KAGEYAMA 1

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           Lo admito, sí le había reconocido. Es difícil olvidar a alguien como él. Ese ataque que hizo fue algo que nunca vi. El resto..., el resto era horrorosamente malo. No valía para nada. Le había salido de chiripa y ese tipo de jugadores no sirven. No sirven aquí, no sirven en ningún equipo y no me sirven, tengo el suficiente nivel como para jugar en equipos con nivel y gente como el cabeza zanahoria hace bajar el nivel de un equipo.

          Un par de minutos después entraron dos chicos de tercero, uno de pelo blanco y con aspecto dulze y amable. El otro, era moreno y su pelo era muy negro, era alto y robusto cuando empezó a hablar, me di cuenta rápidamente de que era el capitán. A parte de que se encontraba en medio de el mencionado anteriormente y el chico de segundo que llevaba la cabeza rapada, bueno el pelo demasiado corto que parecía que no hubiese, era una mancha gris que cubría su cabeza.

-Buenas tardes, soy Daichi, el capitán del Karasuno y os quiero dar la bienvenida, estamos muy contentos de que queráis formar parte de nuestro equipo. Tengo que ser sincero, actualmente vamos cortos de jugadores, así que lo más provable es que os cojamos a los dos.- Eso fue como un jarro de agua fría, era algo que no me esperaba. Pensaba que se cogían a los jugadores realmente por su nivel y talento. Miré al tarugo que tenía a mi lado, eso quería decir que entraría, que tendría que jugar con él.- A pesar de eso, vamos a entrenar con vosotros a ver que sabéis hacer.- Había visto miradas peores, miradas que inspiraban reto contra otro jugador y otro tipo de miradas, pero la que puso Daichi fue algo que me cogió desprevenido. Un movimiento de cejas, una mirada fija a mis ojos y a los del enano de mi lado porque él también se puso tenso.

-Muchas gracias, soy Tobio Kageyama y...

-Ya sé quien eres.- Me cortó el chico de pelo negro.- Tú, renacuajo ¿Cómo te llamas? y, ¿Cuánto mides? Llegas al metro sesenta, como mucho, alargando un poco.

-Me llamo Shoyo Hinata y mido 1,62.- Se me escapó la risa y me fulminó con la mirada, no hacía falta girarme para mirarlo, ya lo sabía.- Ni que tú fueras más alto. No te rias que no eres alto, solo un poco más que yo.

-1,80.- Y se calló.

-Vosotros dos, callaos. Tenemos trabajo que hacer. Traedme vuestras aplicaciones.- Se las dimos. Nos dio un par de bolas y fuimos haciendo un poco de toques durante mucho tiempo. Era algo realmente aburrido.

            Después de haber pasado este rato aburrido jugando contra el chico de pelo blanco que se llamaba Koshi Sugawara, pero le podíamos llamar Suga y el chico del pelo rapado que se llamaba Tanaka, solo Tanaka. Después, el chico de tercero nos dijo su nombre completo, el cual me importaba lo más mínimo que era Ryunosuke Tanaka. Eran unos datos irrelebantes que no me servirían para poder entrar en el equipo.

           Bueno, después de todo ese tiempo, entró un hombre bajito, delgado y con gafas que Daichi se dirigió a él como "profesor" y detrás suyo le seguía un hombre grande, para decirlo educadamente, con sobrepeso, y vistiendo un traje que parecía que iba a estayar. Mientras seguíamos entrenando el capitán nos fue presentando al director, uno a uno sin parar el balón, acabó rápido porque solo éramos dos.

         Y para demostrar lo malo que es y que no merece formar parte de este equipo, el tarugo dudó en cómo recibir la bola y le rebotó en toda la cara y de ésta a la cabeza del director que le sorprendió y de la misma sorpresa y el golpe, su peluquín salió volando hacia la cabeza de Daichi. Y entonces por primera vez, tuve miedo.

           Cuando la situación se calmó, Daichi nos miró, nos entregó las aplicaciones y solo nos dijo una cosa

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           Cuando la situación se calmó, Daichi nos miró, nos entregó las aplicaciones y solo nos dijo una cosa.Y ambos sabíamos que cuanda acabara teníamos que salir de allí lo más rápido posible.

-De aquí a tres días vais a jugar un partido 3 contra 3 con los otros dos nuevos. Vosotros iréis con Tanaka y yo con ellos.- Nos miró y nos tendió las hojas.- Si perdéis, os quedáis fuera.

           Asentimos y nos fuimos. En cuanto atravesamos esa puerta... Aprenté los puños muchísimo:

-¡TARUGO, MIRA QUE HAS HECHO! DEBERÍA DARTE UNA PALIZA. QUE LO SEPAS QUE NO PIENSO PERDER.
-¿Y tú crees que yo si quiero perder?

          No le dije nada más y me fui del pavellón y del instituto.
          Le odiaba. No pensaba quedarme fuera. Si me quedaba fuera... Si me quedaba fuera por su culpa, se iba a arrepentir.

And His Smile Is So Fucking Cute |Hinata y Kageyama|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora