🔷¿Pasado?🔷

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Cuando Elsa, Mavis y Jack salieron por la puerta, todos se sumieron de nuevo en ese incómodo silencio, a ninguno le interesaba interactuar con el otro, aún no había necesidad, no hasta que fueran coronados, después de eso tendrían que verse cada mes igual que sus padres lo hacían con los demás reyes en las reuniones en Disworks.

Merida aburrida y hambrienta decidió salir a buscar algo que comer, ¿como era posible que no les llevaran el desayuno al salón? Ellos eran gente importante, no eran unos cualquiera, decía en su mente la pelirroja, hasta que recordó donde estaba, en Disworks, donde no existe jerarquía, donde todos son iguales.

—¿porque tan solita?—la chica al instante volteo, no se esperaba que nadie la reconociera en esa academia, hasta que vio esos ojos verdes, rodó sus ojos y se limitó a seguir su camino—pero que te e hecho yo para merecer ese tipo de respeto—Hiccup comenzó a molestarla, pero ella no quería pelear, solo quería algo para comer—deja de ignorarme DunBroch—el castaño se puso frente a ella deteniendo su caminar.

no entiendo que es lo que quieres—dijo con simpleza la princesa.

tú sabes lo que hiciste, no puedes negarlo.

—vamos Hicc, eso ya paso hace un año, no me digas que sigues resentido—la chica formó una sonrisa y ladeó su cabeza, sabía que lo que hizo le costó una victoria muy importante a Hiccup.

eres una maldita—escupió Hiccup con ira y despreció, ella fue la culpable de todo.

que te digo, así soy yo,
ahora—la princesa siguió caminando y al pasar a un lado del príncipe golpeó con su hombro el hombro del contrario con fuerza haciéndolo retroceder—tengo asuntos más importantes que resolver, adiós.

Hiccup se quedo mirándola, la odiaba, ella era la causa de su derrota y en cambio el había sido la causa de la victoria de Merida. Pero eso no se iba a quedar así, él le haría sentir lo mismo que sintió, frustración, culpabilidad y dolor, mucho dolor.

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Ahora solo quedaban Anna, Hans, Rapunzel, Kristoff y Eugene en el salón, tan solo faltaban 15 minutos para que los demás volvieran y el maestro entrara dando inicio a su clase.

Hans tenía la cabeza recargada en el pupitre, las voces que escuchaba no lo dejaron dormir en toda la noche, unas gritaban instrucciones y otras le decían ¡HAZLO! ¡HAZLO!, trataba de mantenerse tranquilo, pero el silencio no ayudaba en nada, por lo que decidió salir, simplemente se recargó en el barandal color blanco y respiró profundamente, el salón estaba a sus espaldas por lo que no le tomaría más de 5 segundos entrar cuando el profesor llegara, tomó su cabeza entre sus manos y cerró sus ojos, se imaginó sentado en el jardín perteneciente a su hermano Harry, el único que siempre lo había protegido y querido, cerca del mar, donde el aire es más fresco y el sonido de las olas lo relajaban, lo tranquilizaban y lo hacían olvidarse de todo a su alrededor, justo lo que necesitaba en ese momento.

Mientras que dentro del salón Anna dibujaba en su cuaderno, era algo que le gustaba hacer y lo hacía realmente bien, era uno de sus pasatiempos favoritos cuando sus padres la castigaban en su habitación y con la práctica pronto se volvió muy buena.

Kristoff hacía garabatos en una hoja de hasta atrás del cuaderno, utilizaba diversos colores los cuales eran elegidos por su querida hermana Rapunzel, ella elegía los colores de las plumas y él garabateaba sin sentido alguno.

Eugene se limitaba a mirar hacia la ventana, tenía la mirada perdida, pensaba en mucho y nada a la vez, recordaba cuando era un niño y su hermanito siempre estaba detrás de él, Hiccup siempre lo admiro por su valentía y dureza ante los problemas y sonreía por ello, pero cuando recordaba a la chica de ojos verdes y cabello rubio, su sonrisa se borraba y sus ojos se cristalizaban, las lágrimas las contenía, pero el corazón se le estrujaba al recordar lo sucedido esa noche, se odiaba a sí mismo por lo que hizo, pero también la odiaba a ella por no afrontar las consecuencias de lo que ambos habían hecho, nunca quizo hacerle daño, ni siquiera sabe bien lo que paso, las imágenes son borrosas y al tratar de aclararlas su cabeza empieza a punzar y el dolor se vuelve insoportable al poco rato.

8 minutos después llegaron Elsa, Jack y Mavis en ese respectivo orden, se sentaron en sus asientos y volvieron al silencio, pero nadie podía negar que Elsa sonreía ampliamente, Jack parecía relajado y no despegaba su mirada de la pelinegra, la cual al sentir la mirada del albino se sonroja cada vez más, hasta el punto de hacerle competencia a un tomate.

No tardaron mucho en entrar Hans, Merida y Hiccup; el primero se veía pensativo, la chica sonreía burlonamente y el castaño estaba furioso, parecía que en cualquier momento explotaría.

Pero aún así, nadie dijo nada y los tres estudiantes se fueron a sentar, Eugene prefirió no preguntarle nada a su hermano, lo vio salir detrás de la princesa de DunBroch y ya se había imaginado la conversación entre estos dos.

Pasados los 7 minutos restantes, un hombre bajito de cabello blanco y de lentes entró en el salón, Anna se aguantó la risa al verlo, era más pequeño que ella y ¿se hacía llamar su profesor? Pero que chistoso.

Weselton se presentó como su profesor de matemáticas avanzadas y sin más comenzó con su clase, todos lo miraron como si el señor fuera un ser de otro mundo, pero sin rechistar comenzaron a anotar los problemas que escribía en el pizarrón, a simple vista parecían complejos, pero para todos ellos resolverlos fue tan fácil como resolver 2+2.

Weselton anotó 10 problemas en total y les dio 20 minutos para resolverlos todos, ya que pasado el tiempo pasaría a uno al azar para resolver alguno de los problemas.

No importaba a quien pasara, todos contestaban correctamente, era demasiado fácil para ellos, Weselton se dio cuenta de que no eran nada tontos como los creyó en un principio, tal vez por eso cada uno hizo lo que hizo,

Solo por su reino

Por mi reinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora