Kaly mordió su labio y resopló cuando la aguja pinchó la carne de su costado por quinta vez. La hermana del Rey estaba arrodillada a sus pies, tratando de ajustarle el vestido mientras Irsa le trenzaba el cabello con hilo de plata.
—Ya casi termino — se excusó Sarela levantando sus relucientes ojos verdes para lanzarle a Kaly un gesto airado — , te dije que no podías moverte y es justamente lo que estás haciendo.
—Si sigues atravesándome con esa aguja, no podré dar tan siquiera un paso, princesa — se quejó Kaly.
Llevaba ya bastante allí de pie y tanto Irsa como la hermana del Rey parecían no quedar del todo satisfechas con su apariencia, porque la primera tiraba de su cabello sin clemencia y la última ceñía cada vez más el vestido haciendo que las tenues formas del cuerpo de Kaly resaltaran más entre los pliegues púrpuras y blancos de la tela.
—Saldrás de esta cámara e irás a ese baile aunque Irsa y yo tengamos que arrastrarte — amenazó Sarela con una mirada tan determinante como pícara. Kaly supo que no bromeaba —. Mi hermano va a quedar fascinado cuando te vea.
Kaly tragó en seco ante el comentario de la hermana del Rey pero trató de que no se le notara.
—He terminado — aseveró levantándose del suelo mientras sus vivaces ojos recorrían a Kaly de pies a cabeza con una expresión de orgullo, la estrechó en un abrazo delicado sin tocar el vestido y le plantó un sonoro beso en la mejilla con emoción. Entonces se apartó y tiró de la mano de Irsa para llevarla consigo sin preguntarle siquiera.
La doncella le dedicó a su señora un gesto de súplica para que la salvara del arrebato de la joven y Kaly no pudo reprimir una sonrisa.
La hermana del Rey era irrefrenable y parecía estar siempre decidida a conseguir su propósito, pero poseía una franqueza tan desbordante al mostrar su ternura y su aprecio a los demás que había logrado conquistar el corazón de Kaly desde el principio.
Sin embargo, toda la alegría se fue con Sarela y una vez sola, la inquietud se apoderó de ella mientras descendía los peldaños y se encaminaba hacia el gran salón.
En Sarkya se habían celebrado muy pocos bailes, y a pesar de que su madre siempre había insistido en que Kaly aprendiera las formas de la cortesía, nunca la había dejado asistir a ningún baile y la verdad es que tan poco le interesaba todo aquello que ella no había insistido.
—Pensé que mi hermana no iba a liberarte jamás, princesa, y que tendría que bailar con algún paje — dijo una voz profunda y Bastenon surgió de las sombras que le ofrecían las gruesas columnas de piedra del largo pasadizo en donde la oscuridad reinaba, ya que no había ninguna lámpara o vela encendida —. Pero veo que ha merecido la pena esperar; estás mucho más bella que de costumbre.
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Reinos Oscuros, Libro I
FantasyPublicada en físico por UNIVERSO DE LETRAS, sello de la Editorial Planeta, también disponible en Ebook. Registrada en Derecho de Autor, Colombia. Kalyana, la joven princesa heredera de Sarkya se encuentra sumida en la melancolía por los trágicos suc...