Seúl Master School [Yoonnie]

27

Jin y JiSoo se encontraban en la habitación de la primera. Había llegado esa tarde por una llamada de ella haciéndole saber que necesitaba opinión sobre algunos vestidos, una cosa llevó a la otra y ahora se encontraban camino a tener sexo. JiSoo estaba más demandante que nunca y Seokjin era un fiel esclavo de sus deseos.

Cuando le fue a desbrochar el sujetador a JiSoo escuchan la puerta abrirse de golpe y ni tiempo tienen para cubrirse porque Yoongi entra como si nada.

—Oh, perdón ¿Los interrumpí? Bueno, no importa. Jin, apúrate, debemos ir al hospital.

—¡Yoongi! ¿Acaso no te enseñaron a tocar la puerta?

Éste solo se encogió de hombros.

—Me dijeron que te encontraría con tu mayor entretenimiento, así que vine para acá.

JiSoo no dijo nada por cómo Yoongi la llamó y se levantó de la cama.

—Me iré a cambiar.

—Pero por qué la molestia – dijo Yoongi – estoy seguro de que no soy el primero en verte semi desnuda, chunbu.

—Yoongi... - le reprendió su hermano.

—Bueno ya, tu estúpido hermano tiene algo de razón, Seokjin – dijo JiSoo – Así que me cambiaré en su delante. Solo que diga que quiere y que se largue.

—Nam y los chicos ya están más estables. Vamos a verlos.

—¿Despertaron? Oh, dios. Si, si, enseguida voy.

Seokjin empezó a vestirse.

—Lamento haberte arruinado el polvo – dijo Yoongi.

JiSoo lo miró furiosa y mientras veía de espaldas a Seokjin, su expresión se suavizó.

—Ah, Jinnie ¿Puedo ir con ustedes?

—¿Qué? – dijeron ambos hermanos al unísono.

—¿Por qué no? Así le demuestro a tu hermano que no solo soy una chica para pasar el rato.

—Bueno... - dijo Seokjin a lo que Yoongi se golpeó la cara con la palma de la mano.

A los veinte minutos llegaron al hospital de Seul. Seokjin fue de inmediato a la habitación de NamJoon, mientras JiSoo se quedaba esperándolo en la sala de espera. Ve acercarse a JungKook en silla de ruedas hacia donde estaba ella.

—¿Tú? – dijo él incrédulo.

—No te emociones, Jeon. No vine por ti.

—¿Entonces?

—Acompañé a Seokjin.

JungKook suelta una pequeña risa.

—Ahora él es tu nuevo conejillo de indias ¿Hasta cuándo si se puede saber? Ah, ya sé. Hasta que te consigas otro esclavo.

—Calla. No tengo por qué darte explicaciones – hizo una pausa - Tienes más vidas que un gato por lo que veo. Ya van dos incidentes graves en los que sigues vivos.

—Ya sabes el dicho – sonrió complacido – Hierba mala no muere.

—No puedo decir que me alegra que estés bien. Porque no me nace.

—Y tampoco lo necesito, mi querida reina bulímica.

El rostro de JiSoo cambió drásticamente.

—Qué. ¿Acaso no crees que el internado habla de ti a tus espaldas? Al parecer no tienes amigas tan leales.

—¿Te tiraste a Miyeon? – dijo enfadada. Era la única que sabía de su trastorno. Y Jin, pero dudaba de él.

—Nah. No hace falta que me tire a una chica para sacarle información, una guiñadita, unos cuantos toques y ya está.