-Narra Willy-
Juntos ocupamos el banco del parque colindante a la feria. Yo sostenía el rosado algodón de azúcar, de vez en cuando extraía un pedazo del mismo y me lo llevaba a la boca. Tenía un potente sabor dulzón, degustaba su azúcar cada vez que me relamía los labios. Frente a nosotros se encontraba la parte más activa del parque. Compuesta por niños, sus familiares y alguna que otra pareja. Todos y cada uno de los que componían el parque me hicieron pensar en temas de conversación, en los que quizá no sería demasiado inteligente inmiscuirse. Ver a los pequeños infantes, persiguiéndose unos a otros, columpiándose, gritando y riendo sin preocupación alguna. Sus padres, observándoles con una gran sonrisa, mientras que velaban por su seguridad y procuraban que no hicieran nada peligroso. La bella imagen frente a mis ojos no me hizo sentir nada, más bien me hizo preguntarme si el mayor estaría sintiéndolo. Vegetta ya había mencionado el tema en alguna otra ocasión, aunque probablemente estuviera bromeando. De cualquier manera, quería asegurarme.-¿Tú quieres tener hijos?.-Pregunté repentinamente, intentando aparentar indiferencia. Noté sus grandes ojos pardos, escrutándome, así que me limité a seguir degustando el algodón de azúcar. Claramente la pregunta le había cogido desprevenido.-Sabes que sí. Creo que sería un buen padre.-Explicó, cargado de ilusión. Sabía perfectamente que su respuesta sería afirmativa, pero por un segundo había albergado la esperanza de estar equivocado. Me hubiera sentado mejor recibir una respuesta negativa, su afirmación no vaticinaba nada bueno.-¿Porqué preguntas?.-Me cuestionó con curiosidad. La brisa era ligeramente fría, algo infrecuente en el clima de los angeles.-Ah no, por nada.-Me costaba expresarme en estos caso. Además, habíamos quedado en ser positivos de manera que pudiéramos disfrutar el presente. Ciertamente deseaba desahogar mis inseguridades con él, pero temía que eso pudiera ocasionar problemas entre nosotros. Habíamos tenido un maravilloso y romántico día de feria, aún sin perder nuestra esencia, no quería estropearlo.-Willy.. dime.-Me pidió, desvelando lo mucho que me conocía al adivinar que, en definitiva, algo estaba atormentándome. Me revolví en el banco, notando sus grandes pupilas atentas. Era ese tipo de mirada que a veces dirigía, esa que señalaba que no se rendiría hasta conseguir su propósito. En este caso, su propósito era hacerme hablar.-Es que siempre lo dices, y.. pues..-Suspiré sin poder terminar la frase. Exteriorizar los pensamientos empleando palabras, era algo que nunca terminaría de dominar. Prefería enmudecer que ponerme a tartamudear o trabarme en mitad del camino.-Madre mía , niño.. di de una vez lo que quieres decirme.-Repuso con impaciencia el mayor. Era demasiado introvertido en el momento de expresar emociones humanas. Podía hablar de juegos y técnicas durante una hora, pero no sobre sentimientos. Las pocas veces que me había envalentonado para ello, era cuando empecé a sentir cosas por Vegetta, todo fuera por mantenerlo a mi lado.-Me preguntaba si te imaginabas un futuro conmigo.-Musité finalmente. ¿Debería haberme quitado un peso de encima? Porque más bien parecía que se hubiera sumado. Me pesaba menos el hecho de contener mis dudas, que el de tener que esperar su respuesta. Porque fuera positiva o negativa, complicaría lo nuestro. Y después de tantas adversidades, yo estaba cansado de complicaciones. Él se calló, sin dejar de mirarme. No parecía un silencio repentino, a causa de no tener una respuesta. Era más bien un silencio premeditado, que aumentó la tensión entre ambos y me provocó ganas de pellizcarle.-El problema no es que no me imagine un futuro contigo, es que no me imagino un futuro sin ti.-Confesó finalmente, empleando intencionadamente el típico tono pomposo de galán de película. No solía rendirme ante semejantes cursiladas, pero viniendo del hombre que uno ama, noté derretirse mis defensas. Guardé silencio, aún sintiéndome halagado y notando el ardor en mis mejillas.-Eh… te he dejado callado. Me ha quedado super bonito.-Se jactó el mayor, trazando una sonrisa arrogante. Sí, estaba en lo cierto. El condenado sabía como conquistar a alguien con palabras, mas yo no quería alimentar su ego.-No te creas eh… no tanto.-Exclamé, degradando su adulación con un ademán de mi mano. Él no perdió la sonrisa, sacudió la cabeza suavemente, negando con ella.-Ya claro, claro.. no te hagas el duro, has puesto una carita..-Me agarró el moflete y enseguida lo soltó. No fue un gesto romántico, ni despectivo. Fue más bien amistoso, con cierto retintín burlón. La verdad era, que aunque fuéramos bastante pegajosos en la intimidad de nuestro hogar, si hiciéramos una recopilación la mayoría de nuestro contacto a lo largo del día era amistoso. Y eso me gustaba. Porque había visto a parejas de hecho, como Lana y Luzu. Y ellos, como todos, tendrían sus momentos cariñosos, pero lo que les convertía en una buena pareja era que mantenían una buena amistad.-Mejor dejemos el tema.-Concluí, puesto que no quería atosigar a Vegetta con inconclusas conversaciones sobre nuestro incierto futuro común.-¿Porqué?.-Insistió él, sonriendo aniñado al comprobar que su obstinación me había hecho bufar irritado.-Es.. pronto ¿No? Para hablar del futuro.-No estaba seguro, esta era mi primera relación. Pero por lógica y no experiencia, suponía que una pareja no deseaba hablar sobre el futuro tan temprano. Incluso yo me agobiaba al pensar en lo que sería de nuestras vidas dentro de diez años. Pero Vegetta tenía razón en algo, aunque me costara imaginarme un futuro con él, mucho menos podía imaginar un momento venidero de mi vida en el que me faltara su presencia.-Lo es.-Concedió, asintiendo. Entonces se apresuró para añadir.-Pero después de todas las dudas y lo que hemos pasado.. sería absurdo que ahora estuviéramos juntos sin creer que duraremos ¿No?.-Su razonamiento fue aplastante. Mis dudas eran absurdas, él estaba en lo cierto. Aunque fuera en vano, debíamos poner de nuestra parte por conseguir mantenernos juntos.-Mira, Vegetta… hay veces que dices unas cosas.. pero ahí te he visto, tienes razón.-Al escucharme, compuso una triunfal sonrisa. señalándose a él mismo con grandilocuencia. Después adquirió una expresión neutral al preguntar lo siguiente.-Pero entonces.. ¿Porqué crees que no quiero un futuro contigo?.-Dejé caer el palo que sostenía el algodón de azúcar al suelo, ya apenas quedaba. Claro que yo tenía mis motivos para pensar que él no deseaba un futuro conjunto, tampoco inventaría problemas por aburrimiento.-Las cosas que dices siempre y un futuro conmigo no parecen compatibles.-Declaré, animándome a intercambiar con él una rápida mirada. Costaba mantener los ojos sobre los suyos mientras manteníamos una charla tan delicada.-¿Porqué?.-No quería decirlo en voz alta. Pero él siempre hablaba sobre casarse con una mujer, tener hijos propios, formar una familia.-Es más que evidente.-Suspiré, notando el peso de mi conciencia. No deseaba interferir en su futuro ideal, en lo que siempre había soñado. No quería arruinar lo que él esperaba que fuera su vida.-¿Cuantos hijos quieres tener? O bueno, juntos..-La pregunta hizo más que sorprenderme, de haber estado consumiendo algo, seguramente me habría atragantado. -¿Estás tonto? Vegetta, nosotros no podem..-Empecé a recordar con cierta violencia, pero él me interrumpió sin reparos.-Cállate, tío. Estamos fantaseando, podemos imaginarnos lo que queramos.-esbozó una risilla.-Es.. como la imagen esa ¿Sabes?.-Empezó a explicar, se notaba que hacía acopio de todas sus fuerzas para no echarse a reír. Extendió los brazos, juntó ambas manos y después las separó hacia extremos opuestos. Según la imagen que había visto, de la que creía que hablaba, estaba trazando un arcoiris entre ellas.-Imaginación.-PronuncióVegetta, lenta y fantasiosamente.
ESTÁS LEYENDO
Sentimientos Latentes (Wigetta)
FanfictionEs difícil convivir con tu mejor amigo cuando descubres que tus sentimientos hacia él no son únicamente amistosos. Eso le ocurre a Willy, que tras las reiteradas indirectas de su compañero de piso, empezará a sentir por primera vez lo que es estar e...