Sentimientos Latentes || Fanfic || Yaoi || Wigetta || 10

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-Narra Willy-

Vegetta abandonó enfadado mi habitación. Yo me quedé inmóvil e impasible hasta que se fue por completo, entonces no fue necesario guardar la compostura. Acababa de darme lo más parecido a un beso verdadero que nunca me habían dado, y no pude corresponderle. El sabor de sus labios estaba impregnado en los míos, y aún cuando el beso jamás llegó a realizarse por parte de ambos me había hecho sentir tantas cosas que no entendía como conseguía mantenerme de pie. Creía que toda mi seriedad desaparecería a causa de la vergüenza, el sobresalto, las ganas.. y estaba orgulloso de mi entereza, pero decepcionado de mi orgullo. Yo quería besarle, pero no que fuera así. Quizá de haber sido distintas sus palabras al irrumpir en mi cuarto, de haber mencionado que él sabía que yo le gustaba.. pero no lo hizo, dijo que no sabía que significaba para él, pero que quería besarme y eso podía significar cualquier cosa. Yo, en cambio, estaba seguro de que sentía algo profundo e intenso por él, aún sin saber el qué. Y estaba descolocado, perdido, desorientado.. no sabía como reaccionar, nunca me había sentido así respecto a nadie. A veces simplemente me sentía avergonzado y entregado dónde él estaba, me dejaba llevar y terminaba a merced de la persona que tantos celos repentinos me provocaba y que me hacía sonrojar. Otras veces recordaba que él era Vegetta, el pringado, la víctima de mis trolleos en los juegos y mi mejor amigo en la realidad, entonces no podía hacer más que mostrarme orgulloso porque no quería que me viera vulnerable. Tanto mi rechazo como su beso fueron más bien una lucha entre vanidades, porque no entendía en que momento exacto había decidido que besarme valía la pena y que las cosas no cambiarían tras eso. Y es que él era tan así, siempre debían hacerse las cosas a su manera y como él las quisiera, no necesitaba a nadie más. ¿Y si descubría que yo no significaba nada para él? No quería ser un simple borrón en su historia, yo quería ser especial, me negaba a formar parte del resto. Ya le había visto como se comportaba con otros hombres durante los eventos, en los que ciertamente me enardecían los celos aún sin saber que era por él, pero ahora lo sabía y simplemente recordarlo me ofuscaba. ¿Porqué se comportaba tan cariñosos con todos? Quizá era bisexual, quizá siempre lo había sido. Pero eso me hacía pensar que yo era uno más, en absoluto importante, e incluso si hubiera otros a nuestro alrededor con los que tontear.. no se fijaría en mí. Pero me costaba ser tan duro, aunque lo fuera, había siempre una parte de mí que me gritaba que fuera con él y aceptara su cariño, el que tanto tiempo había ansiado recibir. Me serenaba cuando pensaba lo que él podía llegar a hacer de mí, aunque no era una mala persona en absoluto, cuando estaba cerca suyo no era yo mismo. Era otro, más vulnerable, como un niño tonto enamorado. Me ponía nervioso, tartamudeaba, me dejaba llevar como nunca, tenía bruscos cambios de parecer y el corazón me latía tan fuerza que parecía que fuera a salirse de mi pecho. Y aún cuando mis sentimientos eran más que obvios, había momento en los que me dedicaba a rechazarlos, pensando que sería una confusión momentánea o celos amistosos.

Solamente tenía una cosa clara, ninguno sabíamos lo que queríamos del otro, y cuando uno se decidía el otro se acobardaba. Había tanto miedo en nuestros actos como en lo más profundo de nuestros corazones. Me tumbé en la cama y apoyé la cara contra la almohada para gritar fuertemente sin ser escuchado, después me destapé y suspiré. ¡Tantos sentimientos acumulados! ¡Tantas dudas, tantas cosas en tan poco tiempo! Tanto que no sabía que pensar, que pensaba una cosa y luego rectificaba por otra, que estaba hecho un tremendo lío. Sin poder conciliar el sueño después de lo acontecido, me dediqué a ver vídeos que habíamos grabado juntos. Repentinamente todo encajaba, y cada vez que Vegetta me decía una indirecta en los vídeos yo sonreía en la realidad, añoraba esa situación. Cuando contaba un chiste malo me reía, mientras pensaba que era un completo pringado por soltar semejante estupidez. Luego estaban sus tostones en los que empezaba a explicar todo lo que había hecho a los subscriptores y terminaba por sentirse más que satisfecho con el resultado. Eran manías que uno podía llegar a odiar de Vegetta, pero a las que yo estaba tan acostumbrado que las adoraba. Siempre le gustaba todo muy bien hecho, era minucioso y ordenado, un tipo de persona especial y que escaseaba. Veía simplemente los capítulos en los que grababa él, e incluso llegué a poner simplemente vídeos suyos individuales porque odiaba escuchar mi voz. Empezaba a comprender porque la gente le adoraba tanto, era cariñoso con los subs y también divertido, las horas me pasaron volando viendo vídeos de él. Finalmente puse a subir los vídeos de mañana y me acosté en la cama con un enorme nudo oprimiendo mi estómago, cuanto me gustaba y que poco entendía un sentimiento de tan grande magnitud. 

Sentimientos Latentes (Wigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora