HINATA 13

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Yachi se había dormido en cuanto empezó la última película de Fast & Furious. No era un tipo de película que a mi me gustaría, pero le había escuchado una vez hablar de ellas y tenía curiosidad. No iban a ser mis películas favoritas, eso lo tenía claro, pero si tenía que volver a verlas con él, no tendría problema.

Al lado de la chica rubia descansaba mi móvil. Lo cogí con cuidado. Me lo cogió en cuanto vio como me caían lágrimas de los ojos después de leer esos mensajes de Kageyama. Había dicho muchas cosas y una de ellas era que quería saber a que sabían mis labios. Cerré los ojos y otra lágrima cayó. Me hacía el fuerte delante de los demás. El ambiente ya era raro, pesado entre todos por la marcha de Kageyama y tan repentina que solo faltaba que me vieran llorar en cualquier esquina por aquel chico que me había dado en mis manos su sueño y yo había hecho lo que era lo mejor, devolvérselo. Nunca pensé que no decirle que volviera al Karasuno, con nosotros, conmigo, le iba a destrozar de tal forma.

Me había seguido en todas las redes sociales que tenía. Pensé en las fotos que tenía en las mías y era todo de animales soft, Yachi y yo, alguna foto con Suga y mucha comida. Leí otra vez: tobiokageyama9 te ha seguido.

Mi cuenta era privada, así que no podía ver nada de lo que tenía colgado, pero la suya no lo era. Entré para ver todas aquellas fotos que tenía colgadas. En ellas aparecía él con mucha gente, tenía como 100 fotos publicadas y en casi ninguna repetía las personas que salían en ellas, excepto unos 6 chicos que por lo que ponía en la descripción eran sus mejores amigos. Tenía una foto con Oikawa sonriendo y dedicándole unas bonitas palabras dándole las gracias por todo lo que le había ayudado y luchado por él. También tenía muchas fotos individuales donde salía sonriendo, otras estudiando o incluso había una comiendo una zanahoria. Leí todos los pies de foto: "Ojalá fueras tú la razón de mi sonrisa", "no se me da bien estudiar, como a ti", "me gustan las zanahorias, pero todavía no he probado la más rica". Siempre se refería a una tercera persona, tenía tantos likes y tantos comentarios donde la gente se daba por aludida que sería imposible decir para quien iba. Sería de iluso pensar que cualquiera de esas frases iban por mí. Me leí un par de comentarios, pero acabé parando cuando mi vista estaba borrosa por unas lágrimas que amenazaban con volver a salir. La mayoría eran chicas diciéndole que era muy mono, muy guapo y él les contestaba con emoticonos ¿Cuándo era la última vez que habíamos hablado? Desde el día del torneo. Había pasado más de un mes y yo no sabía nada de él, ahora era la primera noticia que tenía y era porque estaba borracho. Suspiré. Le echaba de menos, como no iba a hacerlo, al fin y al cabo era él. Kageyama era el intenso de la relación, yo quizá era muy impulsivo o cabezota, pero todo lo que sentía, todo lo que se había creado entre nosotros era por él. Al fin y al cabo, él lo intentó. Él me ayudaba en el voleibol, de una forma u otra, a su manera. Pensé en que había ido a verme a mi casa y yo lo había visto por la ventana, pero todo parecía demasiado de película para ser real.

Alguien me acarició la pierna y por primera vez en mucho rato abrí los ojos, pensé e hice un pequeño deseo que al ver a Yachi supe que no se iba a hacer real nunca o no de momento. Lo que daría por estar viendo las películas con él. En su perfil, solo me quedaba una cosa por ver. Entré en su foto y se abrieron los storys. Salía él rodeado de mucha gente bailando y cantando. Otras con gente que fumaba y que iba con botellas de alcohol, por cada vídeo que pasaba todo iba a peor. Empezaron las fotos con unas chicas, solo reconocí a 3 que eran las que se repetían en las fotos. Un ardor empezó a quemar dentro de mí. Había algo que no me sentaba bien, la última foto era de Oikawa. Ver a Kageyama con él, todavía me había calentado más ¿por qué él podía disfrutar de Tobio y yo no? ¿Qué tenía él que yo no tuviera? A parte de los 20 centímetros de más, que es guapo, bueno en el voleibol, popular, buen estudiante, amable... visto así, lo entendía. Yo no era nada a su lado.

Cuando acabé de ver todos los storys, me di cuenta que sentía un vació en mi interior. Me toqué la frente, sentía como una presión en ella. Era suave al tacto, era un toque delicado, como el de un beso. No era como el beso que me acababa de dejar Yachi en mi frente, no. Llevaba sentimientos dentro, era tan puro como el Kageyama que había visto ese día en el campeonato. Ese Kageyama indefenso y desnudo delante de mí. Me mostró todos y cada uno de sus sentimientos y yo no pude hacer otra cosa que rechazarlo. Yo me quería engañar, decía que lo había hecho por él, pero era mentira. Tenía miedo a afrentarme a mis sentimientos. Tenía miedo a que significaría decirle que se quedara. A que yo también me desnudara frente él. No podía hacerlo, no me podía permitir ser tan indefenso, lucir tan frágil delante de alguien como él.

Me levanté del suelo con cuidado y dejando los cojines cerca de Yachi para que estuviera cómoda. Salí al balcón y vi la noche con todas las estrellas. Suspiré. Cuantas noches como ésta me había pasado yo llorando y mirando las estrellas, y no solo noches. Recreos en la azotea llorando, esperando que un día entrara por la puerta del pabellón diciendo que volvía a casa.
Siempre me imaginaba estar entrenando y que de repente la puerta del pabellón se abriera, de allí se vería una cabeza con pelo negro y despeinado con un gorro encima porque era invierno. Levantaría la cabeza y vería esos ojos negros grandes brillantes mirándonos a todos. Sonreiría al mirarme y él soltería un <<Ya estoy en casa> y yo correría hasta él para abrazarlo, acariciaría ese chaquetón marrón de ante que llevaría puesto y nos fundiríamos en un abrazo, donde poco a poco él me levantaría del suelo hasta que nuestras frentes se tocaran. Estaríamos sonriendo sin importar nuestro alrededor, nuestros compañeros observando la escena sonriendo y asintiendo, sabiendo que eso era lo correcto. Kageyama y yo, juntos, éramos lo correcto. Él me bajaría al suelo otra vez, nuestras frentes se juntarían otra vez, me acariciaría las mejillas como hizo ese día, plantaría un beso en mi frente. Y luego, muy delicadamente en mis labios y volvería a susurrar un <<Ya estoy en casa.> Eso era solo lo que yo quería que pasara, pero Kageyama lo tenía todo en el Aoba Johsai, era feliz o casi feliz. Solo había una cosa que le faltaba para ser feliz, solo me necesitaba a su lado para poder decir que realmente estaba feliz, pero eso no podía ser porque yo pertenecía al Karasuno. Estábamos en mundos muy diferentes, eran dos realidades paralelas las cuales ninguno quería bajarse de ella, pero necesitaba que el otro formara parte de ella. Porque así era, yo quería a Tobio a mi lado, pero en el Karasuno, quería y necesitaba verle la cara cada día en los pasillos, verle luego en el pabellón, volver a casa juntos cogidos de la mano y luego hacer sesiones de estudio que acabarían en besos pequeños en la frente.

Eso solo era mi imaginación, la imaginación de un romántico con el corazón roto por un chico que le había confesado alguna cosa, pero que él había rechazado. Cualquier sueño de una persona enamorada era que su amor fuera correspondido y yo había tenido miedo de admitir que sentía algo por él. No me podía permitir querer a Kageyama. Si quería seguir cuerdo, no podía.
Volví a entrar y me tumbé al lado de Yachi, paré la película y cerré los ojos. No era la primera, ni sería la última vez que iba a dormir a casa de Yachi. Eran las 6 de la mañana y yo me disponía a dormir, para prepararme para la cena de mañana con los del equipo.

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And His Smile Is So Fucking Cute |Hinata y Kageyama|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora