La reina Elinor subía las escaleras hacia la habitación de su única hija, se sentía agotada, hablar con ella sería más difícil que evitar una guerra entre clanes.
Desde que Merida entro en la etapa más complicada de todo adolescente, comenzó a comportarse de manera más irrespetuosa e irritante, lo normal de todo chico de 19 años, aún un poco irresponsable y queriendo ya ser independiente, pero, la pelirroja se escapaba de casa y no solo por unas horas, su récord personal era de una semana entera sin pisar el castillo.
Sus padres se preocupaban demasiado, en especial cuando llegaba oliendo raro; tanto fue el caso, que los perros guardias se convirtieron también en perros de detección de armas u droga. Merida ya no podia salir del palacio sin supervisión y al entrar sería registrada minuciosamente por su madre y los perros.
La reina había aceptado enviar a su hija a la academia, tal vez un nuevo aire le haría bien, además que no iba permitir que saliera de ahí, no importa cuánto dinero tuviera que darle a Pitch para que aumentara la seguridad de su escuela; estaba dispuesta a darlo, estaba dispuesta a dar lo que fuera con tal de que su hija regresara lista para gobernar con puño de hierro ante una amenaza, pero con amabilidad y responsabilidad ante su pueblo.
Antes de tocar la puerta de la habitación, Elinor, respiro muy profundo tratando de obtener paz y serenidad suficiente para lo que se venía.
—Merida, hija, abre la puerta, necesitamos hablar—la reina espero pacientemente a que su hija obedeciera.
Pasaron unos minutos y nada, ni siquiera se escuchaba sonido alguno dentro de la habitación. La reina estaba preparada, sacó unas llaves y abrió la puerta para encontrarse con la habitación vacía.
Se apresuró a mirar por la ventana sin ver rastro alguno del icónico cabello de la princesa, salió de la habitación preocupada y se dirigió a las chicas que se encargaban de arreglar la habitación de Merida.
—¿donde está mi hija?—toda la serenidad que había estado acumulando, se fue por un tubo.
— en su habitación, ¿porque?—respondió una de las 3 chicas inocentemente.
—no es verdad, acabo de estar ahí y no está ¿DONDE ESTA MERIDA?.
—asustada una de las chicas contestó—reina, Merida no a salido de la habitación desde ayer.
Tomaba un día el regresar de Disworks a DunBroch.
—ni siquiera para comer, todo a sido llevado a su habitación—contestó otra de las chicas temblando.
—desesperadamente, la reina buscó a su esposo— Fergus, tú hija no está.
—¿¡QUE?! No debe de estar lejos—el rey salió del castillo y preguntó a los guardias si habían visto a la princesa, pero las caras confundidas de los guardias le dieron su respuesta, además que de ser así, le hubieran avisado apenas piso sus tierras.
Los reyes buscaban a Merida por todo el castillo, incluso los sirvientes y personal del castillo corrían de un lado a otro entrando en cada habitación que veían, buscando a la princesa pelirroja.
—donde se metió esa niña—la reina estaba al borde de la locura; donde estaría su hija si nadie la había visto salir.
Un estrepitoso ruido proveniente de la cocina hizo que Elinor saliera corriendo en dirección allá, cuando iba bajando las escaleras escucho la risa de su hija, esa risa tan escandalosa y nada digna de una futura reina.
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Por mi reino
Fanfiction7 reinos, 10 futuros herederos al trono, una academia y muchos secretos. Los futuros príncipes y princesas se verán obligados a asistir a la academia más prestigiosa, Disworks, donde no hay rivalidades ni favoritos; donde las apariencias pueden eng...