Sentimientos Latentes || Fanfic || Yaoi || Wigetta || 47

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-Narra Vegetta-

En ocasiones, cuando estamos pasando un mal momento, tendemos a tachar aquel instante como ”el peor día de mi vida”. Lo hacemos enseguida, sin tener en cuenta que todavía nos quedan demasiados días por delante, días que pueden ser mucho peores. En cambio, supe que no era una de esas veces. Asumí, con toda convicción, que este sería desde hoy hasta mi último aliento, el peor día de mi vida. Aunque tuviera cierto sabor agridulce, por el paseo romántico en la feria. Estos últimos minutos fueron suficientes y decisivos para mortificar para siempre la fecha. Aún cuando los años pasaran, me sentiría desalentado y falto de vida al reencontrarme con este día en los calendarios. No podía quitar los ojos de encima de la foto, mientras que maldecía haber sido tan descuidado. Un cúmulo de sentimientos me embargó: Confusión, ira, tristeza, estupefacción. Tantos había que no pude expresar ninguno, mi estado jamás había sido tan neutral. Mi corazón palpitaba muy despacio, escuchaba cada poderoso latido en los oídos. Estaba en shock. Oí como Luzu me decía algo a través del teléfono móvil, pero colgué y lo dejé sobre el escritorio. Alguien acababa de destruir la maravillosa vida que había estado formando. Ahora todos mis subscriptores conocían el secreto que tanto me había empeñado en ocultar. Ahora todas las abyectas personas que me odiaban estarían celebrado un motivo más para agredirme con sus palabras. En este momento, ya todos mis amigos e incluso mi familia habrían visitado la red social, llevándose esa noticia de la peor manera posible. Tendría que dar explicaciones, declaraciones sobre la fotografía, cuando todavía no estaba seguro de como me sentía respecto a ella. Pasarían semanas y la gente continuaría hablando sobre el tema, y la imagen seguiría circulando porinternet durante el resto de nuestras vidas. ¿Porqué me ocurría esto? A mí, que siempre había sido cuidadoso con el tema de las imágenes y apenas mostraba resquicios de mi privacidad en los vídeos. Notaba como si unos dedos imaginarios estuvieran aprisionándome el esófago y me empezaba a faltar el aire en los pulmones. Mi mano sostenía con fuerza el ratón, cuando la observé comprobé que estaba temblando frenéticamente desde hacía más de un minuto. 

Entonces escuché la voz del menor, justo detrás mío. Con mis desasosegadas sensaciones, olvidé por completo que estaba ahí. Tampoco pude preocuparme por su reacción particular, estaba ocupado temiendo por nosotros. Que cruel ironía. Tanto hablar sobre un futuro común, y lo que peligraba después de todo, era nuestro presente.-¿Quién es ese?.-Preguntó Willy. Sonaba afectado, tenía la mirada perdida, sin fijarse en ningún punto concreto. Me costó un tiempo comprender su interrogante, pues en principio no le hallé sentido alguno. Cuando conseguí hacerlo, la cólera me invadió. Le dediqué una mirada repleta de incredulidad.-Madre mía, Willy.. ¿En serio? Eres tú.-Escupí cada palabra, en un tono de perpleja descortesía. No podía creerme que estuviera haciéndose películas, en un momento tan crítico. De haber estado con la mente fría, su consulta y falta de observación, hubiera hecho que rompiera en carcajadas. Pero estaba afectado, furioso, las dudas experimentadas no me hicieron una pizca de gracia. ¿Era objetivo mi enojo? Claro que no, en absoluto. Pero no podía contenerlo, cualquiera en mi lugar sería incapaz. Todas mis siguientes acciones estarían inducidas por la rabia e impotencia que me hacía sentir aquella imagen, ahora viral, circulando por la red y perjudicando nuestro modo de vida.-Nosotros no nos hemos besado nunca en un sitio así.-Replicó él, escudriñando la foto. De su rostro, apenas se veían más que unos finos labios rosados. Aún así no concebía que hubiera sido incapaz de reconocerse. No concebía que él fuera tan desconfiado como para dar por hecho que le estuviera engañando con otro hombre. Era incoherente, un disparate.-¿ESTÁS TONTO? ¿Quién va a ser si no eres tú? No te acuerdas porque te habías quedado dormido. ¿No lo ves? Mira bien.-señalé con mas ímpetu la pantalla del ordenador.-El fondo, estamos en el avión. Es de cuando volvimos de España.-Apenas se distinguía el fondo, de colores azulados. Era notorio que la foto estaba sacada desde la lejanía, alguien había puesto el zoom en nosotros, de modo que apenas se distinguía el entorno. Cabía reconocer que su rostro era irreconocible comparado con el mío, pues la posición en la que aparecíamos favorecía mucho más a reconocerme. Hasta yo habría dudado, de no recordar con claridad aquel momento en mitad del vuelo. Aún así mucha gente en la red, había dado por hecho que era a Willy a quien estaba besando, mientras que otros se esforzaban en demostrar que no era él. De algo no tenían dudas, yo era el otro. La imagen era extraña, cogida por los pelos, de pésima calidad y enfoque. Me recordaba a las típicas fotos en las revistas, que uno hace al famoso a escondidas. Lo triste era que esa pésima imagen, sería suficiente para hundirme. Aún poniendo mi rostro en duda, lo cual sería de dudosa credibilidad, se distinguía mi ropa, la misma que llevaba en algunos vídeos. El menor estaba atónito, por lo que insistí, tratando de explicarme.-Te quedaste dormido y te besé, llevábamos una semana sin vernos y… ¡Seré tonto! No debí hacerlo, en un avión lleno de gente. Algún desgraciado nos sacó una foto.-¿Quién habría sido? Podría haber sido un pasajero que nos conociera, o simplemente un desconocido había hecho una foto al vernos acaramelados. Ni eso, ni parecía estar sacada únicamente con intención de capturarnos a nosotros, parecía que la hubieran cortado de otra foto original más grande. El caso es que había acabado colgada en Internet. Cargado de frustración, me cubrí el rostro con ambas manos y exclamé un furioso grito contra ellas.-Tranquilo.-La voz del menor, transmitía todo menos la tranquilidad que acababa de expresar. Estaba tanto o más turbado. Noté como apoyaba su mano sobre mi hombro, en señal de apoyo. El silencio se apoderó de mi cuerpo unos segundos, para después girarme hacia él, volviendo a reflejar incredulidad en el rostro.-¿Tranquilo? ¿No lo entiendes? Todo el mundo lo ha visto, Willy. Me da hasta miedo abrir el canal o mirar las menciones.-Confesé con furia y congoja. Tendría que reunir todo mi valor para hacer esas cosas, porque no podía ignorar o actuar como si nada hubiera pasado eternamente. El problema era que no tenía ni idea de que debía hacer, no había manuales escritos para este tipo de situaciones. No había nada socialmente aceptado. Actualmente tenía ganas de salir corriendo, esconderme bajo las sábanas para resguardarme como un pequeño niño asustado y no volver a enfrentarme al mundo exterior. El menor no podía ayudarme como le gustaría, él también lucía visiblemente preocupado, su rostro estaba lívido.-Me cago en todo.-Maldijo tras soltarme, llevándose las manos a la cabeza mientras que daba vueltas por el cuarto. Estábamos en una situación tan crítica que ninguno podía ofrecer consuelo al otro, puesto que compartíamos las mismas inquietudes. Nuestro trabajo y mayor pasatiempo desde hacía años, peligraba. De modo que también nuestros ingresos, los cuales nos permitían ser personas independientes capaces de pagar el alquiler de nuestra vivienda y mantener un estatus vitalicio más que aceptable. Sabíamos que muchos de nuestros seguidores dejarían de vernos como lo hacían. O no aceptarían nuestros gustos, o se enojarían por el hecho de haberles ocultado semejante secreto durante tanto tempo. Pocas personas excusarían o apoyarían nuestra relación, una considerable minoría. La imagen pública que ofrecíamos, había cambiado para siempre. Incluso dudaba que después de esto, muchos padres permitieran a sus primogénitos ver nuestro contenido, por inocente que fuera. Lo peor era que no estaba siendo negativo debido a la gravedad del asunto, tristemente vivíamos en un mundo injusto e intolerante. Estuvimos un buen rato completamente callados, no sabría decir aproximadamente cuantos minutos transcurrieron en silencio, el desamparo hizo que perdiera toda percepción del tiempo. Únicamente podía escuchar nuestras aceleradas respiraciones, sus pasos inquietos, el estruendoso latido de mi desenfrenado corazón. Notaba que tanta ansiedad empezaba a marearme más que aquel viaje en noria, y los ojos me quemaban por las ganas de echarme a llorar. En un momento determinado, moví con lentitud la mano, reuniendo el valor suficiente para entrar en mi canal de Youtube. Casi pude adivinar como el cuerpo de Willy se tensaba al comprobar lo que había hecho, y sus ojos volvían a detenerse sobre la pantalla. Por primera vez desde comenzado mi canal, el número de subscriptores había bajado. Comprobar que mis sospechas eran ciertas, me hizo reprimir un sollozo, mantenía los ojos secos por pura inercia. Piqué en el último vídeo que había subido, horas atrás. Los votos negativos superaban a los positivos, como nunca antes había sucedido en uno de mis vídeos. Sentí una inmensa rabia envenenándome el alma. Mi vida privada no tenía nada que ver con la manera en que yo comentaba los vídeos. Absolutamente nada. Las mismas personas que en el pasado me habían hecho dichoso con su apoyo, ahora me daban las espalda por haberme besado con un hombre. Apreté con tanta fuerza el ratón, que de haber sido de un material menos resistente, estaría hecho trizas.-No sigas mirando eso.-Me rogó el menor, murmuró la petición de manera inexpresiva. Lo miré de soslayo, estaba plantado a mi lado. Tenía las manos cerradas en un puño, él también estaba enfadado. Ignoré sus palabras, consciente de cuan masoquista estaba siendo. Hice bajar la rueda del ratón con el dedo índice, dirigiendo la página hacia la caja de comentarios. No estaría exagerado si dijera que todos y cada uno de los comentarios, hacían referencia a la imagen. La mayoría eran despectivos, insultos o notificaciones hacia los otros usuarios, advirtiéndoles de que al parecer yo era gay. (Dichos comentarios corroboraban sus palabras, colgando el url de la foto como evidencia) Uno de cada cincuenta, era un comentario de apoyo incondicional. Estaba demasiado herido como para agradecer por las pocas personas racionales y comprensivas que estaban dispuestas a prestarnos su amparo. Ya recibíamos más de cien comentarios despectivos al día, pero esto fue demasiado. Bajé mis defensas, cada palabra ofensiva que leí, consiguió hacerme sentir una punzada en el corazón. No había forma humana de que la fama, el dinero o el apoyo, compensara este sufrimiento.-Tarde o tempano iba a pasar.. ¿Cómo creíamos que nadie se daría cuenta? Era cosa de un descuido. Lo peor es que el problema de todo esto es que nos queremos. Había veces en las que pensaba que la gente estaba lista para aceptar este tipo de situaciones, pero me equivocaba.. la gente nunca estará lista para aceptarlo. Para aceptarnos.-Me sorprendió la franqueza de mi vocablo. Pensaba que en cuanto intentara hablar, mi voz se quebraría, pero no lo hizo. Se mantuvo firme y distante, gélida como un témpano de hielo. Me levanté del asiento y le propiné una patada, la silla salió disparada hasta golpearse contra un mueble.-Joder..-Exclamé, caminando airado por la habitación. Volqué de un manotazo los muñecos colocados en fila y me giré hacia el menor. Willy no se me aproximó en ningún momento, no intentó calmarme con su contacto físico. Estaba resignado, creo que él sabía que nada de lo que hiciera conseguiría que yo estuviera menos colérico con el mundo. Creo que él estaba igual de enfadado con la humanidad. Me miré en el espejo del cuarto. Tenía el rostro enrojecido por la rabia, una expresión fiera y violenta que no pegaba en absoluto con mi carácter, habitualmente afable. Levanté el puño cerrado en dirección al cristal, queriendo golpear aquel reflejo que parecía burlarse de mis desgracias, pero con suma rapidez Willy se interpuso entre ambos para evitar que mi mano impactara contra el espejo.-Vegetta, no…-Me exigió, evidentemente me detuve para no dañar al menor. Tenía razón, golpear cualquier cosa que se me pusiera delante no conseguiría aliviar mis problemas. Simplemente hubiera convertido mis nudillos en un amasijo de sangre y cristales. Pestañeé varias veces y observé mi habitación, con solo unas cuantas alteraciones de inusual desorden, ya me parecía caótica. Una vez más, nosotros estábamos en mitad de nuestra propia destrucción. El pelinegro me miró con preocupación, yo torcí el gesto, intentando regular la respiración. Nuevamente me faltaba el aire, estaba luchando contra mi propio instinto para no sufrir un ataque de ansiedad por la gravedad del conflicto.-Intenta relajarte.-Me pidió, poniéndome la mano en el pecho al comprobar que yo estaba haciendo hondas exhalaciones para no quedarme sin ventilación. Su preocupación se acrecentó, me fijé en como sus orbes se posaban sobre el móvil y negué con la cabeza.-Tranquilo estoy bien.-Intenté aparentar calma. Con suma delicadeza, aparté su mano de mi torso. La rabia había ardido en mi interior, como una poderosa llama. Pero ahora estaba extinguiéndose, el fuego se apagaría y solamente quedaría oscuridad. En las tinieblas se ocultaba la tristeza, era cuestión de tiempo. Eran como las fases de duelo, después de la ira, tarde o temprano venía la depresión. No quería que Willy me viera decaído, él ya tenía lo suyo. Una vez me pusiera triste, creía no ser capaz de volver a recomponerme nunca. Siempre había sido una persona de lo más sensible, incluso más que él. Ante todo quería evitar que me viera sollozando y gimoteando como un cachorro herido. Como un juguete roto.-Déjame solo, por favor. Después hablamos.-Pedí, fijándome en sus facciones. Estaba tan inexpresivo que jamás, aún conociéndole como lo hacía, hubiera sido capaz de adivinar que pasaba por su cabeza.-¿De verdad?.-Preguntó dubitativo. Asentí con la cabeza, haciendo un ademán hacia la puerta.-Sí, seguro que tú también lo necesitas.-Declaré, puesto que yo no era el único que debía poner en orden sus pensamientos.-No quiero que te quedes leyendo malos comentarios, eso no cambiará las cosas.-Aún estando cerca el uno del otro, tenía la sensación de que nos separaban kilómetros de distancia. Estábamos en mundos distintos.-Lo sé.-Murmuré. Entonces él se marchó, sin más ceremonias.

Sentimientos Latentes (Wigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora