Capítulo 32: La Mascota de los Pearson

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Sarah Cooper

—¿Estas lista?

Me ajustaba las agujetas de mis tenis mientras asentía con la cabeza, pero como era de esperarse viniendo de James Black, no dijo nada más hasta que le respondí con seguridad.

—Lista—suspiro.

James me dirigió una mirada preocupada que yo me esforcé por ignorar. No quería que nadie en casa siguiera mirándome de esa manera, como si fuera una pequeña niña abandonada. Además, es sólo hacia el vacío más evidente. El aire se sentía demasiado ligero, y por primera vez en mucho tiempo, a pesar de tener a tanta gente alrededor, me sentía más sola que nunca, porque al mirar a mi lado, no estaba Alex.

Aprieto los puños con fuerza, reprimiendo el impulso de gritar, lo único que he querido hacer desde anoche. Me sentía patética, pero la angustia de no saber el paradero de Alex me tenía comiendome las uñas.

Además, no podía conectar con su mente, porque cada vez que lo intentaba, lo único que sentía era una oscuridad abrazadora quemándo mis venas. Debía tratarse de la Droga del Corazón en su sistema, carcomiendolo y atrapando todos sus más dolorosos recuerdos y encerrándolos en una caja lejos de su verdadero yo...convirtiéndolo en alguien sumiso, incapaz de controlar sus acciones y sin voluntad propia.

El arma perfecta.

Pero ahora no está con Emmily, y eso es lo único que debe importar justo ahora. Después de todo, está a salvo.

—Sé que sabrás cómo explicarle la situación a Tobías—vuelve a hablar James, supuse que lo había hecho a propósito para sacarme de mi trance.

—Eso creo—le digo, con pocos animos—. Aún no me acostumbro a que...

—¿No piense en que somos demonios que deben ser exterminados?—arquea una ceja.

—Iba a decir que no estaba acostumbrada a que estuviera de nuestro lado...y apoyándonos, sobre todo—hago un mohín—. Pero eso lo explica mejor—sonrío.

En la sala, ahora mismo sólo estábamos James, Andrew, que esperaba sus ordenes, Pryscilla quien se había negado a moverse del sofá, y
...

—Agh, tú siempre desapareces pero nunca te vas, ¿Cierto?—la escucho quejarse.

Me vuelvo hacia ella, que está echada en el sofá con los pies sobre la mesa de centro, empujando suavemente a Grey que no para de gruñirle.

—Andrew creará un portal que lleva a la puerta de los Gregory—habla James, y yo trato de ponerle atención de nuevo, escuchando los gruñidos de Grey de fondo.

—¿No crees que estás siendo exagerado?—arqueo una ceja.

—Prefiero serlo a lamentarme después.

—¡Oye!—me vuelvo bruscamente cuando escucho un ruido. Pryscilla justo ahora está inclinada sobre Grey.

Frunzo el ceño. Sé que a Pryscilla no le gusta mucho el hecho de que haya un gato, se la pasa quejándose de su pelo y de que se sube a todas partes, pero...sigue siendo un gato y ella una vampira temible de 500 años, no puedo evitar estar desconcertada al verla actuar de esa forma.

—Bien, tendrás dos horas para hablar con tu amigo, después de eso, Andrew abrirá el portal de regreso—escucho que dice James, pero yo batallo en decidir a quién prestarle atención—. Pero si pasa algo, llamanos enseguida.

—Sí—digo mecanicamente, volviendo a mirar a Pryscilla sobre mi hombro.

—Deberías dejar de creerte el listo—ella arquea una ceja.

Dark Souls |TC3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora