—Las tribus Denhkar y los guerreros de Oriente han invadido la División, y los Lanzas Doradas están presos en su propia fortaleza — informó Raden Wuros con su acostumbrada parquedad —. Así que el Norte ya no cuenta con ellos como defensa.
Aruno hizo la pregunta que Oryana no se atrevía a hacer porque temía que le fallara la voz.
—¿Cuántos señoríos quedan en pie? — inquirió, apretando los dedos de Oryana por debajo de la mesa para que nadie más lo notara.
Ambos sintieron un lengüetazo húmedo y áspero y Aruno se sobresaltó un poco, aunque al final, sonrió. Ella vio la sombra oscura de Aneryo escurrirse hasta sus piernas mientras le acariciaba el pelaje con la otra mano. También el Derakyo quería reconfortarla.
Lenko se puso en pie y la melena larga, ceñida por los eslabones, le cayó sobre uno de los anchos hombros.
—Según los mensajes que hemos recibido de los Akeryos en Bentaryos, al otro lado del Derkasso, el Rey Bastenon sólo cuenta con el apoyo de los príncipes y señores en Anarkalia, Linarkos y las Islas Kaelia — alzó un poco la voz para hacerse oír por encima de la algarabía de gritos y carcajadas que llegaban desde afuera de la tienda —. La lealtad de la Casa Naresya parece dudosa, ya que no han respondido ninguno de los llamados del Rey. El señor de Oburko le ha dado la espalda abiertamente, aunque no ha jurado obediencia a ningún otro Rey. Los castillos en Eduryon y Sarkya han sido invadidos y saqueados por los guerreros que sirven al Rey Levantado.
Oryana apenas lograba mantener una expresión imperturbable, pero por dentro se estaba desmoronando, y lo que más la destrozaba era que no podía preguntar por la suerte que habían sufrido la señora de Sarkya, Orfela Leskuren, y su hija, la princesa Sarka, hacerlo la hubiera delatado enseguida y los guerreros comenzarían a sospechar quién era ella en verdad. Lo descubrirían tarde o temprano igualmente, pero todavía no era el momento.
Aruno ya le había contado sobre la invasión que habían montado las tribus Denhkar y los guerreros de Taluryo, así que las palabras de Lenko no debían haberla impresionado tanto. Sin embargo, una parte de ella, la parte que aún conservaba la esperanza, le decía que podía tratarse de un error, que el castillo en el que había crecido estaba intacto y seguro bajo el estricto cuidado de su madre.
Pero no era así.
De acuerdo con el mensaje que Aruno le había mostrado mientras navegaban el resto del trayecto hacia Puerto Yermo, y que había recibido cuando aún no habían partido de las Islas Dronas, muchos de los guerreros, guardias, caballeros, armeros, mozos y sirvientes de Sarkya habían sido masacrados al negarse a rendir la fortaleza voluntariamente. Pero nadie parecía saber nada sobre Orfela y Sarka Leskuren. Los Akeryos y el mismo Lenko especulaban que habían sido asesinadas seguramente, y algunos hasta se atrevían a decir que sus cabezas tal vez adornaran las almenas clavadas en una pica.
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Reinos Oscuros, Libro I
FantasyPublicada en físico por UNIVERSO DE LETRAS, sello de la Editorial Planeta, también disponible en Ebook. Registrada en Derecho de Autor, Colombia. Kalyana, la joven princesa heredera de Sarkya se encuentra sumida en la melancolía por los trágicos suc...