KAGEYAMA 9

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Para cuando me levanté, ya era tarde. No iba a llegar a la hora, era imposible. Había cogido la costumbre de ir temprano a clase porque sabía que él siempre llegaba 7 minutos después que yo. Así pues, tenía que levantarme antes para no encontrármelo, aunque ahora pensándolo mejor tampoco estaría tan mal. El móvil hacía una lucecita, tenía un mensaje. Eso me recordó el papel penoso que hice ayer por la noche, diciéndole a Hinata todas esas cosas que solo de pensarlo me roburizaba.

La puerta de mi habitación se abrió y apareció mi hermano, estaba sonriendo. Hoy se iba otra vez a Tokyo y a saber cuando volvería a verle, técnicamente dentro de unos días en el torneo del Aoba Josai, pero sabía que no iba a venir. Los había usado como excusa para justificar la participación en el torneo. Mi hermano se me quedó mirando un rato en silencio.
— Espero que ese colorido que tienes en la cara y el móvil así cogido sea por una buena causa ¿Qué estás mirando? ¿Son fotos o mensajes? - me estaba poniendo nervioso e intenté esconderme entre los cojines.- Aaaah, es por una chica, déjamela ver.- Le tiré el cojín a la cara para que me dejara en paz. Si que era verdad que me había puesto rojo al ver quien me había mandado un mensaje, era una foto. Sus ojos grandes, esa sonrisa brillante se veían mejor entre su cabello alborotado y rubio. Torako me había mandado una foto de ella recién levantada.- Vas a llegar tarde y me da tiempo. Vístete y te llevo a clase.

Contra mi voluntad, me encontraba ya vestido y con la mochila preparada en el coche de mi hermano. Ir en coche haría que llegara bien a clase, no tan pronto como solía ir, pero tampoco tan tarde como para encontrármelo.
— Ya sé que no eres mucho de hablar, pero tenemos que hacerlo.- Miré por la ventana y apoyé mi cabeza en la mano al lado de la maneta del coche. Suspiré.- Tenemos que hablar sobre lo que pasó anoche.
— No te preocupes, no les voy a decir que fumas.- Le respondí sin siquiera mirarlo, el paisaje era feo. Todo eran muros de las casas, apenas había árboles o parques. Escuché una carcajada.
— ¿De eso crees que te quería hablar? Tobio, eres el único que no lo sabías y tampoco te tenías que enterar.- Esta vez si que lo miré, no sabía si estar sorprendido, defraudado o enfadado. Abrí la boca para decirle algo, aunque no sabía qué era lo que realmente quería decirle, pero se me adelantó.- Hace mucho que empecé, me echaron del equipo de natación, pero como papa construyó la piscina en casa, seguía nadando y tú parecías no darte cuenta.- Es verdad, cuando a mi padre le dieron el ascenso nos cambiamos de casa. La construyeron por y para nosotros, hecha a medida. No pidió una casa muy grande, solo que tuviera una piscina lo suficientemente grande como para que mi hermano practicara la natación y también tuviese una pequeña cúpula para que entrenara durante el invierno.
Así pues, toda mi familia iba rodeada de agua. Menos yo, que escogí otro deporte para llegar la contraría y porque una vez vi un vídeo del pequeño gigante y me "enamoré" de eso, de ese deporte.
— ¿Y de que querías hablar?- Me miró unos segundos para luego mirar enfrente para estar atento al volante, pero yo aparté la mirada antes porque sabía lo que me iba a preguntar.
— Ayer me preguntaste como podías saber si estás enamorado, como podías saber si la otra persona sentía lo mismo por ti, si tu amor era correspondido.- Sonaba serio, como si aquel tema fuera importante para él.

-- Haru.- Hizo un ruido para que continuara, que me estaba escuchando. Hice un suspiro largo, no sabía como enfocar el tema.- Tú... ¿alguna vez te has enamorado?- Un silencio incómodo reinó en el coche, no tendría que haber preguntado. Mi hermano para estas cosas era muy reservado, en general en mi familia no hablábamos de como nos sentíamos, cada uno iba por su cuenta y solos nos veíamos a las horas de la comida.- Olvídalo, no he dicho nada. No sé ni por que he preguntado, a mi tampoco me gusta hablar de estas cosas. No tendría que haber...

-- Sí.- Me lo miré. Sonrió, pero era una sonrisa triste. Le había transportado a un momento de su vida que parecía haber tenido escondido durante mucho tiempo y ahora recordaba con melancolía.- Sí, y fue correspondido o eso creo. Nunca me atreví a decir nada, ninguno de los dos. Ahora está en USA estudiando y yo en Tokyo. Debe haber construido una vida allí, la cual no va dejar por mí.- Su mirada pareció nublarse de pequeñas gotas de agua, giró la cabeza lo suficiente como para que no lo viera, pero tampoco para apartar la vista de la carretera. Abrí la boca para pedirle cambiar de tema, pero él parecía decidido a hablar.- El nombre es irrelevante, pero era del club de natación, de cuando éramos pequeños. Bueno, Tobio, yo me arrepiento no haberle dicho nada en su momento, aunque no sepas si es correspondido. Hazlo, dile algo o al menos una directa ¿cómo se llama ella?

- El nombre es irrelevante, pero tú crees que es posible que te gusten dos personas a la vez, o sea Haru tengo miedo porque creo que yo le gusto, pero yo no estoy seguro. No quiere hacerle daño, si le hago daño a lo mejor el campeonato a Tokyo está en peligro.- Miré por la ventana, acabábamos de pasar el cruce que nos separaba a mí y a Hinata desde el instituto a casa, suspiré.

-- ¿Cómo la conociste?- El tono de mi hermano parecía más bien burlón y preguntaba por el simple cotilleo y no porque realmente le importara.

-- En volley- Suspiré, decírselo a lo mejor complicaba las cosas, le estaba dando poder sobre mí a mi hermano, espero que eso no me portara ningún problema.- Se llama... Torako Kageyama, es la chica que me da clases de repaso para los exámenes.

-Aaaah, ya sé quien es.- Me quedé sorprendido a ese comentario.- Mamá me comentó algo y no como tú, tengo redes sociales y encontré su Instagram. Había colgado alguna foto tuya.- Abrí los ojos como platos, a lo mejor alguien de mi clase lo había visto. Entré en pánico.- No te preocupes, nadie de tú instituto la sigue, es una cuenta privada, pero a mi me aceptó.- añadió una risa burlona.

-¿Sabes qué? Me bajo del coche.- Me desabroche el cinturón, no quedaban ni 5 minutos en coche hasta el instituto, y unos diez andando. Estuve a punto de abrir la puerta del coche en marcha hasta que vi una mata despeinada de color naranja yendo al lado de es chica rubia tan pesada. Suspiré. Miré por la ventana y cuando pasamos por su lado nos miramos, fueron 5 segundos de contacto visual que me hicieron volver a atarme el cinturón y sacar mi mano de la manecilla de la puerta.- Mejor no me bajo.

--¿Qué acaba de pasar?- Mi hermano me miró un momento y volvió a girar la cabeza hacia el callejón que nos llevaba a mi colegio.

--Nada, tú no pares hasta llegar a la puerta.- Mi hermano asintió y no volvió a decir nada más en el último tramo que quedaba.

Cuando llegamos, nos despedimos. Extrañamente nos abrazamos y mi hermano me prometió vernos en dos semanas en el torneo del Aoba Josai. Asentí y me fui para dentro.

And His Smile Is So Fucking Cute |Hinata y Kageyama|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora