importe y jamás me detuviste cuando lo buscaba, cuando intenté recuperarlo, tú... dejaste que él me rompiera así, ¡sabiendo que nunca me quiso! - Grite e instantáneamente rompí en llanto.
Ella se levantó y dijo - No quería que en tu corazón existiera el odio, menos por el hombre que te dio vida, por eso siempre intenté que lo perdonaras para que nada te envenenara los sentimientos.
Seque mis lágrimas y me fui a mi habitación, antes de subir la miré y le respondí.
- Demasiado tarde, él me lastimó de tantas maneras, esos sentimientos que no querías ver envenenados hoy están muertos, me daño aquí - señale mi cabeza - Y me mató acá - puse la mano sobre mi corazón.
Apenas entré a mi habitación fui corriendo hasta el baño, comencé a vomitar. Quizás era por lo que había bebido en la fiesta o por la cantidad de emociones que estaba procesando, me estaba dando vueltas la cabeza, estaba bastante mareada y de un momento a otro mi cuerpo sucumbió.
No supe más de mí hasta la tarde siguiente. Desperté con un fuerte dolor de cabeza, mi visión estaba algo nublada, después de un rato se acercó a mí un hombre — ¿Éstas bien? — me cuestionó. Comprendí que estaba en el hospital, llevé mi mano a mi cabeza y el dolor se intensificó.
- Te desmayaste y al caer golpeaste tu cabeza con el inodoro, tienes seis puntos ahí - volví a tocar la zona y sentí la venda que la cubría. Me examinó y dijo - parece que todo está bien, afuera estan ansiosos por verte, así que voy a dejarlos entrar.
- No quiero ver a nadie.
Me miró un tanto extrañado, pero no insistió. Salió de la habitación dejándome sola.
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La otra cara de la luna
Teen FictionSomos responsables de decir si venir a la vida o irnos en el primer respiro.