Capítulo 19: El secreto de Drew

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Sarah Cooper

Cada criatura tiene su origen, cada ser sobrenatural que habita en la Tierra, fue creado o existe por una razón. Aunque no se sabe si es correcto decir lo mismo acerca de las Sombras, pues hasta ahora su origen es desconocido, y la información sobre cualquier otro aspecto de ellas es escasa. Se les toma por un misterio, algo tan tenebroso que nadie se atreve a tratar de averiguar. Y de igual forma, tampoco se sabe como es que se puede llegar a ser una sombra, o si acaso hay personas que nacen siendolo.

Podrían incluso aparecer de la nada.

En los Vookers, es por reproducción humana, si dos Vookers tienen un hijo este es una criatura también; algo parecido ocurre con los hechiceros, sólo que la magia se hereda únicamente a los hijos varones. Pero con las brujas y los vampiros la cosa es distinta, ya que humanos normales pueden transformarse en ello.

La muerte es prácticamente el camino para ser en un vampiro, es por eso que después de morir, aquella idea se vuelve absurda.

Uno no comprende lo ridícula que suena la muerte para los vampiros hasta que no está al borde de ella, colgado de un precipicio, o en mi caso, sentada al borde del tejado de una mansión. Un tejado del que si caes apenas te romperías la chaqueta que llevas puesta. Aunque si eres un Pearson, incluso esto sería imposible, puesto que sólo llevas puesta ropa cara.

Lo que realmente evitaba que cayera del otro lado eran los brazos de Alex, cubriéndome como una manta aislante, mientras me susurraba al oído como nunca estaría sola, como superaríamos esto.

A pesar de que no podía hacerlo, mis recuerdos lloraban por mí, al igual que lo hacían las actuales emociones de Alex mientras recargaba mi cabeza en su hombro. Y pronto también lo hicieron las de Rihanna, quien se acercó en silencio y se colocó a mi otro lado para abrazarme también.

Apreté los labios mientras nos sumíamos en el silencio, cada uno mirando el bosque, el lugar más misterioso y peligroso de Mellow Ville. Casi podía ver la silueta de Drew, mirando el amanecer, justo después de haberme mostrado el poder más hermoso que había visto, cómo él tenía la capacidad de hacer realidad tus más locos pensamientos. En ese entonces no me había puesto a pensar que, si le pedía otra oportunidad para dejarme pensar en algo increíble, hubiese aceptado sin dudarlo. Hubiera hecho aquella sonrisa suya llena de picardía, y sin duda me hubiese lanzado un comentario fuera de lugar para cabrear a Alex.

Pero ahora mismo esa imagen era borrosa. Sólo nos veía persiguiendo a Varsery por la carretera, y siendo detenidos por el coche de carreras de Drew.

¿Y si en realidad...ella regresó?

Es como si Kenna aún estuviera diciendomelo, pensando en la posibilidad de esa locura. Porque así es como ella lo había llamado, una locura, pero no por eso tenía que ser algo imposible.

Porque nada, es imposible.

Y fue por eso mismo, que no pude dejar de pensar en ello. Pero nunca adquirió ni un poco de sentido, en lugar de eso, me confundía cada vez más, me asustaba y me preocupaba. Recordaba haber visto el cuerpo de mi hermana de 8 años, ella murió siendo una niña pequeña, y la chica que vi no pasaba de los 18, la edad que debería tener si no hubiera muerto.

¿Acaso no debería seguir siendo una niña si hubiese revivido?

Me distraje de mis pensamientos cuando Alex se inclinó un poco para mirar a su hermana. Lo noté confundido, pero en vez de explicarse, se aclaró la garganta y continuó con su silencio, pero sólo por unos segundos más.

—Iré a ver si convenzo a Pryscilla de que se coma a Grey.

Me dio un beso en la frente antes de levantarse y entrar a la casa, dejándonos solas a su hermana y a mí.

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