OIKAWA 1

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Kageyama parecía haberse relacionado bien con la gente del Aoba Johsai. Se había integrado bien, incluso parecía tener amigos. No lo había visto algo nostálgico por no estar en el Karasuno y eso me alegraba. Parecía contento, incluso feliz. Su rendimiento escolar era bueno y todavía más en los entrenos, no parecía para nada al Rey Solitario como siempre se le había llamado. El director me citó el jueves antes del torneo para darme las gracias por haberlo traído al instituto. Podía felicitarlo porque lo estaba haciendo bien y tenía una plaza allí entre nosotros. Decidí no decirle nada por miedo a que se confiara, a parte que saber que entraba, le produciría muchas dudas. Al fin y al cabo, iba a dejar a mucha gente atrás, gente que lo había cambiado y lo habían hecho ser mejor jugador.

Cuando me subía al escenario, me acordé de lo feliz que se le veía y por unos instantes sentí que era como el hermano que no tenía y que debía proteger. Tobio despertaba algo en mí que no sabría decir que era, tenía la sensación de que debía protegerlo, incluso de su actual capitán, aunque no por mucho tiempo. El Aoba le estaba dando todo lo que el Karasuno no podía. Tenía amigos, parecía que los estudios le iban bien y el volley aún más.
Un par de días antes del torneo recibí estos mensajes que también me ponían tenso y que recordé mientras subía por las escaleras.

DAICHI: Oikawa, ¿está con vosotros?
OIKAWA: no sé de quien me hablas
DAICHI: Sé que ha estado entrenando contigo y has intentado comprarlo regalándole camisetas y a saber que más. No nos va a dejar y menos teniendo a Hinata
OIKAWA: No voy a mentirte, si que he estado entrenando con él. Dejaros o no... eso no se puede comprar. Hasta que Kageyama no pruebe que es estar en nuestro equipo, no va a poder decidir.
DAICHI: Espero que no le hagáis hecho nada.
OIKAWA: ¿Qué quieres que le hagamos? Kageyama es un chico listo, no hace falta que lo protejas.
DAICHI: yo cuido de mis jugadores.
OIKAWA: ya veremos si sigue siendo TUYO.
DAICHI: ya nos veremos las caras en el torneo. He visto que tenéis dos equipos los del Aoba, ¿Uno de novatos y otro de titulares?
OIKAWA: Al final si que váis eeeh. Una pena que Kageyama se pierda el torneo con el Karasuno porque está en Tokyo.
DAICHI: pabellón 2.
OIKAWA: entonces mañana nos veremos las caras. Espero que seas capaz de ganar al equipo de novatos.

Dejé el móvil ignorando el último mensaje que me había mandado. Claramente, teníamos un problema... No me podía permitir por encima de nadie, que Kageyama los viera, eso podría poner en peligro el futuro del Aoba y el suyo. No había movido mar y cielo para que esto no sirviera para nada. Todo lo que había hecho... le había suplicado al director para que le diera una oportunidad, todos sabían que perfil era Tobio, aún así le prometí que había cambiado y se lo merecía. Había chantajeado a los profesores del Karasuno para que le aprobaran los exámenes. A todos les llegó una suma de dinero, algo alta, a su cuenta bancaria después de saber que las notas del excolocador del Karasuno fueran por encima del 6. Lo que sentía por ese chico... nunca lo había sentido por nadie. Él iba a ser mi sucesor y no me podía permitir ningún fallo. Yo confiaba en él, es por eso que pedí ayuda a Iwaizumi. Cuando le miraba, cuando miraba a Iwa se me rompía el corazón, en el fondo entendía al pequeño. Yo sabía que era encontrar a tu alma gemela en tu equipo, no sabía como podía ser capaz de abandonarlo, yo no podría. Supongo que por eso era el Rey Solitario, porque era capaz de dejarlo todo atrás para cumplir su sueño. Era un chico muy ambicioso y eso era necesario en un equipo, eso era necesario para un capitán. Nadie sabía lo que le podía traer este nuevo equipo a Kageyama, pero parecía hacerle bien.

El viernes, cuando estaba delante de toda esa gente, tenía a mis compañeros al lado del escenario hablando con distinta gente. Busqué a Kageyama que estaba hablando con sus nuevos amigos, se sentía feliz, estaba feliz en el Aoba Johsai y no parecía haberle dado importancia al Karasuno. Ahora ellos estaban allí, no podía dejar que lo vieran. Si Kageyama veía al cabeza zanahoria... todo se iría a la mierda y no nos lo podíamos permitir, había invertido mucho en este proyecto. Y justo, encima del escenario lo vi, allí estaba mi peor enemigo y el de Kageyama. Sabía que ese chico le traía problemas al mío, Tobio tenía una lucha interna para aclarar lo que estaba pasando por su cabeza, ese chico le traía loco. Una mata de pelo naranja sobresalía entre la multitud, y a pesar de que no le podía ver los ojos, nuestras miradas se encontraron. Parecía ir en busca de respuestas que claramente yo podía responder. Por lo que había visto en los entrenos y los partidos, era una persona cabezota y persistente, eso haría que no se rindiera fácilmente.
Me alegraba saber que les había quitado a todos el móvil para hacer equipo y que nadie se distrajera. Estaba seguro que el suyo estaba a rebozar de mensajes de Hinata, le debría haber mandado uno por día mínimo. Me gustaba su empeño, aunque no iba a ser suficiente.
Estaba algo tenso en el escenario, pero al poco tiempo de hablar, vi como la mata naranja se movía entre la multitud arrastrada por alguien y desaparecía detrás de unos matorrales. Suspiré aliviado.

La fiesta seguía en el hostal, pero ya era hora de regresar a casa. Me encargué de acompañar a Kageyama hasta la residencia, la cual tampoco estaba tan lejos del sitio donde habíamos celebrado el primer día de torneo. Caminábamos en silencio, no era un silencio incómodo, solo era un silencio sin más. Hasta que fue él quien lo rompió.
— Gracias Oikawa...- Me giré para mirarlo y me mandó a callar con la mano.- Me has dado una gran oportunidad y espero haberla aprovechado al máximo. Al fin y al cabo, no se puede entrenar y estudiar en el Aoba Johsai por la cara.- Se rió, era una carcajada limpia, pura y bonita. Creo que era de las pocas veces que Kageyama actuaba así, tal y como era. A pesar de todas las veces que lo había juzgado, él estaba allí abriéndome su corazón.- Nunca había tenido amigos, ni nadie me había tratado así de bien. Noté que nadie me conocía, podía empezar de cero y eso es un factor importante. A parte está mi padre, que también es mi sueño entrar en el instituto, pero él debe estar muy...
— Lo sabes, ¿verdad?- Asintió.- ¿Cuanto hace que sabes que puedes quedarte aquí?- Se encogió de hombres, podía ser que después de que me fuera del despacho del director se lo dijera.- ¿Y que vas a hacer?
— No lo sé, de momento voy a jugar el torneo con el Aoba y si ganamos me quedo, sino me vuelvo. - Sonreí, tenía una sonrisa pícara ¿Me estaba retando? Que no se preocupara que iba a hacer lo que hiciera falta para que se quedara.
— ¿Que te impide irte?- Sabía la respuesta, pero quería escuchar como decía su nombre.
— No lo sé, el Karasuno tiene algo que el Aoba no tiene. No es el mejor equipo técnica ni tácticamente hablando, pero si que son buenas personas, me han acogido a pesar de todos los rumores y también, pues...
— Está él.- Su cara se convirtió en un gran interrogante, no me podía creer que no supiera de lo que le estaba hablando.- ¿Qué ibas a decir?
— Pues que está más cerca de casa, y el colchón de la residencia no es muy cómodo.- Me reí un buen rato de su respuesta y a él se le escapó una mueca de felicidad. Si era por eso y no por el pelirojillo...
— Si te quedas, voy a buscar el mejor colchón para ti. Pero eres un exagerado, no está tan lejos. Yo venía andando.
Ambos nos reímos y seguimos andando hasta la residencia. Lo dejé abriendo la puerta y me fui. Escuché mi nombre y me giré. Kageyama vino hacia mí corriendo y me abrazó. Susurró un pequeño: <<gracias>> y luego un <<no te acostumbres a esto>> que me hizo sonreír y por inercia le puse la mano en la cabeza y se la acaricié. Estuvimos pocos segundos así, pero durante este tiempo sentí lo que era tener un hermano y lo bien que sentía. Ahora si que se metió dentro del edificio y yo volví hacia mi casa.

Tumbado en la cama, cogí mi móvil y mande unos mensajes:
OIKAWA: No lo podemos perder, haz lo que sea estos días para llegar al Aoba a la final, yo haré lo que pueda para que el Karasuno pierda.
IWA: ¿Está el Karasuno?
OIKAWA: ¿No lees?
IWA: ¿Por que estás enfadado? ¿No lo quieres perder? Es eso, tienes miedo.
OIKAWA: tú cállate y hazme ese favor, manda un mensaje motivador a tus compañeros para que ganen.
IWA: ¿en el grupo que está tu hijito o en el otro?
OIKAWA: me da igual, tengo su móvil o sea que no lo va a ver y no es mo hijito 😾
IWA: le has requisado el móvil, eso lo hacen los padres y los profes.
OIKAWA: hazme ese favor anda.
IWA: no te preocupes.

De mi mochila salió una luz. Era el móvil de Kageyama. No tenía que abrirlo, ni leer lo que ponía, pero me mataba la curiosidad. Insipiré y cuando expiré, me levanté de la cama y lo cogí. Era el cabeza zanahoria. Entré en la aplicación y tenía 20 mensajes de él. Los leí por encima y todos eran preguntándole como estaba su abuela, me reí por lo tonto que era. El último si que me puso la piel de gallina.
HINATA: Hola Kageyama, ya me he dado por vencido (un 70%), pero aún me quedo un 30%. Quería decirte que vamos a ir a un torneo del Aoba Johsai, se que te gustaría estar aquí y reventarle la cara a ese colocador creido, pero parece que no puede ser. Me gustaría que estuvieras aquí, aunque fuera en el otro lado de la red. Tengo ganas de verte, no en el sentido que estás pensando, solo que echo de menos ver como haces tus pases y tus saques. No quiero que me mientas, lo odio, pero ojalá estés aquí.

Y no pude hacer otra cosa que responder y borrar esos 21 mensajes, Tobio no podía saber nada.

And His Smile Is So Fucking Cute |Hinata y Kageyama|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora