Capítulo 13: Preguntas que duelen, secretos que se deben ocultar

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Sarah Cooper

Comencé a creer que todo se trataba de un sueño, otra pesadilla que la neblina negra me había provocado. Sin embargo, aunque tal vez sólo fuera porque yo necesitaba que esto fuera real, la vibra en mi cuerpo me gritaba que la persona frente a mí también lo era.

Aquel cabello imposible de imitar, una figura alta y esbelta, causa de envidia y miradas lascivas en la universidad. El rostro de la chica que podía arruinarte la vida con sólo desearlo.

—¿Adelí?—dije, con mi voz quebrada apenas audible.

Pero ella es como yo, ella puede escucharme.

Y lo hizo, pues aunque no contestó, su ceja se arqueó un poco, y de pronto me miraba con más interés, ¿O era curiosidad?

—Adelí—repeti, esta vez sintiendo la necesidad acumulándose junto al nudo en mi garganta—. De verdad eres tú.

Sin que lo piense dos veces, yo ya estoy caminando hacia ella, acercándome y finalmente tocando su brazo, para verificar que realmente está aquí, que todo esto no es otra pesadilla atormentandome.

Porque si lo fuera, no creo que pueda soportarlo, no tratándose de ella.

—¿En dónde estabas?—le pregunto, sintiendo la añoranza, las noches desesperadas juntando pistas acerca de su paradero. ¿Y todo este tiempo estuvo aquí, en Mellow Ville?—. Estuvimos buscándote, jamás nos detuvimos.

Ella ladea la cabeza, sus ojos verde esmeralda viajando de mi mano en su muñeca hacia mí repetidas veces.

Espero que sea porque está tan sorprendida de verme como yo.

—James estuvo a punto de convencernos de darte como desaparecida, ¡Pero aquí estás!—exclamo—. Pero...—frunzo el ceño—. ¿Por qué estás aquí?

Miro a mi alrededor, el fuego aún ardiendo en las paredes. Había olvidado a las dos personas atrapadas en alguna parte de la casa, aunque no había gritos, pues sus corazones no se escuchaban, pero sí podía oler su sangre.

Un momento...

—¿Tú estas causando este incendio?

—Ehh...—es lo único que dice, confundida.

Algo anda mal con ella, luce extrañada, como si no estuviera para nada cómoda con la situación. Tal vez porque la he atrapado a punto de quemar a un par de pueblerinos.

Pero en verdad espero que ese no sea el caso, y que esto no sea más que una confusión.

—Investigamos algunos casos, tratando de buscarte, pero nada nos ayudaba a encontrarte...—continuo hablando, ella sigue mirándome de esa forma extraña y que de alguna forma, altera la maraña de emociones que siento en este momento.

—Ahh...Sí...sí—dice, pero su tono de voz no logró convencerme en lo absoluto. Fruncí el ceño, sin poder apartar la vista de aquella mirada que me hacía sentir como si estuviera hablando con alguien más. Y aquella idea resultaba escalofriante.

Y entonces, sus ojos se posaron en algo detrás de mí

—¿Qué es eso?—preguntó, uniendo sus cejas.

Me vuelvo para mirar en la misma dirección, encontrando nada más que el suelo de madera sobre el que ambas estamos paradas.

—No hay nad...

Pero antes de que pueda terminar, su mano se enrosca en mi garganta y con la otra me empuja del estómago contra la pared. Su antebrazo se entierra por debajo de mi barbilla, manteniéndome pegada al fuego, que cosquillea debajo de mí quemando ligeramente, pero no lo suficiente para quejarme.

Dark Souls |TC3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora