Sentada en el banco de un pequeño parque a las afueras de la ciudad me quede pensando en que afortunados eran esas personas que tenían mucho dinero en sus cuentas de banco, o aquellas que presumían sus grandes lujos. De pronto volví a la realidad y me percaté de que ya era muy tarde y que si no seguía mi camino pronto oscurecería y seria aún más peligroso el regreso a casa.
Mi nombre es Taylor, tengo 22 años, y vivo con mis padres Andrés y Sara, y mis dos hermanos mayores, Mitch y Zack a las afueras de la ciudad de New York.
Quizás para muchos llegar a Los Estados Unidos y vivir el sueño americano lo era todo, para mí también lo era, hasta que me tocó vivir la cruel realidad de tener que trabajar aun sin empezar mi carrera universitaria para ayudar con los gastos que generaba el estar en una ciudad tan costosa como lo era New York.
Llegamos a New York cuando solo tenía 18 años y desde esa edad empecé a trabajar en una cafetería como mesera, el lugar no era muy lujoso y tampoco con muy buena comida pero el pago era justo y para mi corta edad me ayudaba a costearme ciertas cosas como un teléfono decente ya que si era por mis padres debía usar el teléfono fijo, también poder comprar en alguna tienda de ropa y salir de vez en cuando a lugares que me apetecía comer algo delicioso.
Yo era la típica chica que le gustaba salir con amigos, hacer cosas fuera de lo común, reír hasta llorar, pero había un pequeño problema, era una de las personas más tímida del universo, nunca le hablaba a nadie que no conociera, incluso si ya alguna vez lo había visto y esa persona se había presentado, solo le dedicaba una cálida sonrisa y seguía mi camino. En las reuniones familiares era la más callada y la que muy poco opinaba al respecto en cada situación. Algo si tenía a mi favor, siempre analizaba cada actitud y cada gesto de las personas que me rodeaban y sabía casi siempre cómo reaccionarían ante alguna noticia o cualquier acontecimiento.
En mi primer año en la cafetería me fue excelente a pesar de que mi jefe Jeff fuera un pesado con todos y viviera diciendo que su restaurant no está lleno por que ofrecemos un muy mal servicio, pero la realidad era que no se fijaba que debía cambiar la fachada de su restaurant y al asqueroso cocinero que solo servía para decir vulgaridades.
Luego de un año conocí a Mary la que es ahora mi mejor amiga, amo a esa chica con locura, es tan expresiva, alegre, extrovertida y tan única que hace que mi vida sea mucho más fácil en este lugar. Mary entro a trabajar a la cafetería como reemplazo de una mujer odiosa que al igual que Jeff lo único que hacía era gritarnos a todos aparte de que se creía la dueña del local cuando Jeff no estaba solo por el hecho de que se acostaba con él.
Mary y yo éramos inseparables cuando alguna de las dos enfermaba o tenía un problema la otra se inventaba cualquier excusa en el trabajo para faltar y así poder estar juntas. La vida de Mary no era más sencilla que la mía, al contrario Mary vivía sola con su madre ya que su padre las había abandonado desde que ella era pequeña pero aun así Mary sabia siempre que decirme cuando yo sentía que mi mundo se venía abajo.
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Vuelvo a caer
RomanceTaylor es una chica acostumbrada a estar tranquila, llena de trabajo y responsabilidad a pesar de su corta edad, hasta que conoce a Dan, el chico de sus sueños, o eso era lo que ella pensaba. Al principio todo era amor, risas y juegos pero luego Ta...