Capítulo 57

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Decir que mi corazón se sentía dolido era muy poco, la verdad no sabía ni que estaba pasando conmigo, mi alma, mi vida...Todo sentía que se estaba destruyendo poco a poco y pronto iba terminar muerta o en la cárcel, nunca imaginé que ese moreno al cual empezaba a querer con fervor se fuese a enterar de mi miserable vida; cuando me pedía entregarme para que pudiésemos estar juntos algo dentro de mi de desmoronó, quería correr a sus brazos y decirle que si pero no pude hacer eso, no aún.

No pude volver a aquella mansión, deambule por las calles hasta conseguir un pequeño hotel y quedarme hasta que el primer rayo del sol se asomara. Mientras caminaba por las calles podía sentir que la gente me miraba muy raro, tal vez ya habían carteles con mi cara pegados en todas las partes de esta ciudad pero no me importaba, aún estaba a salvo puesto que debían encontrar más pruebas para llevarme directamente a la cárcel y encargarse de que no saliera de allí en mucho pero mucho tiempo. Atravese las puertas de aquel lugar tan sombrío y triste para muchos, pase por aquellas lápidas, unas hermosas y decoradas pero otras tan muertas como los restos que yacian ahí dentro; trague saliva y subí la capucha de mi chaqueta, camine unos cuantos metros hasta bajar unas escaleras y poder ver el paraíso de tumbas que adornaban el cementerio, baje por las escaleras y veía alguna gente vestida de negro llevando flores a sus seres queridos.

―Mei ¿Me prometes que vas a estar bien? ―la pequeña imagen de mi madre sonrió.

―Claro mami, si tu estas a mi lado voy a estar más que bien ―le di un rápido beso en su mejilla.

―Debes cuidar a tu hermana ¿Entendido Jimin? ―mamá pregunto a aquel niño con esas mejillas regordetas.

Aunque tuviésemos apenas nueve años podíamos entender a la perfección, mi hermano mayor (por unos segundos) se encargaba de cuidarme y espantar aquellos niños que buscaban hacerme daño u obligarme a ser su novia.

―Si, mamá ―Jimin asintió ―voy a cuidar a JiHye.

―¡Ese es mi hijo!

―¡Yo tambien te voy a cuidar! ―hable con elocuencia.

―No, lo haré yo.

―Yo tambien quiero cuidarte ―hice puchero.

―Eres muy pequeña, ademas una niña y no tienes tanta fuerza ―levanto su delgado brazo y apretó su puño ―yo si tengo, mira mis músculos.

En aquel momento apreté mi boca para contener las ganas de explotar en una carcajada, lo único que veía en sus brazos era grasa moviéndose, no había rastro de músculos o algo por el estilo pero como era mi hermano preferido me contuve de decir algo y sólo seguí con la guerra.

―¡Puedo crear músculos! ―me crucé de brazos.

―No. No puedes y punto ―puso un semblante serio.

―Chicos, chicos ―nuestra madre se puso de cuclillas y paso sus brazos por nuestras espaldas ―los dos se pueden cuidar del uno al otro ¿bien?

Mi hermano mellizo y yo nos miramos con un poco de reto pero en menos de dos segundos nos sonreimos y unimos a un abrazo con nuestra progenitora.

Clandestino ➳ BTS [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora