Capítulo 35: Lo que diga el Jefe

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Sarah Cooper

Divide y vencerás.

Ese día, tuve tomarme aquello más en serio de lo que nunca lo haría. En tan sólo unos pocos segundos, mientras me rodeaban las personas a las que consideraba mi familia, hallé más de una forma de interpretar aquellas palabras.

Divide y vencerás. Divide y protegerás, divide y salvarás. La cosa es, ¿Cómo lograr todo eso al mismo tiempo y con una sola decisión?

La respuesta había estado todo el tiempo frente a nuestros ojos, pero lo habíamos visto sólo como un enemigo, como algo que debíamos evitar a toda costa, pero si había aprendido algo acerca del propósito del enemigo en todo este tiempo, era que a veces, debes usarlo en tu beneficio...

-¿Has venido a que te mate de nuevo...Tsalia?-la voz de James no demostraba ni un atisbo de sorpresa, como si ver a su malvada madre, a la que había desintegrado pocos meses atrás, de nuevo frente a él, tan amenazante, no le removiera ni el más absurdo de sus pensamientos.

De todos nosotros, nuestro jefe era el que parecía más tranquilo, con una mano en su bolsillo, la cabeza un poco inclinada hacia atrás y el rostro inexpresivo. Aún así, los demás permanecimos alertas, y en posición, listos para atacar apenas vieramos la más pequeña de las señales.

-No sabes cuanto me alegra verte, estás tan guapo-dijo la bruja, mirándolo de pies a cabeza como si fuese una estatua-. Veo que las cosas salieron como quisiste, al matarme, Mellow Ville siguió siendo la misma ciudad ignorante y feliz de siempre-suspira, haciendo un falso puchero-. Lastima que eso no duró demasiado.

-Nada es para siempre-se encoge de hombros-. Así como tu visita.

Tsalia suelta una carcajada limpia, y vuelve a mirar a su hijo con sus ojos brillantes destellando colores.

-No es una visita-sonríe-. He venido a recogerlos-extiende los brazos-. Todos ustedes vendrán conmigo, ahora-su semblante cambia radicalmente a uno serio y determinante-. Basta de juegos, obedece a tu madre y ordenale a tu clan entregarse sin poner resistencias.

-Decirle a mis chicos que se entreguen...-simula pensarselo-. ¿O si no...qué?-inclina la cabeza hacia ella, levantando una ceja.

-Habrá consecuencias, claro-lo mira altitiva-. ¿Qué clase de madre sería si no?

Ante eso, James ríe.

-Yo siempre he tenido bien claro la clase de madre que eres.

En cuanto dice eso, todas las ventanas a nuestro alrededor estallan, moviéndose a tal velocidad que muy apenas puedo ver como se unen entre todos formando una lanza que atraviesa a Tsalia por el pecho y la lanza fuera de la casa, encajandola al tronco de un árbol del patio trasero.

Las risas de Tsalia vuelven a escucharse a lo lejos, mientras permanece con la cabeza gacha, el cabello rosando la lanza de cristal enterrada en su cuerpo.

-Ya veo-dice fríamente, sus labios manchados ligeramente de la sangre que sale de su boca-. Tendrá que ser a la fuerza, las cosas nunca cambian para James Black-murmura.

Todos los condenados que rodean la casa, se mantienen con la mirada fija en la bruja. Ubico a Rooner cerca de Tsalia, saliendo de entre los árboles mientras acomoda su chaqueta rasgada.

-Maten al que haga falta-sigue hablando Tsalia, esta vez, su voz desprendiendo furia-. ¡Pero traigan a esas pestes ahora!

Recibiendo la orden sin pestañear, un grupo de condenados corre en nuestra dirección, pero antes de que puedan entrar por la pared faltante, James eleva su mano derecha hacia ellos y la cierra en un puño, haciendolos estallar en un montón de polvo.

Dark Souls |TC3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora