HINATA 11

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Fuimos pasando partido por partido, sin dejar de tener en mente nuestro objetivo. La final era lo único que me importaba, quería que viera que sin él podíamos llegar lejos.
Habíamos jugado contra equipos sin mucho nivel y de los cuales sus nombres no me acordaba, el siguiente partido que nos podría llevar a cuartos de final era el Aoba Johsai B. Por lo que nos había explicado Daichi, se habían dividido en dos equipos, los novatos y el equipo titular. Eso les servía para escoger los nuevos jugadores para el año siguiente, y en algunos casos, para este. Lo que era extraño es que a pesar de que fueran los nuevos, habían llegado muy lejos, aunque había rumores que estaba Oikawa jugando con ellos, algo un tanto extraño.

Durante la hora de comer, no se separó de sus compañeros. Tenía la necesidad de buscarlo, sin saber que estaría, yo sabía que Kageyama no estaba en el torneo. Ahora mismo debía estar sentado al lado de su abuela y descansado, como me había dicho su madre. Y entonces, lo vi.
Allí estaba él, a su alrededor gente de otros equipos, parecía tan bien integrado, tan feliz a pesar de que no estuviera con su verdadero equipo. Y allí estaba, ese apuesto chico, enseñando su mejor sonrisa que tantas veces había visto. Me dirigí a hablar con el colocador cuando unas manos me cogieron el brazo.
— ¿Donde te crees que vas?- Me giré y vi a Asahi hablándome. Me hice pequeño, nunca había pensado que sería Asahi quien me mandaría así, esa actitud es más propia de Daichi.
— Yo... necesito respuestas y debo...
— Hinata...- La voz de Suga sonó algo triste de fondo.- Confía en él, no porque vayas a preguntarle a Oikawa vas a tener las respuestas que buscas. Él no está aquí. Concéntrate en el torneo, en el partido de esta tarde. No comas mucho, para que luego no te duela la barriga.- Sonrió y dejó la conversación por finalizada. Y supe que seguir insistiendo era inútil.

No había comido mucho, no porque me lo hubiese dicho Suga, sino porque se me había cerrado el estómago. No entendía que hacía el colocador y capitán del Aoba con el equipo de novatos, no podía ser que que un novato estuviese en el equipo de titulares, a menos que fuera tan bueno como él o incluso mejor. Eso me recordó a Kageyama y la promesa que le había hecho, íbamos a ganarlo, los dos. Juntos íbamos a sacar al Gran Rey de su trono. Le echaba de menos, nada estaba siendo como yo esperaba, no podía seguir adelante sin él.
El partido dio comienzo y, efectivamente, Oikawa se encontraba al otro lado de la red, suspiré. Iba a ser un partido largo.
Empecé en la red, tenía todas las rotaciones delante y coincidí con Oikawa. Nos mirábamos a pesar de que había hilos que nos separaban.

— ¿Que te pasa pelirrojillo?- tragué la saliva que tenía en la boca.- Ya veo que no lo tenéis al Rey Solitario. Aunque ya lo sabía, me lo dijo antes de irse.- ¿Como podía saberlo? ¿Por que Kageyama se hablaba con él? Era nuestro gran enemigo. Miré hacia otro lado, no quería tener nada que ver con él- Por cierto, no te enfades. Es normal que me avise, y más si tenemos entrenos privados. No me iba hacer venir hasta el Karasuno para nada.- Se relamió los labios y guiñó un ojo.- Suerte en el partido.

Estaba enfadado, pero no sabía con quien debía estar más enfadado. Me sentía traicionado por Kageyama, todo lo que habíamos mejorado juntos pensaba que se debía a que había una conexión entre los dos. No había pensado que podría llegar a pedir ayuda a Oikawa después de todo lo que le había hecho. Lo había intentado comprar a través de entrenos privados y camisetas de la equipación del Aoba Johsai. Yo sabía que él no era tan fácil de comprar. O eso esperaba.
— Ah y por último, muy bonitos los mensajes que le mandas. Cualquiera diría que estás ENAMORADO.- y se giró para concentrarse en el partido, Suga me apretó del hombro y me giré. Todo el equipo estaba mirándome, estaban a mi lado. Solo quería que Oikawa mordiera el polvo.

A medida que el partido avanzaba, estaba seguro que quien iba a morder el polvo no eran ellos, sino que nosotros. Nos lo jugábamos al mejor de tres. Íbamos uno por abajo y este segundo sed también. Estábamos fuera y no me lo podía creer, tenía unas ganas inmensas de llorar. En un momento como ese, Kageyama entraba en la pista y lo arreglaba. Nos volvíamos en la pareja perfecta y nada parecía poder ir mal, pero esta vez sí. Esta vez no iba a haber ningún Kageyama que viniera a ayudarme, no había nadie que, a pesar que me riñera, no iba a venir a decirme que espabilara. Una gota se derramó de mi mejilla, justo en el momento idóneo donde yo iba a estar en el banquillo. Empezaron a caer unas cuantas gotas más. Mis miradas se cruzaron con Nishinoya y me sonrió, como si él llegara a entender por lo que estaba pasando. No tenía ni la más mínima idea. Cuando llegué dentro del rectángulo donde estábamos todos los que no jugábamos, Yamaguchi me apretó del hombro. Me giré y me sonrió. Era esa sonrisa que se pone cuando estás preocupado por alguien y no sabes que decir o si que lo sabes, pero no sabes como decirlo para que no se sienta mal.

- Hinata- me lo miré, por un momento, mis ojos dejaron de sacar gotitas pequeñas de agua y eso me hizo un poco más feliz. Intenté sonreír, pero era una sonrisa triste.- Eso que sientes, tal y como estás ahora, yo sé por lo que estás pasando.- Miré de lado, él bajo la cabeza. No dije nada esperando a que continuara y así lo hizo, pero sin mirarme.- Yo también me he sentido así durante mucho tiempo... esto que sientes... tiene un nombre.- Levantó la cabeza y me miró.- Se llama corazón roto.

Y escuché como el árbitro silbó para anunciar que había acabado el partido y habíamos perdido el partido. Y esta vez, las lágrimas salieron sin parar, tenían vía libre por mis mejillas.

Fuimos a saludar, la cara pícara de Oikawa parecía relajada. Si que era verdad que había estado algo tenso durante todo el partido y había ido a jugar sucio. Eso lo habíamos visto todos, por algún motivo quería acabar rápido el partido y no sabía como. Estábamos fuera del torneo, pero eso era lo que menos me importaba. Me fui fuera del pabellón en busca de aire fresco.

Allí me encontré con alguien que no esperaba para nada. Si que nos habían comentado que el director del Aoba Johsai estaría dando vueltas por los pabellones para dar acto de presencia, no porque realmente le interesara el torneo o el resto de equipos. Pero allí estaba, un hombre alto y vestido con un traje caro, para nada se parecía al de mi instituto. No llevaba peluca, sino tenía una gran mata de pelo que lucía de color negro y bien peinada. Estaba hablando con un hombre, también muy alto y con buena planta, ambos se veía que tenían mucho dinero. El segundo señor, tenía el pelo negro azabache y sus ojos también eran muy oscuros, era alto y delgado. Parecía un hombre que llevaba toda la vida haciendo deporte y a pesar del paso de los años, no lo había dejado. Al cabo de poco, se les añadió un chico que era mucho más jóvenes que ellos, de hecho podría pasar por uno de sus hijos. También era alto, atlético y delgado con unos grandes hombros y espalda, como si hubiese hecho natación. Sacó un paquete pequeño de su bolsillo y se lo tendió a los dos mayores. Y los tres encendieron un cigarro. Pasaron un tiempo hablando y yo, desde lejos no podía escuchar que decían, pero parecía una conversación importante. No sabía cuanto tiempo había pasado allí, tan solo observando cuando me di cuenta que mucho rato porque apareció el colocador del Aoba con el pelo mojado y recién duchado. Se acercó a ellos y estuvo conversando un rato. Toda aquella escena era algo rara porque en aquel chico y el hombre a su lado me hacía sentir algo familiar, pero hasta que no vi llegar una mujer de una estatura parecida a la mía, el pelo negro fino y largo. En ese momento todo cuadró, ella... aquella señora era la madre de Kageyama. Por la forma que cogió del brazo al otro desconocido parecía ser su marido y el tercero debía ser su hermano. Si estaba allí la familia de Kageyama A lo mejor habían venido para hacer una charla en el torneo. Aunque la madre de Tobio tenía que estar con él en Tokyo, a lo mejor ya había vuelto y estaba descansando.

Suspiré y empecé a hacer la locura más grande que se me ocurrió. Me acerqué hacia ellos, con los ojos rojos e hinchados por haber estado llorando. El aire me había secado el sudor, pero sabía que tampoco debía hacer muy bien olor. El primero en verme fue el hermano de Kageyama, su cara se veía igual que la de Tobio. Tampoco supe leer que decía, pero al quedarse mirándome tanto rato, todos se voltearon para mirarme y sus caras reflejaban sorpresa. Oikawa hizo una pequeña reverencia y se acercó a mí y me arrastró fuera de esa escena.

- ¿Se puede saber qué haces?- Oikawa me empujó detrás de una esquina del pabellón fuera del alcance de los cuatro adultos. Se me cayó una lágrima y empecé a hacer pucheros sin querer.
— No me pegues por favor Oikawa.- Y me salió un sollozo de mi boca.
— ¿Pero que dices cabeza zanahoria?- Mi corazón hizo un salto y empezó a latir más fuerte. Él solía llamarme así. Soltó una carcajada.- Claro que no te voy a pegar, no soy de esos y tampoco tengo motivos. Sé que querías hablar conmigo, así que... dime.
— ¿Él es feliz?- Intentó parecer sorprendido, pero no lo estaba. Yo sabía que iba a sacar el tema de Tobio.- Kageyama... ¿Es feliz en el Aoba Johsai?- Oikawa suspiró y me contestó.
— No lo sé ¿Cuantas veces lo has visto sonreír? Pues piensa en esas veces y multiplícalas por el número que quieras.- Mis ojos volvieron a cristalizarse, me había mentido y estaba aquí. Me cogió del hombro.- Mira pequeño, sonreír no significa estar feliz. Cuando lo veas, se lo preguntas.- Abrí la boca para decir algo.- Él no está aquí. No lo busques. Si el destino lo quiere, os volveréis a encontrar lo más temprano posible, pero no sé si a gusto del consumidor. Creo que te buscan.- Levanté la cabeza y vi a Yamaguchi buscándome. Cuando me volví a girar, Oikawa no estaba a mi lado. Suspiré y me acerqué al chico de mi equipo, sonriendo de forma triste.

Hola!
Solo vengo a deciros que si todo va bien, el 22/01 hay película del Nekoma y el 25/01 empieza la serie :).

And His Smile Is So Fucking Cute |Hinata y Kageyama|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora