- Al menos...- Desde mis adentros salió un hilo de voz que pensé que apenas se había escuchado, pero no resulto ser así. Kageyama me miró, parecía estar sorprendido de que yo le hablara. Aparté la mirada.-Podemos volver juntos a casa.- De reojo vi como negaba con la cabeza. La camiseta negra se le había enganchado al cuerpo y los pantalones se veían demasiado ceñidos en su cuerpo, aparentemente, musculado. Suspiré, noté que me estaba poniendo colorado. En cuanto abrió la boca para responder, le miré. No me podía creer verlo otra vez delante de mi. No creía que pudiera llegar a ser tan atractivo y no me hubiese dado cuenta hasta ahora. "No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes", pues eso mismo me había pasado.
— Sigo viviendo en la residencia.- Se rascó la cabeza porque parecía estar incomodo. Esas palabras sonaron como un jarro de agua fría. Podía entrar con nosotros, pero seguía anclado al Aoba Johsai de una forma u otra- Mis padres no saben nada de esto.- "Esto" me rompió aún más el corazón, seguíamos sin ser nadie importante. La conversación se dio por terminada y cada uno seguió a lo suyo. Ese día iba realmente lento.
Guardé mis rodilleras en la bolsa y vi como Kageyama estaba parado mirándome. Hacía tiempo que lo había guardado todo, pero me estaba esperando.
— Oye, lo de antes. Lo de volver a casa juntos... yo... bueno...- No entendía por que estaba nervioso, pero algo también se removió dentro de mi. No vivía con sus padres, estaba claro que no iría hasta al cruce para ir juntos. No haría eso por mi, no haría nada por mi... aunque... iba a dejar el Aoba por mi. Quizás si que sería posible.- Los viernes si que vuelvo a casa.Empecé a ponerme rojo de los nervios y por la felicidad, después de tanto tiempo volvería todo a la normalidad. Nosotros dos volviendo a casa juntos. Entrenando juntos y en un futuro no tan lejano, yendo a la misma clase. Sin Yachi o Torako por en medio. Levanté la cabeza y lo vi acercarse. Lo hacía lento, pero aún así me impactaba. Cada paso que hacía parecía mucho más seguro de si mismo. Cerré los ojos, no sabía que iba a pasar. Mi mente iba por un lado, mi corazón por otro y no sabía cual de las dos era mejor opción. Ambas a lo mejor acababan mal. Y justo, cuando estaba lo suficientemente cerca como para levantarme y tocarlo. Lo llamaron desde fuera, se separó. Cogió la mochila y se fue. No me miró, pero yo fui detrás de él.
De entre todos los de mi equipo apareció Oikawa. No entendía que hacía allí ¿Por que tenía que venir? Ni que le fuera a hacer clases particulares a Kageyama otra vez. Suspiré y aparté la mirada. Todo me daba vueltas, cada vez que parecía que estábamos cerca, volvía algo a separarnos. Parecía que nunca podíamos ser feliz, aunque no estuviéramos juntos. Cuando volví mi vista al frente vi que ya no estaba. Se había ido con Oikawa de la mano. Todo el mundo me miraba como siempre. Seguía sin entender por que tenían que hacerlo. Yo mismo sabía que Kageyama era mi debilidad en muchos sentidos y que me miraran así... solo hacía que me afectara más. Todos se sentían mal por mi y yo aún más, pero también me preocupaba por Kageyama porque yo tenía gente a mi alrededor y él... yo pensaba que no tenía a nadie, pero resulta que si. Oikawa parecía estar allí cuando él lo necesitaba y mi corazoncito se iba rompiendo un poquito más. Salí por la puerta del pabellón arrastrando los pies y mirando al suelo, escuché como Suga me llamaba, pero no le hice caso. No necesitaba más comentarios por compasión. Suspiré. Y entonces supe que el día no podía ir a peor, tras escuchar esa voz tan fina.
— Hinata...- Seguí andando.- Por favor... Tenemos que hablar.- Me paré, escucharla sería un grave error y seguí andando. Escuché sus pasos corriendo por la arena.- Por favor Shoyo... yo te quiero mucho.
— Yachi, si me quieres... me dejarás ir.- Por fin la miré. Con la cabeza le señalé que me siguiera. Fuimos camino a casa.- No sé si lo que me dijiste el sábado era verdad. Tienes que entender que para mí es difícil rechazarte porque al fin y al cabo eres mi mejor amiga. Has estado siempre a mi lado y no te lo podré agradecer nunca. Eres de lo mejor que me ha pasado.La miré. Estaba llorando, la acaricié la mejilla. Con la otra mano, le sequé las lágrimas. No me imaginaba una vida sin Yachi, pero tampoco una sin Kageyama. Me acordé de lo que Tobio había hecho a mí. Le cogí por los hombros y me la acerqué al cuerpo. La abracé fuerte y le di un beso en la frente. Me sorprendí al notar su abrazo de vuelta. Un peso que llevaba encima se esfumó después de que aceptara mi abrazo. A lo mejor eso era lo que Kageyama hubiese querido, sentir un poco de calor humano que le devolviera los sentimientos. Ojalá poder volver atrás para abrazarlo ese día.
— Dame un beso, uno de verdad.- Me estremecí. No me esperaba eso, ese susurro me recorrió entero. ¿Qué debía hacer? La última vez que tuve que elegir, escogí mal. Esta vez tenía la oportunidad de hacer las cosas bien. La aparté de mi y le sonreí. No debía besarla, no era lo correcto. Le acaricié la mejilla, suspiré hondo y sonreí.
Sus labios no sabían a lo que esperaba. Tenían ese toque a vainilla por el gloss que se ponía cada día y que alguna vez me había dejado. Era un beso suave y fino, vacío de sentimientos por mi parte, en cambio por la otra mitad no. Noté a Yachi debajo mío removerse y poniéndose nerviosa, tenía que parar aquello antes de que fuera tarde. Al querer separarme, ella puso sus brazos en mi cuello y me acarició suavemente y por un momento me sentí bien. Mis manos fueron hacia su cintura. Solté un suspiro que sonó a Kageyama.
Ella me miró con las mejillas rojas, había sido tan suave lo que había dicho que ella no lo había escuchado o eso esperaba. Le volví a acariciar la mejilla, le sonreí y mi cabeza se fue a cuando había abrazado a Kageyama. Me quedé allí, la rubia me dijo cosas que ya no escuchaba. Solo sentía su tacto en todo mi cuerpo. Mi cabeza todavía sentía el subir y bajar de su pecho y escuchaba sus latidos. Los brazos alrededor mío. Mis manos apretando su chaqueta y su olor entrando por mi nariz, ese olor tan familiar, ese olor de Tobio. Volví a la tierra cuando sentí un beso en la mejilla de Yachi. Me dijo adiós con la mano e hice lo mismo.
No estaba con Tobio, pero por algo me sentía mal. Era como si lo hubiese traicionado y en ningún momento había pensado en aquello. Cerré los ojos. Me había equivocado.Noté una mano en mi hombro, me asusté. Primero era solo un contacto y luego fue apretando un poco más hasta que me retorcí de dolor. Me solté y la persona que me había apretado se puso delante mío. Me sonrió y un escalofrío me recorrió.
— Shoyo Hinata, la has cagado besando a esa chica. No quiero saber como le va a sentar eso a Kageyama.
— ¿Se lo vas a decir a Tobio?
— Haré lo que crea que sea necesario para él. A lo mejor tienes suerte y no le digo nada hoy.Como odiaba a Oikawa.
perdón por estar tan out, pero es que he empezado la universidad y tengo un montón de trabajos, pero acabo la semana que viene!!
pd: estáis viendo haikyuu?? 😻
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And His Smile Is So Fucking Cute |Hinata y Kageyama|
Fiksi PenggemarVoley, su pasión. Su pasión, su competitividad. Su competitividad, su unión. Su unión, su fuerza. Su fuerza, su triunfo.